Caminar en el alambre
El BM Aula Alimentos de Valladolid lanza una llamada de auxilio al tejido empresarial ante el temor de caerse si varias de sus jugadoras se marchen tentadas por ‘Don dinero’

Miguel Ángel Peñas gesticula desde la banda durante un partido de esta temporada.-M. A. SANTOS
Como un funambulista caminando por el alambre, siempre sin mirar abajo, porque si mira terminará cayendo. Y pasito hacia adelante, otros dos más, uno hacia atrás... Es la eterna canción del BMAula Alimentos de Valladolid, el equipo capaz de reproducir año tras año , y ya van seis (los que lleva en la máxima categoría del balonmano español) el milagro de los panes y los peces. Pero el club presidido por Cayetano Cifuentes es consciente de que se está haciendo equilibrios sin red, estirando el chicle, multiplicando de la nada sus contados recursos, la gran mayoría procedentes de las instituciones (Junta, Ayuntamiento y Diputación), para poder seguir estando en primera línea de fuego luchando con los todopoderosos y grandes acaudalados de la Liga Guerreras Iberdrola.
Pero ¿hasta cuando durará el milagro? ¿Hasta que se cansen románticos como Cayetano Cifuentes o su delfín José Luis Álvarez, presidente y vicepresidente, y padres de las jugadoras Cristina Cifuentes y Teresa Álvarez? ¿Hasta que ‘Don dinero’ el personaje siniestro al que más temen, aporree su puerta para llevarse sus jugadoras? ¿Hasta que su ideólogo y factótum Miguel Ángel Peñas también sea tentado por un ‘grande’ o diga ‘hasta aquí hemos llegado’? El futuro del BMAula Alimentos de Valladolid, que vuelve un año más a codearse con total osadía y sin ningún miedo con los grandes del balonmano femenino español, no es precisamente halagüeño. Varias de sus mejores jugadoras, con galones ya de internacionales, están recibiendo la llamada de la tentación. Los ‘buitres’ saben dónde pescar. Y Qué mejor sitio que hacerlo que en la ‘autopista’ que leva a la fama y en muchos ganas a ser un sustento de la vida. Las Eli Cesáreo, O’Mullony, Lulu Guerra, Bea Puertas, Elena Cuadrado... están en el escaparate.
Y es que las cartas del BMAula, pese a ser uno de los equipo de la zona noble de la clasificación, están marcadas. Prueba de ello es que el salario medio de la plantilla es de apenas 200 euros, cantidad que hay que restar lo correspondiente a Seguridad Social e IRPF. Jugadoras que deben de pagarse la mitad (la otra mitad la paga el club) de lo que cuesta una sesión de recuperación.
El club, pese a la inyección económica que recibe de las instituciones, se ve en la tesitura de ir hacia adelante o dar un paso atrás y conformarse con mantener la categoría. Los sueldos de sus jugadoras van de los 150 euros a los 450 aunque su dedicación es casi absoluta al entrenar o jugar seis de los siete días de la semana.
El BMAula, con seis internacionales en sus filas, dos absolutas, tiene además la obligación de acertar cuando ficha y apuesta por una joven promesa, una fórmula de optar por diamantes por pulir que utilizó en su época Juan Carlos Pastor en el BMValladolid pero que acabó siendo un recurso y un camino a seguir utilizado por el resto de clubes, incluidos los grandes.
El panorama del BMAula es desolador al tener que hacer encaje de bolillos y pensar y repensar cualquier gasto por pequeño que sea. Incluso los directivos, presidente incluido, se pagan de sus bolsillos el alojamiento cuando se desplazan con el equipo.
Después de haber configurado y pulido un grupo con un futuro prometedor la ‘operación renove’ se antoja complicada por no decir imposible y se ha convertido para todos, jugadoras incluidas (por la presión que reciben del exterior), en un auténtico quebradero de cabeza. Ni siquiera las grandes virtudes que posee el club de no deber nada a nadie o el hecho de ser un ’equipo trampolín’ juega esta vez a su favor. Cada año se hace más complicado asegurar el presupuesto. La Federación intenta profesionalizar la Liga Guerreras y eso supone un elevado coste. Y es que no hay que olvidar que si ahora el coste de una jugadora del BMAula en emolumentos es de 200 euros de media, hasta hace muy poco, algo inaudito, ascendía prácticamente a cero.
Luis Ibáñez, uno de los directivos de la nueva hornada, no duda en lanzar el mensaje de socorro hacia el tejido empresarial de la ciudad. «Subsistimos por el apoyo de las tres instituciones. Necesitamos ayuda empresarial porque en cualquier momento el milagro, porque todo esto no deja de ser un verdadero milagro, se puede ir al traste. Todo está cogido con hilos», indica.
Ibáñez, con amplia experiencia en la gestión deportiva tras su paso por la Junta, reclama una mayor atención para un deporte, el balonmano femenino al que considera «abandonado».