«Ahora los terroristas son gente respetable»

Iñaki Arteta (Bilbao, 1959) vuelve a la polémica con una película de conmovedores testimonios de las víctimas de ETA. Una hora y media de documentos, viejas fotos de cadáveres ensangrentados, palabras de los familiares cargadas de dolor y declaraciones de periodistas, abogados e incluso del juez Baltasar Garzón.

«Fue un 29 de septiembre. Mi padre aparcó aquí. Alguien llegó por el lado del copiloto y lo ametralló», explica en el lugar de los hechos la hija de Luis María Uriarte, exalcalde de Bedia. La madre continúa, ya en casa: «Yo tenía 54 años y a mí me mataron un poco también. Aguantó unos días. Fue un sábado y murió un viernes. Cuando le preguntamos que si vio al que le disparó dijo que cómo no lo iba a ver si lo conocía». Interviene de nuevo la hija: «No nos lo dijo porque no quiso dejarnos esa herencia». Pero ella quiere investigar y averiguarlo, como el nieto del taxista Manuel Albizu, asesinado en el vehículo el 13 de marzo de 1976 en Zumaia porque era considerado confidente de la Guardia Civil. «Los familiares vivimos junto a los asesinos, sabemos que están cerca».

Las historias se suceden en la gran pantalla. «Quienes mataron a sus familiares viven en su mismo pueblo, están entre la mafia», insistió Arteta, que entabló un coloquio con los asistentes tras presentar ayer el documental Contra la impunidad en la sección Tiempo de Historia de la Semana de Cine. «Es la quinta vez que venimos a Valladolid», indicó el realizar.

La cifra de 300 víctimas fue lo que empujó a realizar este trabajo. «Hicimos la primera película en el año 2000 dedicada a testimonios de víctimas. Estábamos grabando en un pueblo y a la tarde mataron a un señor en un pueblo de al lado. Fuimos allí a hacer entrevistas».

Las balas estaban muy cerca, pero el director tiene claro que su objetivo es que no se olvide lo ocurrido. «Nadie me influyó para realizar o no estas películas. Es de justicia hacerlo». No ha tenido amenazas pero «como en la Inquisición, si no te queman te chamuscan». Considera que le ha pasado factura su trabajo cinematográfico porque en su tierra no recibe invitación para actos sociales. «Pero ya no discuto con nadie», remató.

Lamenta que ahora los terroristas sean admirados.«Algunos hasta se hacen foto con ellos porque consideran que tuvieron cojones de estar ahí y coger las armas, no como los de ahora, que están en la Complutense y leen libros, pero no se atreven a matar». «Los ven como gente muy respetable, que se la han jugado, han sobrevivido, han estado en la cárcel y ahora pueden dar entrevistas».

Además de crear cortometrajes, anuncios publicitarios y varios guiones, cuenta con los documentales ‘Voces sin libertad’ (2004), ‘Agustín Ibarrola. Entre el arte y la libertad’ (2004) y ‘Trece entre mil’, segundo premio en Tiempo de Historia en la 50 Semana. También participó en el mismo apartado con ‘El infierno vasco’ en 2008 y con ‘Testigo involuntario. Nicolás Redondo’ en 2012