Diario de Valladolid

FÚTBOL - REAL VALLADOLID

Rombo mortal

La plantilla blanquivioleta no está a gusto con la forma de juego que propugna Herrera y se trasluce en su paupérrimo rendimiento / Puede haber cambios importantes en Alcorcón

Herrera, en el centro, pensativo durante un entrenamiento de la semana pasada.-MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Herrera, en el centro, pensativo durante un entrenamiento de la semana pasada.-MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Publicado por
Arturo Alvarado
Valladolid

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El rombo es una figura geométrica que cuenta con dos vértices extremadamente puntiagudos. Son metafóricamente los que se están clavando hasta el hueso en un equipo que no cree en ese cuadrilátero como sustento capaz de iluminar todo su potencial.

La fe de la plantilla en la forma de juego que propugna el entrenador parece evaporarse jornada a jornada. Cada partido va a menos, haciendo buena la frase orteguiana (de don José, no del Burrito) sobre que el esfuerzo inútil conduce a la melancolía.

A Paco Herrera el equipo se le está cayendo y los jugadores lo saben. Quieren ayudar, pero la actual formación en 4-4-2 romboidal no es el mejor sustrato para conseguirlo. No funciona y la persistencia en esta forma de juego no sólo ha sido estéril de cara a la mejora a base de la repetición, sino que ha supuesto todo lo contrario: la desaparición competitiva de un equipo asfixiado y en caída libre en las últiomas semanas.

El míster sabe que la plantilla no está a gusto con su forma de juego, pero cree que es la mejor para exprimir sus posibilidades, la que ha usado en casi todos sus destinos. Cree que se acabarán acostumbrando, aunque los hechos dicten lo contrario. Piensa que los experimentos con el 4-3-3 o con el 4-2-3-1 tampoco han mejorado el juego. Aunque no les ha dado la misma oportunidad de consolidarse que al que utiliza. Lo único cierto es que ya ha comenzado el último tercio de Liga y los resultados le niegan la razón.

Los jugadores, expertos muy a menudo en buscas excusas, también cuentan con su responsabilidad en el caos. No son necesarios sistemas ni formaciones para disputar un balón dividido ni para dominar por raza y empuje. Pero el Real Valladolid no cuenta con esta característica. Ni esta temporada, ni en las tres anteriores. En todas presentó equipos técnicos pero sin alma competitiva, que se arrugaron en los finales de temporada por falta de liderazgo y coraje.

Ése es precisamente el gran temor de la actual situación pucelana: la posibilidad de hundimiento, con el descenso a 9 puntos y 39 por disputarse. Hablar de ascenso o promoción resulta a día de hoy ridículo, cuando ni siquiera existe un estilo definido de juego.

El domingo en Alcorcón está previsto que se produzcan cambios importantes en el modo de juego. Tanto de formación como de jugadores. El domingo, antes del entrenamiento a puerta cerrada, el presidente, el director deportivo, el cuerpo técnico y la plantilla hablaron durante casi dos horas en los vestuarios, en un intento de salir de la crisis en que se ha metido el equipo. Las reuniones pueden servir para salir del agujero pero muy a menudo son el preludio del caos. Porque de nada sirve lo hablado si no se trasluce en el campo, ppr falta de voluntad o acierto de las partes implicadas.

Lo único cierto a estas alturas de Liga es que la renovación de Herrera, de la que se habló la semana pasada, pertenece ahora al territorio de la ciencia-ficción. Su futuro pertenece al corto plazo.

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