Gallardo, la rutilante estrella de VOX que se apagó en San Blas

Era la joven estrella de VOX. Durante algo más de dos años, García-Gallardo fue su mayor baluarte en las instituciones, pero ya se ha apagado, y lo hace el día de San Blas tras la crisis abierta en el partido en Castilla y León. Con un "con VOX hay esperanza en esta tierra" se presentaba un desconocido Juan García-Gallardo Frings hace ya tres años (el 8 de enero de 2022) cuando VOX dio el campanazo de que un joven abogado burgalés pelearía la presidencia de la Junta por la formación de Santiago Abascal. Ese objetivo no lo cumplió, pero el hasta entonces desconocido -tanto para la política como para Castilla y León- Gallardo, consiguió en las urnas 13 procuradores que le auparon como vicepresidente de la Junta. Y dentro de ese matrimonio que formó con el PP, García-Gallardo se encontraba en su salsa, a gusto, no exento de polémicas, eso sí, pero al fin y al cabo estaba donde quería estar. Hasta que llegó Abascal y dinamitó el pacto de gobierno. 

Ahí comenzó a saltar por los aires VOX en Castilla y León, que se oponía a esa ruptura impuesta por Madrid que los abocó a la oposición. Y que hoy vive su capítulo más significativo con la renuncia de Gallardo a su acta de parlamentario y sus cargos en VOX, justo cuando están a punto de cumplirse tres años (el 13 de febrero) de esa victoria gloriosa e inédita hasta entonces para el partido de Abascal en las elecciones

Cuando Gallardo saltó a los titulares poco se sabía de él, más allá de que era un aficionado a la hípica y campeón de algún concurso de debate. Comenzó la campaña electoral defendiendo los postulados de VOX en temas tan polémicos como la memoria histórica, la inmigración, la violencia de género o el aborto, y recorriéndose otros territorios de España para que se le conociera. Y la polémica no le ha abandonado nunca.

Entraba dentro de las cualidades que VOX buscaba para los cargos de primera línea: profesional venido de la vida privada, sin trayectoria en la política, para aportar valor con profesionales del sector privado.

Ya se estrenó con trifulca incluso antes de abrir la boca. Sus polémicos tuis previos a su salto a la vida pública sobre "el alzamiento nacional" o con expresiones como "maricones en el fútbol" provocaron que se le tachara de "homófobo, racista, machista..."

Y el examen de las urnas lo aprobó con notable alto. Consiguió un espectacular resultado: fue el tercer partido en las Cortes de Castilla y León y tuvo la llave de la gobernabilidad en el Ejecutivo autonómico. Tras una negociación que no se encontró demasiados escollos, aupó a VOX a formar parte por primera vez de un primer gobierno autonómico. Después vinieron otros, tras las autonómicas de 2023, como Baleares, Extremadura, Comunidad Valenciana y Murcia.

Arrancó al PP un pacto que le daba carteras que gestionar, pudiendo mostrar al resto del país que así cogobernaba VOX, y se quedó con la de Empleo para poder continuar con los postulados de la formación de Abascal en una lucha contra el Diálogo Social y los sindicatos que marcó el tiempo de legislatura que duró el idilio, de marzo de 2022 a julio del 2024.

En esa negociación impuso alguna de esas líneas rojas en el pacto de gobierno (polémicas todas) que tras el divorcio PP-VOX en la Junta no se han visto materializadas: se empeñó en una ley de Concordia que sustituyera a la de Memoria Histórica de la que no se sabe nada; y apostó por arrinconar la violencia de género como concepto para sustituirla por violencia intrafamiliar. Pero tampoco.

Su periplo en la Junta estuvo marcado también por llevar al extremo los lemas de VOX, en Twitter y en declaraciones a los medios, metiendo al Gobierno autonómico en algún que otro jardín. Insistió en un protocolo "provida" contra el aborto, que le llevó a la confrontación con sus socios que salieron a desmentirle. Se grabó frente al hotel de Medina del Campo (Valladolid) en el que se alojaban personas refugiadas alertando de que generaban inseguridad y suponían "una invasión migratoria". También tuvieron que salir desde el PP para desdecirle. Pese a esos desencuentros, se desenvolvía con comodidad como vicepresidente.

De 'vicenini' le acusaba la oposición por no tener cartera. Una oposición con la que bajó al fango en algunos de los episodios más broncos y despectivos de las Cortes que se recuerdan, como el que ocurrió a cuenta de un supuesto gesto obsceno que le habría dedicado a dos procuradoras socialistas y que él atribuyó al de 'lloriquero'.

La sintonía con Abascal parecía máxima en los inicios, cuando vino a Valladolid a arroparle antes de los comicios. Era la savia nueva que VOX buscaba. Pero esa relación empezó a marchitarse con la decisión unilateral de la formación en Madrid de salir de los gobiernos autonómicos y se recrudeció con la reciente expulsión de los dos procuradores díscolos. Una expulsión que Gallardo no compartía. Ahora se marcha. Con cierto tono de concordia, dice que fue "educado para no caer en fanatismos ni idolatrías" y que aprendió en su casa "que los conflictos era preferible resolverlos de manera pacífica y discreta, siempre que fuera posible", aunque a la vez indica que "es una quimera combatir las oligarquías de VOX". Se va el político de las mil polémicas y deja a VOX descabezado en Castilla y León, que abre una nueva etapa en la Comunidad y habrá que esperar para ver si los de Abascal lo echan de menos en las próximas elecciones o repiten éxito sin él.