Carramimbre bipolar

... Y con el número 0.... Nacho.... Martín. El Carramimbre sacó rédito a su ‘fichaje’ estrella. Un fichaje que sin estar al cien por cien tras casi un año en el dique seco por una lesión, con su sola presencia en cancha es sinónimo de garantía, respeto arbitral, cabeza, una buena lectura y confianza, mucha confianza para los que le rodean. Casualidad o no, con Nacho Martín en cancha, sobre todo en los últimos minutos, el Carramimbre sacó adelante un partido extraño ante un Levitec Huesca que le ‘burreó’ (literalmente) durante los dos primeros cuartos y que llegó a disponer de una renta de nada menos que 17 puntos.

El 38-55 en los primeros compases de la segunda mitad no hizo si no dejar claro que sin defensa, se disponga o no se disponga de un as debajo de la manga como es el caso del mencionado Nacho Martín, poco o nada se puede hacer.

No quedaba otra que agachar el culo y defender. Era el único camino porque en los dos primeros cuartos aunque la anarquía de Wade-Chatman en ataque daba puntos (3 de 5 triples) la balanza no solo se contrarrestaba sino que se inclinaba claramente del lado visitante cuando se abrían autopistas hacia el ataque del Huesca. Los 50 puntos encajados al descanso eran el mejor ejemplo. Y ni siquiera la salida a cancha del vitoreado Nacho Martín en el segundo acto casi como último jugador de la rotación de banquillo sirvió para allanar el camino. El balón quemaba y posiblemente mediatizado por su nefasto trabajo atrás impidió buscar al que podía imponer cordura, un Nacho Martín casi invisible que se tuvo que conformar con abrir el campo de bloqueo en bloqueo.

Pero afortunadamente la filípica del descanso sirvió para cambiar el rumbo del encuentro. Con 50 puntos encajados era imposible ganar. Y así lo entendió el equipo que en el tercer acto dejó a su rival taponado en 12 puntos (58-62) abriendo de nuevo de par en par las opciones de remontada.

Con Wade-Chatman muy fino... en ataque, pronto el Carramimbre logró ponerse a tiro (61-62 y 66-67). Solo el elevado estado de ansiedad del equipo impidió que se matara el partido antes ante un adversario totalmente minimizado en buena parte por el error, tremendo error de conceder los galones de director de juego al ex CBC Valladolid Pablo Pérez en vez de a Carlos Marzo. Esto, unido a un arbitraje que se comió varias acciones clamorosas de pasos y a la salida a cancha de la pareja interior formada por Nacho Martín y Hopfgartner, el partido, por fin, cambio de dueño.

Con Nacho Martín en el campo el equipo parece tener otra mentalidad. Y eso que el ex MVP de la Liga Endesa en su última etapa en el desaparecido Blancos de Rueda Valladolid, le falta aún ritmo de competición y un cartel fluorescente para que sus nuevos compañeros de equipo le busquen y le encuentren.

Nacho Martín aportó serenidad y seguridad mientras Hopfgartner, en su mejor versión, dotó de alas al equipo con un mate y dos triples casi seguidos. Huesca siguió en el limbo, atascado para acabar siendo (¿quién lo diría minutos antes?) víctima de una remontada en la que pocos creían (83-75).