Diario de Valladolid

«La voluntad es lo que hace a San Sebastián diferente»

Mientras ultima el estreno en Bruselas de una ópera sobre ‘Frankenstein’, el que fuera junto a Carlus Padrissa director de ‘El martirio de San Sebastián’ evoca el germen de una obra que habla sobre «normalidad»

Álex Ollé, director de La Fura dels Baus.-E. BAUER - ONP

Álex Ollé, director de La Fura dels Baus.-E. BAUER - ONP

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

Creado:

Actualizado:

El próximo 8 de marzo verá la luz en el Teatro Real de la Moneda de Bruselas un proyecto en el que Àlex Ollé, uno de los directores artísticos de La Fura dels Baus, lleva tres años trabajando: una ópera sobre Frankenstein creada desde la nada, con música de Mark Grey y libreto de Júlia Canosa i Serra.

Volcado en los ensayos, Ollé hace un alto en el trabajo para atender a este diario (vía telefónica) y recordar la gestación, hace más de 20 de años, de El martirio de San Sebastián, que llegará al Teatro Calderón los días 8, 9 y 10 de febrero con la supervisión de Valentina Carrasco, estrecha colaboradora de Ollé, con los diseños originales de Jaume Plensa y las creaciones en vídeo de Franc Aleu (El somni) y Manuel Huerga (Salvador). Con música de Claude Debussy y libreto de Gabriele D’Annunzio.

Pregunta.– «La normalidad nos hace mártires», decía usted en 1997. Hoy no se sabe muy bien qué es esa ‘normalidad’...

Respuesta.– Habíamos hecho La Atlántida, y era nuestro segundo proyecto. Carlus (Padrissa) y yo nos enfrentábamos a una obra que más que una ópera es una cantata, un drama sacro complejo. Hay que abordarla desde un punto de vista bastante simbólico; además, plantea cuestiones como la fe o el misticismo. Al igual que D’Annunzio o Debussy, que no eran religiosos, no queríamos hacer hincapié en eso. Nos interesaba más explorar ese otro concepto, el de la normalidad. También el de la voluntad.

¿Qué diferencia a un santo de una persona normal? Concluimos que la voluntad marca la diferencia; la misma que podían tener Gandhi o Luther King, una por encima de lo normal. Plensa sugirió que Diocleciano era el músculo, la fuerza, mientras que Sebastián representaba el sistema circulatorio, y así llegamos después a la decisión de convertir al narrador de D’Annunzio en un médico, lo que nos permitió trabajar con la fisicidad del santo, con su sufrimiento físico, por ejemplo. No pretende ser una obra didáctica.Invita al espectador a una lectura muy personal, desde su simbolismo.

P.– San Sebastián como icono de rebeldía... Hasta Mohamed Ali lo evocó en su día. ¿Acaso estos tiempos invitan a recordar su figura? ¿Es por eso que recuperan ahora este montaje después de tanto?

R.– Es la imagen de un luchador. Al hablar de la ‘normalidad’ hablamos también sobre lo que nos hace diferentes, y sobre la marginación que conlleva por el hecho de serlo o, en el caso de Sebastián, la condena a muerte.

Estas son obras tan complejas que es difícil hacerlas. Tuvo su gira por Italia y España y en 2002 se representó por última vez en el Teatro de la Zarzuela. No estuvo mal su trayectoria. Hay obras a las que se les pasa el tiempo, pero cuando se planteó recuperar esta vi que aún permitía hacer una lectura desde el presente.

P.– ¿Más allá del elenco, habrá algún cambio?

R.– Hemos intentado darle más ritmo. Cuando la hicimos era nuestra segunda ópera y hemos intentado mejorar la dinámica. Se le ha dado más protagonismo a los personajes de Diocleciano y Sebastián, introduciendo algún texto más que inicialmente eliminamos, recuperando cosas pertinentes porque podían ayudar a entender mejor la historia desde un punto de vista argumental. En el primer montaje tiramos más por lo simbólico, por lo visual. Además, cuando lo estrenamos contábamos con un actor de La Fura no especializado en texto y nuestro Sebastián era un bailarín (Abraham Hurtado). Tener ahora a tres actores como Diego Martín (en el papel que en su día hiciera Miguel bosé, el de médico-narrador), Santi Marín y Jan Cornet hacía que mereciera la pena apostar por el texto.

tracking