Diario de Valladolid

Ni con cinco

La defensa pucelana fue un desastre al empeñarse en jugar en línea y facilitar los pases al hueco del Espanyol / La endeblez de la retaguardia es cada partido más preocupante

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A. A. VALLADOLID
Valladolid

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Uno de los mantras que suelen repetir los entrenadores es que no por poner muchos delanteros se ataca mejor, y no por poner muchos defensas se defiende mejor.

Tienen toda la razón. El partido del Real Valladolid en Cornellá fue una muestra. En España se han puesto de moda las defensas de cinco gracias a Machín, pero ese concepto de cinco es muy elástico.

Pueden ser tres centrales con dos laterales largos, casi en línea con la medular, en un 3-4-3 o un 3-5-2, con sus variantes, un 3-3-3-1 muy visto en Europa... o los cinco zagueros atornillados a la defensa.

En cualquiera de los casos, las líneas con que se establece la formación de los equipos son una posición defensiva de partida, no algo estático. El fútbol no es el futbolín y los jugadores cuentan con la capacidad de moverse individualmente, además de en línea.

Ésta es la razón por la que da lo mismo defender con cuatro, cinco, diez o quince, si dejase el reglamento, si todos los componentes de la zaga están en línea. Un simple pase en profundidad rompe todo el entramado de protección.

Si para algo sirve la defensa de cinco es para contar con un cinturón de seguridad. Los tres centrales nunca deben estar en línea, y siempre debe haber uno haciendo la cobertura a otro que marca. El primero espera, el segundo intenta anticiparse, sabedor de que cuenta con un compañero detrás.Para eso se sacrifica un puesto de ataque o en la medular.

Fue justo lo contrario de lo que ocurrió en el primer y madrugador gol. Olivas, Borja y Joaquín están en línea. Borja Iglesias merodea por la zona intermedia entre los dos últimos sin que nadie le entre. Amaga con irse hacia Olivas, rectifica, y entra por el lado de Borja, que reacciona cuando su tocayo le saca dos metros y ejecuta la vaselina del gol.

Una vez tras otra se demostró que, al menos en este partido, la defensa de cinco no funcionaba. Y fue aún peor cuando salió Moyano. Sin marcas evidentes y fuera de sitio, dejó todo los huecos para que el Espanyol entrase como cuchillo en mantequilla. Un simple pase en profundidad servía para generar un situación de gol o al menos de peligro. Se vio en el tercer tanto local, que se comió el jienense con el paseo de Wu Lei por lo que deberían ser sus dominios, después de salir el chino por detrás de él, en una clara muestra de descontrol de los espacios.

Sorprendió que Joaquín fuese el sustituido. No porque el almeriense ejecutase un buen partido, porque tampoco estuvo fino, pero sí mejor que Borja y Moyano. Y en el caso de que Sergio no quisiese quitar a éste por su peso específico o por haber entrado desde el banquillo, pudo retirar a Antoñito y dejar a Joaquín, antes de arriesgar la goleada.

Los laterales tampoco estuvieron bien. Anuar cumplió a secas. Alcaraz fue de lo mejor. Guardiola rivalizó con él hasta el pinchazo del penalti. Se lo fabricó él mismo y dio el pase de gol a Alcaraz. Luego fue muy poco. Como Ünal, responsable además por dejación en la marca del gol de Hermoso. Plano lo intentó sin éxito. De Plaza es mejor pensar que la lesión nada más entrar le impidió hacer algo. Keko tampoco tuvo visibilidad. Como un equipo cada vez más difuminado.

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