Drazic se niega a jugar en Portugal

Felipe Miñambres debió de tirarse de los pelos, en forma metafórica, más de una vez durante el día de ayer. La causa de su tensión se llamaba Dejan Drazic. El director deportivo del Celta intentó durante toda la jornada que tanto el futbolista como su agente aceptasen la oferta del Nacional de Madeira, de la Primera portuguesa, para jugar cedido hasta final de temporada Varios intentos desembocaron en idéntica respuesta: un rotundo noesno al estilo Pedro Sánchez.

La causa de la negativa del serbio era cuantificable: la ficha que el ofrece el Krylia Sovetov Samara, de la Primera rusa, es sensiblemente superior a la del equipo lusitano. Y Drazic tiene muy claro que quiere ir allí, por encima del contrato de préstamo que a día de hoy 1 de febrero le sigue uniendo al Real Valladolid.

La maniobra del jugador es clara. Si no acepta ir al Nacional, el mercado portugués ya ha cerrado y además el Real Valladolid no cuenta con él (lo que se le recordó durante el día de ayer por enésima vez en las últimas semanas), al Celta no le quedará más remedio que dejarle salir al Krylia si quiere que el extremo juegue. En Rusia el mercado de invierno cierra en la medianoche del 24 de febrero, por lo que hay tiempo suficiente para preparar la operación. Ayer Drazic no entrenó con el Real Valladolid, ya que su salida parecía inminente. Hoy debe volver al trabajo, en la que puede ser una cuenta atrás de su marcha a Rusia.

El Celta prefería al Nacional porque el jugador estaba en una Liga más cercana y podía ser observado in situ con más facilidad (los encuentros de fuera, ya que el Nacional es de Madeira). Además, el club luso estaba dispuesto a pagar una penalización por cada partido que no jugase. Y para rematar el panorama, el Krylia aún debe dinero al Celta del traspaso de Catanha, realizado en 2004.

El club vigués compró a Drazic el verano de 2015 y le firmo cinco temporadas. Una inversión que se debe estar cuestionando.