Renglones torcidos

Todos los clubes cuentan con cadáveres en sus armarios. Números rojos en su cuenta de resultados deportivos en forma de jugadores que, siendo propiedad suya o estando dispuestos a renovar, fueron invitados a marcharse... para brillar en un destino similar o mejor.

El Real Valladolid no es una excepción, aunque puede vanagloriarse de ser uno de los que menos se equivocan. No es el Athletic que dejó escapar a Aduriz hasta en dos ocasiones para recuperarlo a alto coste. Ni el Barcelona que hizo lo mismo con Piqué. Tampoco el Real Madrid que permitió a Eto’o volar hasta su archienemigo, con escala en Mallorca. Ni ese Atlético que permitió que Juanito sea uno de los referentes históricos de su vecino de la Castellana.

Pero no saquemos el flagelo antes de tiempo. En ocasiones el error del club propietario es evidente, pero otras veces es el jugador quien explota más tarde de lo habitual. Ahí tienen al pucelano Villar, que lo hizo con 27. Y tampoco hay que soslayar a aquellos futbolistas a los que de repente algo les hace clic en la cabeza, ya sea motu proprio o por medio del entrenador u otro agente exógeno, y deciden tomárselo en serio.

Pocas ocasiones de lamento existen en Zorrilla, pero las hay. No se llora por todos los jugadores que triunfan fuera, porque algunos lo hacen en equipos con menos exigencia o nivel que el pucelano. Pero en la última década hay ceros a la izquierda que han pasado a la derecha.

El caso más evidente es el de Yuri Berchiche. El lateral izquierdo de la Real no sólo es fijo en los onces de Eusebio, sino que comienza a sonar para la selección, gracias a su derroche físico y capacidad de centro en sus constantes subidas.

Natural de Zarauz, llegó en la temporada 09-10 de la mano de Roberto Olabe, procedente del filial del Tottenham para formar parte del Valladolid B, con vistas al primer equipo. Sólo disputó un partido con los profesionales, en la primera jornada, ante el Almería. No destacó en los Anexos, donde sólo apuntaba maneras, y su salida fue comprensible.

Tras dejar Zorrilla volvió a su Guipúzcoa natal para jugar en el Real Unión, de Segunda B. La Real Sociedad reparó en él y lo fichó, para cederlo a otro vecino, el Éibar. Subió a Segunda con los armeros y en la temporada 14-15 ya se quedó en San Sebastián.

Más curioso es el caso de un compañero suyo en el conjunto de Anoeta, que también lo fue en el Valladolid B. Raúl Navas debutó con Clemente en el último partido de la temporada 09-10, en la que se certificó el descenso a Segunda en el Camp Nou. Pese al escenario y el poderío de un rival que se jugaba la Liga, el sevillano fue el mejor defensa. Un dato que la temporada siguiente sólo le valió para disputar tres partidos en Segunda.

Hizo el petate hacia Vigo y en un club que cuida muy la cantera, tampoco le supieron ver. En la 11-12 fue titular habitual del Celta B pero no llegó a debutar en Liga con el primer equipo. Salió hacia el Éibar, siendo uno de los artífices del doble ascenso de Segunda B a Primera a las órdenes de Garitano. Tras subir a la élite lo fichó la Real, pese a seguir en el Éibar, pero ya como cedido. Los donostiarras lo recuperaron en la 15-16, que se la pasó en blanco por una lesión de pubis, con dos operaciones incluidas. Ésta ha empezado muy fuerte y se ha hecho con el puesto, de forma que se puede decir que la mitad de la defensa del equipo revelación de Primera salió de los Anexos... y Zorrilla le dio la espalda.

Hay más jugadores que han triunfado o al menos cumplido en Primera que no contaron para el Real Valladolid. Como Alberto Bueno, fichaje estrella de la cantera madridista en verano de 2009. Tras cuatro años como pucelano sin pena ni gloria, con una cesión intermedia en el Derby County inglés, explotó en el Rayo. 11 goles en la 13-14 y 17 en la 14-15 le abrieron las puertas del Oporto. No se hizo con una plaza en los dragones y juega ahora en el Granada, donde no es uno de los indiscutibles.

Más cercano en el tiempo es el caso de Timor. Dejó el Real Valladolid en el último mercado de invierno con destino Leganés, donde se ha constituido como referencia del medio campo tanto en el ascenso como en Primera. Lo mismo cabe decir de Omar en el ataque. Tres temporadas calamitosas en Zorrilla dieron paso a la del ascenso pepinero, al que ayudó con 5 goles, siendo también habitual en los onces de Primera.

Estas tres últimas salidas están justificadas por su escaso rendimiento en Zorrilla. Pero algo pasa cuando hay jugadores que explotan en otros destinos, aunque no es fácil averiguarlo.

En Segunda también cumplen algunos ‘ex’

No sólo la élite alberga jugadores que no dieron la medida con la casaca blanquivioleta pero sí en destinos posteriores. Una lista a la que se puede añadir a Keko, al que se descartó fichar tras jugar cedido por el Atlético. El extremo destacó el año pasado en el Éibar y lo fichó el Málaga. Al equipo armero llegó Rubén Peña, tras triunfar en Leganés. También la Segunda cobija futbolistas de historial gris como pucelanos y que ahora pintan de color sus actuaciones. Es el caso de Rodri, invisible el año pasado (4 goles en 34 partidos) y que este año se ha transformado en el pichichi del Córdoba, con 7 tantos en 17 encuentros. Algo parecido cabe decir de su compañero Alfaro. Jugó en dos temporadas los mismos partidos de Liga que lleva con los blanquiverde: 18. Y suma dos goles. Con el Real Valladolid no marcó. Del Moral hizo el año pasado 3 goles en 25 partidos. Con el Numancia lleva 7 en 15. Quique también triunfa en Almería, con otros 7 tantos.

Ventas. Aduriz, Llorente y Guerra, la otra cara de la moneda

El fútbol es como la bolsa. No siempre se gana pero tampoco se pierde durante toda la eternidad. El Real Valladolid también ha sido capaz de fichar a jugadores a coste cero o muy baratos y hacer negocio con ellos. Como Javi Guerra, que llegó del Mallorca por 300.000 euros y un porcentaje de un hipotético traspaso que fue finalmente real. Después de cuatro años sensacionales en Zorrilla, fue traspasado al Cardiff galés, dejando un buen dinero.

También fue negocio Joseba Llorente. Los blanquivioleta pagaron al Éibar cerca de 600.000 euros por un fichaje que propició un trienio espléndido, con 45 goles en 99 partidos. Lo traspasaron al Villarreal.

Aduriz llegó del Burgos, de Segunda B, como un jugador casi anónimo. Hizo tanto estruendo en su temporada y media como blanquivioleta, que el Athletic Club lo recuperó en invierno de la 05-06 a cambio de más de tres millones, lo que permitió respirar económicamente a los blanquivioleta. Tres grandes delanteros y tres excelentes negocios.

Pérez Pallas. El colegiado gallego David Pérez Pallas (Vigo, 24-08-1987) será el encargado de dirigir el partido Getafe–Real Valladolid, que se disputará el sábado en el Coliseum Alfonso Pérez.