Naturgy invertirá 200 millones en las redes de transporte de energía de la Comunidad

El transporte de la energía, y no sólo su producción, se ha convertido en el gran reto del futuro más inmediato y, con el objetivo de ahondar en la modernización de las redes de distribución, la empresa Naturgy invertirá 200 millones de euros en Castilla y León hasta 2022, según anunció ayer el director de UFD –la distribuidora de electricidad del grupo–, Raúl Suárez. La cifra, se suma a los 300 millones que se destinarán a la construcción de nuevos parques eólicos en la Comunidad.

«El impacto de estas intervenciones en la economía local es muy alto porque tienen un alto componente de mano de obra y se emplean materiales fabricados en España», destacó el responsable de la sociedad en el club de prensa organizado por EL MUNDO / DIARIO DE CASTILLA Y LEÓN, antes de recordar que en el último trienio –cuando se invirtieron 190 millones de euros– se generaron 3.000 puestos de trabajo asociados a la mejora de las conexiones para que la energía llegue a hogares e industrias.

En concreto, recordó Suárez, la red de Naturgy alcanza alrededor de 15.000 kilómetros en la Comunidad –«lo mismo que suman todas las autovías y autopistas de España», ejemplificó– en las que un «bache» significa «no tener suministro» por lo que, destacó, se trata de una «tarea compleja» teniendo en cuenta, además, que cuentan con un millón de usuarios en la Comunidad.

Por eso, para evitar interferencias y conseguir que la red de distribución eléctrica se convierta en un «elemento clave en la transición energética», el director de UFD incidió en la necesidad de apoyarse en una «tecnología avanzada» que permita «optimizar la integración». «La energía está en todo lo que hacemos y las redes están detrás; son el elemento que permite que llegue a nosotros y permiten el bienestar social y el desarrollo de las regiones», remarcó en su intervención.

De hecho, recordó que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) recoge que en el horizonte de 2030 el 74% de la energía producida provenga de fuentes limpias y prevé que más del 70% de la potencia instalada sea renovable. Estas premisas, considera, unidas al papel más activo de los usuarios, tendrá un «gran impacto en la configuración y explotación de las redes de distribución».

Así, puesto que resulta imprescindible un «importante esfuerzo inversor», Suárez solicitó a las administraciones públicas un «marco retributivo estable» que asegure la rentabilidad de dichas inversiones.

Con la vista puesta en el futuro, con «flujos de energía mucho más dinámicos» y usuarios «más activos» que, por primera vez, interactúan –pues producen energía para su autoconsumo, solicitan una gestión de la demanda o se convierten en usuarios de vehículos eléctricos–, queda patente la necesidad de digitalizar las redes, a fin de adaptarse a las posibilidades de uso y de «maximizar» sus capacidades. «Sin una tecnificación, no será posible una transición energética real», subrayó Suárez.

También la directora de redes de electricidad de la Zona Centro de UDF, Mónica Puente, puso el acento en la necesidad de avanzar y «dar pasos a buen ritmo» para que la transición sea «ágil», destacó durante la presentación del foro organizado por este periódico.

Puente recordó que en Castilla y León hay más de 330.000 puntos de suministro a ciudadanos y Pymes, por lo que «la electricidad se convierte en un bien esencial para la competitividad».  

Los ponentes que intervinieron en el debate destacaron el buen posicionamiento de España dentro del conjunto europeo, y de Castilla y León en relación con el resto de comunidades autónomas, en cuanto al estado de las redes eléctricas y, por eso, incidieron en el aprovechamiento de esa potencialidad y de aportar mayor valor añadido a la transición energética.

Como ejemplo, destacaron que en España los contadores inteligentes llegan ya al 99,6%, mientras en países como Francia o Inglaterra no finalizará el proceso hasta dentro de dos años, pero advirtieron que si no se adoptan las decisiones adecuadas, el sector perderá «la ventaja acumulada». Por eso, coincidieron en destacar que Castilla y León debe aprovechar la transición energética para ser más competitivos, puesto que goza de una buena «posición de partida».