Madrid recibe el 60% de las empresas que se ‘fugan’ de Castilla y León

La fuga de empresas no es algo consustancial y exclusivo de la crisis institucional catalana. Castilla y León pierde más empresas en favor de Madrid de las que recibe de Cataluña. De las 73 sociedades mercantiles que han cambiado su domicilio social en el primer trimestre, 43, casi el 60% lo hicieron a la Comunidad madrileña.

Castilla y León es la quinta autonomía de España con mayor volumen de ‘fugas’ societarias, en un ránking que lidera Cataluña (1.350), le siguen Madrid (313), Andalucía (127) y Comunidad Valenciana (88). Castilla y León empata con Castilla-La Mancha.

Muy lejos de Madrid, es la comunidad gallega la que recibe el 15% de las empresas perdidas (11), mientras que el resto es una suerte de goteos nada relevantes. Llama la atención que País Vasco y Navarra, que cuentan con fiscalidad diferentes en materia de sociedades, apenas reciben una empresa procedente de Castilla y León.

No obstante, Castilla y León recibe de otras regiones 70 empresas, lo que provoca un saldo negativo de tres sociedades. En este caso, son las empresas catalanas las que lideran el traslado de compañías a Castilla y León, con 28 cambios societarios, el 40% del total; seguidas de las madrileñas que representan 18, el 25,7%. De esta forma, el saldo entre ambas es muy desfavorable. 60% se van a Madrid y 25,7% llegan de la comunidad vecina. Se da la circunstancia de que seis compañías vascas se inscribieron en la región entre enero y marzo.

Decisión política

El traslado del domicilio social está considerado como una decisión más política, sobre todo cuando no va acompañado del cambio de la sede fiscal y mucho menos cuando se mantienen lo centros de trabajo.

La consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, rehusó valorar esta ‘fuga’ de empresas y las consecuencias negativas que está teniendo para la Comunidad.

Los empresarios de Castilla y León conocen bien esta tendencia y llevan tiempo preocupados. La patronal regional lo atribuye en gran medida a que la Inspección de Hacienda intensifica más sus actuaciones en la Comunidad. Considera que en Madrid existe una especie de «limbo» donde las empresas pasan más desapercibidas. Esta inquietud se la manifestó Santiago Aparicio, presidente de Cecale, el pasado martes al presidente del Partido Popular de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. «Nos preocupa esa fiscalización, porque es reiterada en las mismas empresas» y luego «resulta una minucia el fraude fiscal que detectan».

Considera también que las empresas buscan en Madrid un trato fiscal más favorable: Al respecto destaca la ausencia del Impuesto de Patrimonio y un menor gravamen a los de Actos Jurídicos Documentados y Transmisiones Patrimoniales.

Pérdida de recursos

El efecto al final, según Aparicio, es que Castilla y León pierde recursos del Estado, derivados del modelo de financiación, porque estos se reparten en función de los ingresos tributarios. Advierte de que se haría una labor más eficaz si se controla la economía sumergida, que supone una auténtica «competencia desleal». «No pagan impuestos, no se les vigila y sus costes son menores», añade.

Aparicio recuerda que «Madrid está a tiro de piedra de muchas provincias de la Comunidad» y por eso hay empresas que trasladan su domicilio fiscal y social a una región con menos carga impositiva y menos control.

A la organización Empresa Familiar le consta que «existe una desventaja fiscal para los empresarios y empresas de Castilla y León, que está provocando que algunas compañías valoren esta circunstancia como una desventaja competitiva».

Pese a reconocer y valorar positivamente la situación fiscal que la Comunidad autónoma ofrece a las empresas familiares –bonificación del 99% en el caso de transmisión de una sociedad–, «es un hecho, que en otros impuestos, la Comunidad de Madrid ofrece una diferenciación, mejorando determinados hechos respecto a Castilla y León», advierte Eduardo Estévez, secretario general de Empresa Familia en la región.

Ventajas logísticas

«Por ejemplo, el impuesto sobre el patrimonio, donaciones y en el caso de sucesiones a nivel de bienes personales, no afectó a la actividad empresarial».

«En el caso concreto de Madrid, además, competimos con otra serie de aspectos como las ventajas logísticas, de transporte (aeropuertos) o incluso de inspección fiscal. En muchos foros, se afirma que Madrid es el centro empresarial de España, hecho suficientemente atractivo para las empresa».

Sin embargo, advierte de que «la empresa familiar es menos propicia a la deslocalización», porque las decisiones «se toman no solamente en función de criterios puramente económicos sino que se valoran aspectos tan relevantes como los orígenes de la familia, el apego a la tierra, la apuesta por el largo plazo en las inversiones y la cercanía con los colaboradores y trabajadores».

Estévez reconoce «que es un hecho cierto la existencia de diferentes normativas a nivel de comunidades autónomas y en ciertos casos puede que haya empresas que lo tengan muy en cuenta».

A su juicio, además de los efectos sobre la riqueza y el empleo de las deslocalizaciones, existe otro que considera «devastador»: la deslocalización del talento. «Las empresas y personas que se marchan, dejan de invertir en la región. Se nos pueden ir los mejores, los que generan economía productiva.

Para Empresa Familiar, no se deben tomar decisiones a corto plazo en la recaudación año a año. «Debe existir un plan de Comunidad a largo plazo que genere ilusión e inversión. Con ello, la recaudación aumentaría de manera consecuente».