Diario de Valladolid

CÓRDOBA-REAL VALLADOLID (CRÓNICA)

Suicidio colectivo

Los blanquivioleta regalan la remontada a un mortecino Córdoba / Gianniotas falló un penalti para el 0-2 y Luismi fue expulsado a continuación / Esperpéntico planteamiento de Luis César

Tángana formada tras la entrada de Luismi, con casqueta, sobre Fernández, que yace tumbado en el césped, siendo sustituido.-PHOTO-DEPORTE

Tángana formada tras la entrada de Luismi, con casqueta, sobre Fernández, que yace tumbado en el césped, siendo sustituido.-PHOTO-DEPORTE

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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Una de las mejores escenas que ofrece la impagable película ‘La vida de Brian’ se desarrolla al final. El protagonista ya está en la cruz y los romanos se aprestan a atar a sus compañeros de martirio. De repente, tras una colina, aparecen los soldados del Frente del Pueblo Judaico, pertrechados con sus inabordables armaduras. La desbandada romana es total.

Cuando los miembros del FPJllegan a los pies de Brian, se presentan ante él como el Escuadrón de Suicidio, abren una trampilla de la armadura a la altura del corazón, extraen la espada de la vaina y se la clavan. Mientras todos caen, a su jefe le da tiempo a decir: «¡Así aprenderán estos romanos!».

No está demostrado que los miembros del escuadrón llevasen debajo de la armadura el uniforme blanquivioleta. Ni que Monty Py- thon quiera rodar la segunda parte del film en Zorrilla. Pero las semejanzas entre el FPJ y el Real Valladolid son innegables. Ambos están perfectamente pertrechados, cuentan con espadas afiladas y siembran el miedo en el enemigo. Pero su enorme, irresoluble problema es su inagotable tendencia al suicido, lo que al final supone protagonizar una comedia en lugar de una película de acción y aventuras.

Córdoba tiene toda la pinta de ser el Waterloo pucelano de esta temporada, como Miranda lo fue de la anterior. Siempre hay un detalle que marca el suicidio, su arma ejecutora. Minuto 59. El Pucela manda 0-1 en el marcador sin haber tirado entre los tres palos, sólo con un gol logrado con el brazo (eso sí, pegado al cuerpo) de Moyano cuando entraba a rematar una falta botada por Ontiveros. Y en ese minuto pegado a la hora de juego puede llegar el 2-0. Gianniotas cae víctima de un penalti tan estúpido, por evitable, como real. Mata está en Valladolid. El griego lo tira. Al centro. Rechaza Kieszek y en la contra siguiente, Luismi sufre una enajenación mental transitoria. Caza por detrás a Fernández, en el medio campo blanquiverde y con compañeros detrás cubriéndole las espaldas. Inexplicable. El gaditano vio la roja. Injusta. Debió ver dos, porque lo suyo fue la recreación de la leona y el ñu del National Geographic. Fernández fue sustituido y corrió el riesgo de sufrir una lesión severa.

Hubo una tángana por esta acción que despertó a la grada y al conjunto local. El Pucela se quedó con diez. A estas alturas, todos sabían que el partido no acabaría así. Porque los de Luis César no sólo tiene la virtud de autodestruirse, como los mensajes de Misión Imposible. También, enlazando con el entorno de Brian, son capaces de resucitar a los muertos.

Y el Córdoba lo era. Dominó en una primera parte en la que no atinó en sus centros, ante un Valladolid incapaz de defender. Sigue con las carencias del primer partido.

Mal colocado y con pésimos movimientos colectivos, fue un desastre total en las basculaciones de lado a lado y en las ayudas entre líneas. Los locales se paseaban por las inmediaciones del área castellana como por los alrededores de la Mezquita. De modo inexplicable, ante un rival casi desahuciado que no sabe ganar en casa, el Real Valladolid se echó atrás.

En cada centro había uno, dos y a veces hasta ¡tres! jugadores blanquiverde desmarcados en el área. Pero el centrador no lo veía. Ante un rival de la parte alta de la tabla, el resultado al descanso podía ser de tres o cuatro goles en contra.

La defensa no era expeditiva, excepto Calero. Los mediocentros se ubicaban más atrás que adelante y el ataque estaba aislado. Mata se las fabrica solo, pero Toni Martínez no. Gianniotas luchaba sin éxito y Hervías jugaba para él. Ontiveros aportaba clase, pero a cuentagotas. El equipo era largo. Mucho. El 0-1 fue la mejor noticia de la primera mitad, aunque el peligro real del Córdoba llegó con dos disparos de Aythami. Un central.

La segunda parte empezó de tanteo, hasta el penalti fallado y la expulsión de Luismi. Luis César contribuyó al suicidio en masa retirando a Ontiveros y Gianniotas, cerebro y rapidez en ataque, para ingresar a Cotán y Plano. El equipo se aculó más y le entró el miedo.

En éstas Guardiola clava a Moyano en su carril, centra y Jovanovic marca de tacón, tras pegar la bola en Antoñito. Y a cuatro minutos del final, la traca. Un nuevo balón puesto desde la zona de Moyano se pasea delante de los centrales. Calero, en su único error, lo deja pasar. Olivas, en su enésimo error, también. Gol de Guardiola. Chris Ramos la tuvo, pero falló. No estaba Mata. La funda para tapar muchas carencias. Ya demasiadas.

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