La CHD impulsa un plan estratégico para conservar el Canal de Castilla

La Confederación Hidrográfica del Duero elabora un Plan Estratégico centrado en la conservación y puesta en valor del Canal de Castilla. El objetivo es dar “un nuevo impulso” al trabajo desarrollado en estos últimos años entre distintas administraciones y entidades, tal y como destacó la presidenta del organismo, Cristina Danés, en el acto conmemorativo del centenario de la reversión al Estado de esta infraestructura, celebrado hoy en el Patio Herreriano de Valladolid.

“Se pretende compatibilizar los usos actuales de abastecimiento, regadío, energía eléctrica y turismo con una serie de líneas de actuación de forma coordinada con los usos, la conservación de su enorme patrimonio y de la mano de las distintas administraciones para poder llevar a cabo estas acciones en beneficio de la gestión del canal”, señaló Danés.

El Plan se vertebra en varios ejes de actuación, que incluyen la restauración y rehabilitación del Canal y sus edificios vinculados (entre ellos, por su relevancia, la Fábrica de Harinas de Medina de Rioseco), “potenciar el entorno, generar un área medioambiental diferenciada y promocionar esta gran obra de ingeniería civil de la España ilustrada”.

Actualmente, el organismo de cuenca contempla varias intervenciones en el entorno de la Dársena de Valladolid, que comprenden un proyecto de restauración y limpieza del vaso de la dársena, así como la renovación de la calle Canal y de los espacios verdes de la margen derecha, todo ello en colaboración con el Ayuntamiento. Además, hay otros proyectos en fase de licitación, como la restauración del Acueducto de Abánades, ubicado en la localidad burgalesa de Melgar de Fernamental, en el ramal del Norte, que supondrá una actuación de limpieza y consolidación de esta valiosa estructura.

Entre los retos futuros, la CHD aboga, además, por la formalización de comunidades de regantes que se sirven del Canal, así como por su modernización, con el objetivo de mejorar la gestión de un “recurso valioso y escaso, como es el agua”. Esta línea de trabajo se complementa con otros dos proyectos que culminarán con la creación de corredores ecológicos en el entorno del Canal, favoreciendo la plantación de especies que actúen como sumideros de CO2.

En el acto conmemorativo celebrado hoy estuvieron presentes, además de la presidenta de la CHD, el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y la delegada del Gobierno, Mercedes Martín. El regidor ensalzó una obra de “gran relevancia” para la ciudad y cuya reversión al Estado evitó la desaparición de una forma de trabajo. De hecho, señaló que en la actualidad, el 60 por ciento del agua que consume la ciudad procede del Canal de Castilla, además de generar en el entorno urbano un “ecosistema de ribera” diferente.

Por su parte, Martín subrayó que esta infraestructura es “patrimonio de todos, parte del pasado y también del futuro”. “Es de gran envergadura”, sentenció, para añadir que es necesario analizar “el impulso que se le puede dar”. “El Canal ha sabido reinventarse desde el primer objetivo que era trasladar el cereal desde Castilla”, sostuvo. También apeló a la Castilla y León “del siglo XXI, que tiene que seguir apostando por los regadíos y el sector primario, pero buscar alternativas en el ocio, el turismo y la salud”.

Otro de los ayuntamientos señeros del Canal es el de Medina de Rioseco. Su alcalde, David Esteban, recordó que la administración local ha realizado inversiones en la infraestructura en los últimos años, la última de ellas, vinculada al 1,5 por ciento Cultural, la restauración de la Fábrica de Harinas, lo que unido al barco Antonio de Ulloa “convierten a Rioseco y su dársena” en un lugar imprescindible ahora que llega la Navidad, de la que es Ciudad Europea. “Solo recordaros que a esta ciudad los reyes magos llegan en barco a través del Canal de Castilla”, presumió.

EL ÚLTIMO BARQUERO

Durante la jornada participaron en distintas ponencias el director técnico de la CHD, Gonzalo Gutiérrez; Pedro Carasa, catedrático de Historia Contemporánea; Luis Ángel Díez, técnico de Turismo Rural y Naturaleza de la Fundación Siglo; Raúl Rubio, escritor de 'Cuentos del Ramal del Norte' y nieto de escluseros; Eduardo Gutiérrez, autor de 'El Canal. El sueño Ilustrado y los pueblos ribereños', y Emiliano Hinojal, último barquero del Canal, y quien trasladó el lado más sentimental de la infraestructura.

Hinojal representa la tercera generación de trabajadores en el Canal. Con 89 años fue el último barquero y trabajó en él desde 1943, cuando tenía 13 años, hasta su cierre. Su lugar favorito, y puede hablar con certeza es Calahorra de Ribas (Palencia). Y recuerda que su último viaje lo realizó hacia Valladolid con cemento para construir un muro de contención del Pisuerga, en un barco español movido con dos mulas. “Era un trabajo muy duro y se pasaban muchas calamidades”, señala, para un sueldo “de una peseta y media”, con la que “había que apañarse”. Por eso, muchas veces recurrían a la pesca en el propio canal.

Emiliano, que reside en Valladolid, visita a menudo la dársena y la ribera que se encuentran sobre el barrio de La Victoria, pero hace ocho años que no recorre la infraestructura más arriba. Aún hoy, señala, desde el Archivo de la CHD se ponen en contacto con él para conocer detalles. De hecho, ha elaborado las maquetas que acompañan en el Patio Herreriano la jornada celebrada hoy.

En la actualidad, el Canal de Castilla es Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico desde 1991, dada su relevancia. Recorre 207 kilómetros de las provincias de Palencia, Burgos y Valladolid, dividido en tres ramales. Garantiza la disponibilidad de agua en más de 21.000 hectáreas de cultivos y abastecimiento a una población superior a las 300.000 personas, repartidas en más de 50 municipios.