Diario de Valladolid

Rastreo en un desierto laboral

Las empresas encuentran serios problemas para cubrir puestos de trabajo en los sectores industria, hostelería y alimentación / La escasa experiencia profesional, principal hándicap

Una estudiante de cocina trabaja en la elaboración de un plato en los fogones de una escuela.-ICAL

Una estudiante de cocina trabaja en la elaboración de un plato en los fogones de una escuela.-ICAL

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Guillermo Sanz

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Personas que cada día refrescan la pantalla de su ordenador con la esperanza de encontrar en algún motor de búsqueda una oferta de trabajo a la que lanzar el anzuelo para pescar una oportunidad laboral. Esta imagen se repite diariamente encualquier hogar de España, donde la crisis ha dejado sus secuelas.

Castilla y León registra a estas alturas de año 141.643 desempleados. Sin embargo, en todo desierto hay un oasis, y en lo que parece un terreno árido, en lo que a oportunidades laborales se refiere, aún hay sectores que son un vergel profesional; un terreno en el que la oferta da más frutos que la demanda.

De todas las ofertas de trabajo lanzadas, un 10% se quedan sin cubrir y un 20% de ellas deben redifinirse para encontrar un candidato ideal, como se desprende de un informe realizado por la compañía de recursos humanos Adecco.

Dentro de la región son tres los pilares que más se tambalean en este descuadre de oferta y demanda laboral. La escasez de mano de obra afecta con mayor intensidad al sector industrial (sobre todo en las ramas de automoción y metal), la hostelería y la alimentación. También cotizan a la alza los buenos perfiles en la industria farmacéutica y el telemárketing.

Mecatrónicos, carretilleros, operadores de puente grúa, electromecánicos, pero sobre todo soldadores y técnicos de mantenimiento son algunos de los déficits con los que se encuentran los encargados de los recursos humanos cuando comienza el rastreo de contratantes.

La búsqueda por parte de las empresas de profesionales ampliamente formados complica la labor y allana el camino de aquellas personas con una dilatada experiencia, que apenas se han topado con problemas para encontrar un acomodo laboral en caso de querer cambiar de trabajo o de sufrir el cierre de su empresa. Es el caso que han vivido durante los últimos años, por ejemplo, el gremio de los soldadores.

«El año pasado contratamos a diez personas, este año nos hemos tenido que dar por vencidos», lamenta el gerente de Socevall, Javier Valles, que explica cómo hace un año y medio el sector empezó a sufrir este déficit de profesionales de la soldadura.

Valles explica que en su empresa tiene «oficiales de 60 años, pero de 25 no hay. No sé que va a pasar cuando se jubilen», declara. El trabajador de la empresa especializada en servicios dedicados a la fabricación y montaje de acabados metálicos reconoce que falta cantidad y calidad en el sector. Los jóvenes soldadores no salen lo suficientemente preparados para afrontar responsabilidades en un terreno en el que un fallo puede suponer una desgracia. Demasiado riesgo para apostar.

El ejemplo de los soldadores es extrapolable a todas las ramas del sector industrial. Se buscan torneros, plegadores, caldereros y técnicos de CNC... Además, en el campo de la automoción, un terreno con una importante influencia en la economía castellano y leonesa, las empresas encuentran serios problemas para añadir a sus plantillas fresadores, carroceros, mecánicos, automatístas y técnicos robotistas.

En la misma tesitura que el sector industrial se encuentra el de la hostelería. La falta de personal palpable durante el año se agudiza con la llegada del verano, cuando las temporadas altas hacen acto de presencia. La falta de camareros y cocineros es una realidad con la que batallan las empresas del sector.

«Es complicado encontrar profesionales. El que es camarero se coloca. En Valladolid tenemos dos escuelas: Alcazarén y Diego de Praves, donde estudian hostelería, pero no la realidad de la hostelería, donde se trabaja, con sus descansos, de lunes a domingo. Es una profesión vocacional y nos cuesta encontrar gente que quiera trabajar», reconoce María José de la Calle, secretaria general de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid.

De la Calle explica, además, que el déficit de trabajadores se ha notado más desde hace 2 ó 3 años. La falta de cursos de reciclaje para las personas que abandonaron la hostelería durante años y que ahora vuelven a los bares y restaurantes es una de las principales problemáticas con las que se encuentran el sector. «El empresario quiere una mínima formación. La hostelería ha cambiado mucho en los últimos diez años. Ahora hay una mayor cultura gastronómica y el público quiere una mayor calidad en el servicio», explica.

Cubrir este déficit es un problema que se ha comunicado al servicio público de empleo: «Los alumnos de esos cursos no llegan a las empresas», lamenta.

FORMACIÓN Y BÚSQUEDA 

Hubo un tiempo en el que la formación universitaria era sinónimo de trabajo. Sin embargo la realidad ha tornado 180 grados, y ahora mismo la formación no universitaria se ha convertido en muchos casos en una garantía laboral en perfiles con sueldos que oscilan desde los 17.000 euros brutos anuales que puede cobrar un soldador hasta los 30.000 euros que puede significar la retribución de un automatista con experiencia.

La caza de un puesto de trabajo en cualquier plataforma de búsqueda de empleo confirma la necesidad de trabajadores que sufren muchos sectores, el grueso de ellos solicitan una formación académica enmarca en la EducaciónSecundaria Obligatoria y FormaciónProfesional de Grado Superior y Medio.

El sector más demandado, por ejemplo, enValladolid es el de comerciales y ventas. Es ahí y en sector de la informática donde más ofertas de trabajo se aglutinan en este momento del año. Un peldaño por debajo, en lo que a volumen de ofertas no cubiertas se refiere, se encuentra el apartado profesiones, artes y oficios, donde la búsqueda del sector industrial representa el mayor volumen de oportunidades de empleo.

DÉFICIT DE ASPIRANTES EN LOS CICLOS FORMATIVOS

La falta de trabajadores en determinados sectores en ocasiones responde a una falta de personas interesadas estudiar esas ramas profesionales. En los dos últimos cursos, el terreno de los ciclos formativos ha notado una migración desde el grado medio, que ha perdido más de 1.400 alumnos en favor de los grados superiores.

Algunas familias profesionales han visto cómo en los últimos cursos el número de alumnos se ha reducido. La familia de la Electricidad y la Electrónica es una de las ramas que ha notado la ‘crisis académica’. El curso 2015-2016 contaba con 1906 alumnos estudiando el grado medio y con 1.517 en su grado superior. Esos guarismos se han visto menguados en dos cursos en 396 estudiantes, cerrando este año con 1.550 y 1.557, para grado medio y superior, respectivamente.

La sangría de alumnos se ha dejado evidenciar también en la formación del sector de la hostelería. De los 1.204 alumnos que había al inicio del curso en 2015 en grado medio se ha pasado a 1.036 en 2017 y de 1.102 en el superior a los 1.085.

Menos dura ha sido la caída en Fabricación Mecánica, una rama que ha perdido 60 alumnos (631 este curso) en grado medio y apenas seis en superior.

La misma lectura se puede extraer de la familia de Instalación y Mantenimiento, donde en dos años se han perdido 111 alumnos en un grado medio que sólo cursaron este año 705 personas en las nueve provincias de Castilla y León. La norma se rompe, no obstante, en el grado superior de la misma familia académica, la unica de las profesiones más demandadas y no cubiertas que ha mirado hacia arriba. El ciclo formativo de grado superior, impartido en todas las provincias menos Palencia, ha incrementado este curso 2017-2018 en 60 alumnos su demanda, pasado de 902 a 962 en dos años.

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