Diario de Valladolid
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Redacción de Valladolid
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El corretaje informativo de octubre incorporó a nuestra actualidad autonómica sucesivos apuntes críticos, que ayer recalaron en la sesión parlamentaria de control al gobierno. Empezando por el más ruidoso, que se refiere a la contrastada inspección deficiente de las residencias de personas mayores, el portavoz de Podemos, Pablo Fernández, rescató la denuncia del televisivo Alberto Chicote a la residencia de ancianos Bellavista de Babilafuente, en medio de una cacerolada del personal sorprendido en la trampa: guardaban la carne en bolsas de basura o mezclaban con agua la leche siempre escasa disponible para abastecer a su clientela. La exposición televisiva del desastre mostró también que la directora de la residencia había robado su colgante a una residente de 58 años fallecida por deshidratación.

Esta misma percha, acrecida con una denuncia desde la Soria extrema (Cueva de Ágreda), por la pérdida de más de doscientos cincuenta euros mensuales en la ayuda familiar para cuidar a la gran dependiente de 91 años Caridad Escribano, al trasladarse desde Madrid, donde la atendía una hija, a su pueblo soriano, para que la atienda un hijo, la fijó el socialista Luis Tudanca para abrir el pleno, poniendo de manifiesto una asistencia indigna en las residencias de mayores de Castilla y León. También aprovechó su réplica Tudanca para afear la costumbre de los procuradores populares de reírse en los plenos cuando planteaban denuncias de malas prácticas residenciales.

Herrera, en sus réplicas sucesivas, puso de manifiesto la alta valoración de los servicios sociales en la Comunidad, que han conseguido una atención plena, mientras en el resto sigue sin cobertura un 25%. Esto es así, porque Castilla y León dedica, en 2018, 588 millones a la dependencia, con una aportación del 80% de esa cantidad, mientras el Estado contribuye con un 20%. También mostró el presidente de qué modo le afecta la crítica parlamentaria, partiendo de casos aislados, para tratar de enmendar su política de servicios sociales.

De ahí, la decisión de corregir inmediatamente las tropelías detectadas en Babilafuente y en Castellanos de Moriscos, que valoró como dos casos en un parque residencial de 700, insistiendo en la profesionalidad de los inspectores, tanto sanitarios como de asistencia social. Respecto a la precariedad denunciada en la comarca del Moncayo, señaló la existencia de las prestaciones vinculadas de proximidad, también disponibles en la comarca agredeña, recalcando la opción de Castilla y León por los servicios públicos de asistencia social. Y como estaba molesto con el enfoque del socialista Tudanca y, sobre todo, con el podemita Pablo Fernández, calificó a este como ‘muñeca diabólica’ en la despedida, provocando su salida del salón de plenos, para retornar cuando, a requerimiento de la presidenta Clemente, Herrera retiró su expresión ofensiva.

Concluye la legislatura y el portavoz de Ciudadanos, Luis Fuentes, afeó al presidente la avalancha final de proyectos legislativos, después de haber pasado tres años y medio mirando a las musarañas. Más comprensivo con su socio parlamentario, que le había acusado de poco respeto a las Cortes, Herrera echó cuentas de las iniciativas legislativas promovidas por el gobierno, sin aceptar que tratara de cumplir el expediente y recordando que su propuesta de reforma profunda del Estatuto lleva varada en las Cortes desde enero de 2016.

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