Diario de Valladolid

«No pueden quitarnos derechos solo por ser pocos»

La España Vaciada para hoy para reivindicar que el medio rural está vivo y exigir un pacto de Estado por la despoblación / Bloque Joven Rural y Tú Haces Comarca son dos colectivos del centenar que secundan esta iniciativa por la igualdad

Miembros del Bloque Joven Rural durante la revuelta de la España Vaciada, en Madrid.-E.M.

Miembros del Bloque Joven Rural durante la revuelta de la España Vaciada, en Madrid.-E.M.

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Elsa Ortiz

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No hay médicos, pero sí diagnóstico para los pueblos: sus constantes vitales se ralentizan a pasos agigantados. Cada vez son menos las escuelas que siguen en pie y más las que tiemblan bajo una amenaza de cierre. La oferta de actividades culturales y deportivas es tan limitada como la conexión a Internet. Y el transporte público, en el mejor de los casos, llega de ciento en viento. El intento de labrarse un futuro se asemeja al de caminar sobre una cuerda sin caer. Una cuerda floja. Debajo de la cual solo quedan las cenizas aun candentes de una serie de derechos echados a la hoguera, prendida sobre la falta de oportunidades y la desigualdad, «solo por ser pocos».

La despoblación es el hilo conductor de esta historia, la de la España Vaciada, en la que Castilla y León tiene mucho que decir. Agrupaciones de sus nueve provincias se suman hoy, como ya lo hicieron el pasado 31 de marzo en la revuelta que vistió las calles de Madrid, al clamor nacional por los pueblos que vertebran su territorio. En esta ocasión la voz se alza con un parón, de cinco minutos a las doce del mediodía, para demostrar cuánta vida albergan.

Bloque Joven Rural y Tú Haces Comarca son dos plataformas, ambas palentinas, del centenar que secunda este paréntesis con el reclamo de «un pacto de Estado» para dar la vuelta a la tortilla y hablar de reequilibrio territorial, repoblación e igualdad en el acceso a los servicios y a las oportunidades.

David Sánchez es miembro del primer colectivo, cuyo grito de guerra asegura que los jóvenes rurales existen y resisten. Este arquitecto de 25 años vive en Carrión de los Condes. Después de «viajar y conocer mundo», volvió a casa con una férrea apuesta por quedarse. «El pueblo no es tan malo como lo pintan», asevera. Hoy para por muchos motivos que sintetiza en el más importante: «ser escuchados» puesto que, lamenta, «los políticos no están dedicando ni un segundo al problema de la despoblación».

A esta voz se suma la de Rafael Garrachón para hacer una advertencia: «cuanto más se dilate en el tiempo esta situación, más complicado será revertirla». El portavoz de quienes hacen comarca en Tierra de Campos subraya la relevancia de iniciativas como esta sobre un escenario en que «cada vez es más notoria la falta de gente». Este palentino se dedica a la albañilería en su municipio, Revenga de Campos. Bromea con que ya no es «tan joven», tiene 47 años, pero su pausa es por ellos. «Hay muchos que se quieren quedar y es una pena que no puedan hacerlo por falta de oportunidades laborales», lamenta antes de reprochar que la industria «no quiere saber nada del medio rural».

Los dos colectivos han buscado durante todo septiembre apoyos a la iniciativa promovida por la coordinadora de la España Vaciada. Desde principios de mes difunden un vídeo, que supera las 8.000 visualizaciones, en el que distintos jóvenes explican en cerca de dos minutos por qué van a paran. También invitan a otros a grabarse compartiendo sus razones y, según calcula David, han recibido una veintena de vídeos por redes sociales. Asimismo, ponen a disposición de toda la ciudadanía un cartel imprimible con el fin de dejar constancia de esta jornada reivindicativa.

Otras acciones

Desde el Bloque Joven dejan de trabajar cinco minutos pero con los siguientes pasos ya en la línea de montaje. Ultiman «distintos talleres y actividades» para celebrar el «Día del orgullo rural», que probablemente tendrá lugar en noviembre. Aunque, entre los diferentes proyectos que «aun necesitan coger forma», David hace hincapié en el relacionado con la vivienda. «Encontrar un alquiler es bastante complicado porque las casas vacías están en ruinas», contextualiza. Por ello, estudian la posibilidad de gestionar «reformas» con «ayuntamientos y promotoras». Ideas que, remarca, «están muy verdes todavía».

Precisamente en los alquileres ve Sara Calvo la mayor zancadilla a quienes buscan asentar los cimientos de su futuro en un pueblo. «Las únicas viviendas disponibles son muy antiguas y requieren una gran inversión en reformas», espeta para asegurar que los jóvenes terminan «optando por la comodidad que brindan los que se ofrecen en las ciudades».

Tiene 26 años, es de Astudillo y trabaja como profesora en Torquemada. Su trayectoria profesional se ha desarrollado en el medio rural, por lo que es buena conocedora de la «precariedad» de sus escuelas. «A medida que se reduce el número de alumnos, caen los profesores y los que quedan tienen que asumir todas las asignaturas de diferentes edades agrupadas en la misma clase, sin horas libres», sintetiza para añadir la «reducida oferta de actividades» para los pequeños que extiende a toda la población en el caso de querer «apuntarse a una academia de inglés, practicar deporte o ver una obra de teatro», por ejemplo.

A unos 20 kilómetros de Sara vive Jose Antonio Marcial. Lleva desde que tiene uso de razón inmerso en el sector primario, al que ahora se dedica. Estudió un Grado de Ingeniería Agrícola por si las cosas se ponen feas. «Si no resulta rentable, ¿para qué voy a continuar?», se pregunta mirando a la «incertidumbre» que plantean el Brexit o la Política Agraria Común (PAC) para el campo.

El paso del Camino de Santiago por Población de Campos abre el abanico de las opciones de trabajo durante nueve meses, «por suerte». Pero fuera de este ámbito y de este periodo, las oportunidades laborales se esfuman. «Las empresas no se quedan en medio rural», anota este joven de 28 años.

Con la certeza de que solo conoce la auténtica realidad de un municipio quien vive en él, Jose Antonio ostenta la Alcaldía del suyo. «¿De verdad vamos a dejar el pueblo en manos de gente de fuera?». Este es el planteamiento que le impulsó, de la mano de una amiga, a presentarse a las elecciones. «Las grandes ciudades solo se acuerdan de esto durante un mes en verano. Nosotros estamos aquí todo el año y no pueden quitarnos derechos solo por ser pocos», concluye este regidor que hoy quiere demostrar cómo «el mundo se para si lo hacen quienes habitan en su ámbito rural».

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