UN HOMBRE | UNA HUERTA
«La esponja natural ya es una realidad en El Tiemblo»
DAVID GARCÍA
La tenacidad, no exenta de atrevimiento, ha convertido a este tembleño en toda una celebridad en la España vaciada. No hay medio de comunicación sensible a lo rural o al emprendimiento que no haya puesto el dedo en El Tiemblo. En la huerta de David y Margarita, su mujer. Que no haya contado lo de sus esponjas venidas del trópico, con semilla latinoamericana y que miden hasta 15 metros de altura. Un cultivo que se une al azafrán, a sus girasoles de cinco metros y sus calabazas de doscientos kilos. David es uno de esos paisanos inquietos a los que la vida le puso en su huerto, en el abulense pueblo de El Tiemblo. Corriendo el riesgo de fracasar, se atrevió a ser distinto y a demostrar que se puede vivir en el medio rural e innovar, aunque no tenga ese tilde de I+D+i que tanto vende.
Pregunta.- ¿Cómo empezó a cultivar esponjas en El Tiemblo?
Respuesta.- Surgió porque mi mujer, Margarita, y yo somos muy curiosos. Veíamos en los mercados que el azafrán se quedaba corto, un día vi esponjas naturales y rápidamente fui a Internet, lo miré y en la misma semana ya tenía las semillas en casa. Hoy, la esponja natural ya es una realidad en El Tiemblo.
P.- ¿De dónde procede la semilla?
R.- Sobre todo en la zona de Latinoamérica, de la selva de Brasil y Colombia. Son plantas silvestres que pueden llegar a tener 15 metros de altura. La verdad es que funcionan muy bien aquí. Creo que este año vamos a tener cinco o seis esponjas de El Tiemblo por planta del tamaño que tenemos.
P.- ¿Cuándo se cruzó la flor del azafrán en su vida?
R.- En 2015 me regaló un amigo un bulbo porque sabía que yo buscaba cultivos para el huerto. La respuesta en los suelos de El Tiemblo es muy buena. En cantidad estamos recolectando unos 800 gramos y la evolución de los huertos está siendo perfecta porque hemos ido cada año poniendo una parte más.
P.- ¿Cuántas veces le dijeron que estaba loco por plantar flores de azafrán?
R.- Cientos de veces. Mis amigos se burlaban de mí. Pero ahora en nuestra tierra nos están reconociendo mucho el trabajo. Además, otra gente en El Tiemblo ha cogido confianza para desarrollar sus proyectos al saber lo que nosotros estamos haciendo.
P.- ¿Cómo es el ciclo vegetativo del azafrán?
R.- Es un ciclo vegetativo de cuatro años. El primer año se siembra en agosto y el bulbo está en un periodo de letargo. A primeros de septiembre empieza a recuperar su actividad celular y en octubre da las primeras flores, pero el primer año se considera cero de producción. El segundo año es el primero bueno de producción. Al cuarto debemos levantar el campo en el mes de mayo y ponerlo en otro terreno para empezar otra vez el ciclo porque agotan todos los nutrientes. A finales de octubre, primeros de noviembre llega la floración. Vamos notando el cambio climático. Antes se decía que por Santa Teresa, que es el 15 de octubre, rosa en mesa, pero ahora ya nos vamos de esa fecha.
P.- ¿Hay mecanización en el proceso?
R.- No. Es todo a mano. Lo perfecto es recolectarlo a primeras horas de la mañana para que la flor no abra y los agentes externos, como puede ser la abeja u otro tipo de bicho, no toquen el azafrán. Llevamos a casa las flores, las ponemos en una mesa, abren y, por la tarde, aparece toda la familia. Esa es una de las cosas que hace el azafrán, une a la familia. Todos nos ponemos a sacar la monda del azafrán y hablamos de todo
P.- ¿Los restaurantes se hacen eco de la existencia del azafrán de El Tiemblo?
R.- Sí. Varios restaurantes de la zona tienen en carta platos con nuestro azafrán. En el Tiemblo, en El Barraco, en San Martín…
P.- ¿Cuánto tiempo llevaba en su mente la huerta tembleña y todas las posibilidades de hortalizas y tomates?
R.- Siempre. Trabajamos por el desarrollo y colaboramos para que los demás agricultores tengan visibilidad. Además, nosotros intentamos sobre todo innovar con cultivos diferentes. Es muy difícil atraer a un visitante a un huerto cuando aquí casi todo el mundo tiene uno. Nosotros tenemos el gigantismo de nuestros cultivos. Este año la calabaza más grande ha pesado 200 kilos justos, hemos estado trabajando todos los días, yendo para ver lo que desarrollaba y hemos conseguido que en nueve días engordara 10 kilos. También, por ejemplo, hemos tenido un girasol que ha medido 5,20 metros en 2019.
P.- ¿Le gustaría dedicarse exclusivamente a las producciones de huerta tembleña y poder vivir de ello?
R.- Yo creo que ya estamos cerca de ello. Al menos uno de los dos, o mi mujer o yo, ya tenemos que tomar la decisión.