Diario de Valladolid

MARÍA DE LA PAZ ROBINA / DIRECTORA DE NEUMÁTICOS MICHELÍN

«Es importante que las mujeres lleguen alto pero de forma natural»

Medio centenar de ‘rompedoras’ comparten su experiencia con más de 440 niñas de la provincia para derribar el ‘techo de cristal’

La consejera Alicia García junto a otras mujeres que compartieron su experiencia en #Rompedoras.-ICAL

La consejera Alicia García junto a otras mujeres que compartieron su experiencia en #Rompedoras.-ICAL

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Elsa Ortiz

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Un tándem entre Ciencia e igualdad dibuja el escenario idóneo para ejecutar un choque de impacto ante el techo de cristal. Esfuerzo, dedicación y talento son los ingredientes de una fórmula que deja de ser secreta para derribar barreras cada vez menos invisibles. Como aliento a las futuras generaciones surgía #Rompedoras, un punto de encuentro para las mujeres del mañana con aquellas que soñaron sin límites y su nombre figura entre los más altos cargos del mercado laboral.

Cuando María de la Paz Robina llegó a la planta de neumáticos de Michelín que hoy dirige «fue tal el shock» entre sus compañeros «que les daba hasta apuro» dirigirse a ella. «Me he sentido diferente porque era la única, pero nunca maltratada. Ahora las cosas son mucho más naturales», afirmó. Y precisamente esta naturalidad es la que Robina consideró «importante para que las mujeres lleguen alto». En este sentido, reconoció que ella quiere «féminas en su equipo» pero con fundamento. «Si es mejor para un determinado puesto un hombre, lo cogeré», apremió la directora de la planta de neumáticos, añadiendo que ante las «mismas capacidades» se quedaría con «una mujer para fomentar la igualdad».

La jefa de Policía Local de Valladolid, Julia González, encontró en Los ángeles de Charlie su inspiración.

En ese momento no dejaban a las mujeres ingresar en el cuerpo, por lo que estudié Derecho hasta que salieron las pruebas». Una treintena de años después es la protagonista principal de la película y está cargo de un equipo de «442 personas, de las que solo el 14% somos mujeres». Para revertir este porcentaje, González animó a las niñas con la garantía de «no necesitar ningún físico especial».

La inspectora de la Policía Nacional, Clara del Rey, compartió con las futuras rompedoras su experiencia de vida asegurando que la ilusión derriba cualquier barrera. «Es importante soñar pero, sobre todo, trabajar para conseguirlo», aseveró tras reconocer que se ha encontrado con dificultades en su camino pero nunca relacionadas con su género.

Olga Villar estudió Económicas y le pareció «una salida profesional estupenda» ingresar en el Ejército de Tierra, donde ahora es capitán. El tesón también consiguió acabar con los obstáculos en su ascenso. «Las únicas dificultades las encontré en las pruebas físicas. Pero con esfuerzo, todo es posible. Y no fueron unas trabas horribles», garantizó.

El consejo que la directora de la Escuela Técnica de Ingeniera, Patricia Fernández, trasladó a las jóvenes vallisoletanas fue la independencia. «Lo más importante es que lleguéis a ser independientes, porque así nadie os dirá lo que tenéis que hacer. Me gustaría que tuvieseis ese espíritu, sin dejaros influenciar por las personas. Que nadie os diga qué trabajo os sienta mejor», sentenció para después pedirles que no se pongan límites ni se dejen condicionar. «Ser bueno o malo en algo no va ligado a ser chico o chica», matizó.

Más de 440 alumnas de centros escolares de la provincia pudieron charlar ayer con investigadoras, empresarias, tecnólogas, gestoras y otras excelentes trabajadoras de áreas tradicionalmente reservadas al género masculino.

La joven psiquiatra Laura Martín fue la encargada de motivar a las futuras rompedoras y lo hizo con pasión porque «cuando algo apasiona, nada se pone por delante». Siguiendo esta máxima, creó el Centro de Intervención Comunitaria del Hospital Río Hortega cuyo objetivo es «facilitar a la sociedad la convivencia con personas que solo son diferentes», aseguró.

Su proyecto La revolución delirante consiguió cuajar en la Sanidad pública aunque «poca gente confiaba en él» y recibió muchas críticas por «ser joven y mujer». Cinco años después, Martín continúa echando menos su tierra pero permanece en Valladolid porque hay algo que le apasiona: «La locura, que no es una enfermedad, solo una condición de las personas y todos tenemos un punto».

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