Diario de Valladolid

Revilla anticipa una ‘vuelta al cole’ cargada de nostalgia

La muestra realiza un recorrido por la historia de una veintena de centros de enseñanza a través de fotos, libros y objetos

El comisario de la exposición, Joaquín Díaz, junto a un pupitre de la muestra ‘Aprendiendo a vivir’ de la Casa Revilla.-J.M. LOSTAU

El comisario de la exposición, Joaquín Díaz, junto a un pupitre de la muestra ‘Aprendiendo a vivir’ de la Casa Revilla.-J.M. LOSTAU

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Ana de la Fuente

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La Casa Revilla inaugura un nuevo curso y anticipa una ‘vuelta al cole’ cargada de nostalgia gracias a la exposición Aprendiendo a vivir. Imágenes de los centros de enseñanza vallisoletanos entre 1850 y 1950. Un «entrañable guiño al pasado», señaló ayer el comisario de la muestra, Joaquín Díaz, a través de la historia de una veintena de colegios y escuelas de Valladolid reflejada en fotografías, libros, cartelas y objetos de aquella época.

Gracias a estas imágenes pertenecientes a los fondos de la Fundación Joaquín Díaz, la exposición permite conocer el patrimonio educativo de la ciudad «con todos los centros que han marcado la infancia y juventud de muchos vallisoletanos», destacó la concejala de Cultura, Ana Redondo, y conocer, asimismo, la importancia que se daba a profesores y alumnos, al uniforme, a los lugares comunes como dormitorios, comedores, aulas, servicios , cocinas, patios, jardines o capillas y a las materias impartidas.

Todas las imágenes se acompañan de textos explicativos sobre el origen de centros como el Real Colegio Seminario de los Padres Agustinos, La Real Academia de Bellas Artes de la Purísima, el Colegio de La Providencia, el Colegio de La Cruz, el Colegio de San Luis, las Carmelitas de la Caridad, el Colegio de San José, el colegio de Nuestra Señora de Lourdes, las Dominicas Francesas, el Colegio de Jesús Maestro, el Colegio El Liceo, el Colegio del Salvador, el Colegio de San Fernando, el Colegio Francés, el Instituto Zorilla, el Seminario Metropolitano, las Escuelas de Cristo Rey o el Colegio de La Inmaculada, entre otros.

No faltan tampoco imágenes de los alumnos en las aulas o curiosidades referentes a la separación en los centros por sexos con salas destinadas «a las labores para las niñas» y «laboratorios de biología para los varones», a la higiene de las cocinas de los centros «que se presupone como el valor en el ejército», o a los despachos de los directores «el terror de los alumnos díscolos». Algunos centros llegaron incluso a contar con rebaño propio, como las vacas de las que en aquellos años presumía el colegio San José.

Y es que, según explicaba ayer Joaquín Díaz, algunos de estos centros, ya desde el siglo XIX, usaron la fotografía para hacer publicidad de sus excelencias con lugares donde pudieran reunirse niños y niñas «sin quedar expuestos a los peligros de la calle».

Entre estos peligros: ‘El alcoholismo y sus efectos desastrosos’. Así reza en una cartela de concienciación expuesta en la muestra y que se disponía en las aulas a la vista de los alumnos advirtiendo de sus consecuencias: ‘Mortalidad, criminalidad, locura o degeneración’.

Tampoco faltan en la sala postales y anuncios de prensa, mapas, objetos para estudiar astronomía, un pupitre de la época, así como enciclopedias, catecismos, libros educativos o ejemplarizantes como la guía del perfecto maestro fechada en 1852 o una cartilla de latín del año 1955.

La exposición podrá visitarse hasta el 14 de octubre.

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