UNA MUJER | UN APRISCO
«Lucharé hasta el final por seguir siendo cabrera y defender la ganadería en Gredos»
MARIBEL SÁNCHEZ
Nieta de la ‘gatina’ e hija del ‘gato’, Maribel es cabrera con cinco generaciones en el zurrón. Lo lleva en el ADN. Nació en El Pinillo, por encima del Raso de Candeleda, en la Garganta del Tejea. Creció entre niños y familias de cabreros. De mayor, la vida la devolvió de nuevo al lugar donde ella estaba a gusto, con las cabras. Mucho antes de ponerse de moda la defensa de la mujer rural, Maribel ya despuntaba en el sector ganadero. Elogiada por las asociaciones agrarias y rurales, premiada por los medios de comunicación y ponente en congresos y foros nacionales. Comisarios en Bruselas, ministros en España y consejeras en Castilla y León han aplaudido a esta ganadera en numerosas ocasiones. Maribel es muy cotizada en las televisiones y su sonrisa y sus cabritas traspasan fronteras. Hoy, una complicada situación económica podría acabar con su aprisco, con sus cabritos y con un oficio que ama. Estos días recibe el apoyo y la ayuda de cientos de admiradores.
Pregunta.- ¿Desde cuándo es cabrera?
Respuesta.- Desde que nací. Y espero poder seguir hasta los 100 años. Mi abuela y mi bisabuela ya eran cabreras y yo ahora trabajo sola con más de 200 cabras.
P.- ¿Sigue defendiendo la raza verata?
R.- Por supuesto. Soy la quinta generación de la raza verata, que era la que tenían mis abuelos, mi bisabuela y mis padres. Es con lo que me criaron. Cuento muchas veces que mi madre se quedó sin leche y fue con leche de estas cabras con la que me criaron.
P.- ¿Qué opina sobre la despoblación, que está tan de moda en los últimos tiempos?
R.- Hay que facilitar más el tema de burocracia, ahora hay mucho papeleo y exigencias. Estoy ayudando a un chico que ha venido de Madrid y que quiere poner cabras. Pero le ponen muchos requisitos. Tenemos un trabajo los 365 días del año sin descanso y lo poco que tenemos que descansar lo tenemos que dedicar a los papeles.
P.- ¿Sus problemas son los mismos que los de cualquier mujer que trabaje en la ciudad?
R.- Por supuesto. Tengo mi luz, mis seguros, mis hijos, mi casa… y mi ganadería y mis cabras.
P.- Y también se enfrentó a los mismos problemas cuando se separó.
R.- En principio, al quedarme sola con la explotación, además del daño personal, me quedé sola afrontando todos los pagos. Es algo que duele, tienes que seguir adelante, levantarte día a día y decir “para arriba”. Nunca pensé en tirar la toalla, solo pienso en sacar esto adelante.
P.- Actualmente, ¿cómo está?
R.- Ahora mismo estoy atravesando un momento malo, el año pasado tuve un problema con las cabras por una intoxicación de setas, me quedé sin sacar nada de ellas y no tuve ingresos. Tuve que salir a trabajar a un restaurante, a pelear. Ahora han empezado a parir y han empezado a dar leche.
P.- ¿Es cierto que está a punto de que la embarguen por no poder hacer frente a la situación económica?
R.- Sí. He tenido un momento muy malo porque me han cobrado un dinero que no tenía que pagar y, con todo lo que arrastraba de todo el año, han echado para atrás mi Seguridad Social y he tenido los bancos acorralándome. Pero todavía no me he sentido sola.
P.- ¿En qué quiere convertir su aprisco?
R.- Lo que no quiero es que se pierda la raza. Además, me gustaría que toda esa gente que no sabe lo que es una cabra, niños, personas de ciudad, lo conozcan. Quiero hacer que la gente apadrine una cabrita y que puedan ver cómo se hace un queso, de dónde sale la leche… Además, me ofrezco a hijos de ganaderos, estudiantes de veterinaria, alumnos de centros de formación… que vengan a hacer prácticas y a ver cómo se lleva una explotación ganadera. Hace poco un chico que vino de una universidad estuvo tres meses conmigo. Hizo los estudios y la práctica aquí en mi casa.
P.- ¿Qué va a pedir a los Reyes Magos y al año 2020?
R.- Seguir adelante con mis cabritas y que pueda estar tranquila. También que vengan muchas personas para ver a mis cabritas y enseñarles lo que hago.
P.- En las últimas semanas, muchas personas están buscando una fórmula para ayudarla económicamente… ¿Cómo se siente?
R.- Muy grande. Doy gracias a todas las personas que están ahí, que me han ayudado económicamente y que no quieren que me vaya. Para mí es cariño que me ha demostrado la gente y no son limosnas. Eso me da mucha fuerza. Voy a seguir peleando.
P.- ¿Sabe que las queserías de esta región compran millones de litros de leche fuera de la Comunidad? ¿Cómo se siente?
R.- Sí sé que hay mucha demanda. Esto explica que la cabra y el cabrito tienen futuro y yo quiero formar parte. Lucharé hasta el final por seguir siendo cabrera y defender toda la cultura de una raza, un oficio y una parte de la ganadería de Gredos.