Diario de Valladolid

GESTAMP - LÍDER DE COMPONENTES DE AUTOMOCIÓN

Huella palentina en los grandes del automóvil

El modelo de la factoría de Gestamp en Dueñas, la más grande de España construida desde cero, se ha extendido al mundo donde el grupo industrial de origen burgalés que acaba de estrenarse en Bolsa cuenta con 99 plantas y 36.000 empleados en 21 países / Fabrica capós, portones, puertas y chasis con un sistema único de estampación en caliente que garantiza resistencia frente a golpes / Suministra componentes a los doce líderes mundiales del sector

-EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN

-EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN

Publicado por
J. Luis F. del Corral

Creado:

Actualizado:

La mayor salida a Bolsa de un grupo industrial en lo que va de año lleva acento castellano y leonés. Gestamp hunde sus raíces en Burgos y en Palencia. En Burgos, porque su fundador, Francisco Riberas Pampliegua, fallecido en 2010, nació hace 85 años en Rabé de las Calzadas, a menos de 12 kilómetros de la capital burgalesa donde se encuentra Gonvarri, la otra gran compañía del grupo familiar, y porque la planta de la filial de Gestamp EDSCHA ocupa una parcela en el Polígono de Villalonquéjar. Pero ha sido la huella palentina la que ha impregnado e influido en el exponencial desarrollo del negocio de Gestamp, una huella que ha calado en el mundo de la automoción al ser hoy líder internacional en el sector de componentes con 99 fábricas en 21 países que ocupan a 36.000 trabajadores y registran una facturación récord de 7.550 millones de euros en 2016.

La planta de Gestamp en Dueñas ha dejado poso en la escalada mundial de un grupo de estampación de piezas de acero que ha multiplicado por 31 sus ventas desde 1998, primer ejercicio completo tras su constitución un año antes. Con 300 empleados y sorteando la crisis con paciencia, imaginación e ímpetu exterior, la de Palencia fue la primera construida desde cero «en un modelo que se ha extendido al mundo», como destaca el director de la fábrica, Miguel Paniagua. Hoy es la factoría más grande de España construida por la familia Riberas. Hoy exhibe un original modelo tecnológico de estampación en caliente del acero, a 900 grados centígrados, con posterior enfriamiento hasta menos 200 grados que aporta la mayor seguridad y resistencia al golpe de un vehículo de cuantos hay en el mercado, lo que evita o atenúa deformaciones cuando se producen choques violentos.

Gestamp es también hoy la multinacional española líder mundial en este proceso de estampación en caliente, implantado en 75 líneas, y la fábrica de Palencia se alza como la vanguardia internacional de esa innovación internacional. Portones, capós, puertas, techos, chasis, bisagras para puertas… son algunos de los productos que los grandes fabricantes de la automoción compran a este grupo con raíces en Castilla y León.

Próxima a la A-62, la planta palentina ocupa 60.000 metros cuadrados construidos en un solar de 600.000 que es propiedad de la compañía controlada mayoritariamente por la familia Riberas.

El grupo familiar controla hoy el 58,95% del capital social a través de ACEK Desarrollo y Gestión Industrial, un holding en el que, con Gestamp, conviven Gonvarri y los negocios de renovables de los Riberas (Gestamp Renewables). Este grupo puso en el mercado el mes pasado el 27% de las acciones en una composición societaria donde la corporación japonesa Mitsui se mantiene con el 12,52% y empleados de la propia Gestamp con el 1,52%.

Gonvarri

Llegar al elevado nivel tecnológico de Gestamp en un sector tan competitivo como el de la automoción ha sido obra de visionarios con olfato que arriesgaron en el negocio de la transformación del acero y supieron pasar «de ser un proveedor local a ser un socio global para los doce grandes fabricantes internacionales», en palabras de Miguel Paniagua. Y los nombres de esos «socios globales» no pasan desapercibidos para nadie: General Motors, Volkswagen, Renault-Nissan, BMW, Fiat-Crysler, Ford, Honda, Opel-PSA, Jaguar Land Rover, Daymer…

El origen de Gestamp se remonta a 1958 cuando Franncisco Riberas Pampliegua funda Gonvarri con 120 euros. El crecimiento estuvo siempre en sus planes. Lo mismo que la innovación y la internacionalización. Él vio en la automoción una de las patas para el desarrollo de la transformación del acero. La década de los sesenta fue clave al acercarse a los focos de una floreciente industria de la automoción nacional.

Al frente de Gestamp está hoy el hijo del fundador, promotor de su nacimiento y posterior desarrollo internacional, Francisco J. Riberas (Madrid.1964). El relevo generacional funcionó. Consejero delegado desde su constitución en 1997, ha logrado situar al grupo en el puesto 28 de los proveedores TIER-1 (nivel directo), según Automotive News.

La planta palentina está en el origen del desarrollo internacional del grupo. Desde su constitución ha vivido cuatro etapas diferenciadas con crisis de por medio, cuyas plantillas oscilaron entre las 70 y las 300 actuales. Con una notable evolución tecnológica. En 1997, desarrolla la estampación en frío, que aún mantiene, con el fabricante PSA y su fábrica de Villaverde (Madrid) como principal cliente de techos y laterales. Dos años después y con la misma tecnología, abre las puertas de Renault con producciones puntuales del lateral y el capó del primer Megane. Unos años después (2001-2002) refuerza su relación con la fábrica del rombo para fabricar el portón, el capó y las puertas. En 2001, aborda por primera vez el ensamblado de subconjuntos, cuando fabrica el esqueleto del coche (piezas estructurales) y consigue más negocio de Renault para el Megane nuevo.

La crisis de 2007 le lleva a situaciones complicadas –EREs de por medio- y dudas sobre su viabilidad, que logra resolver con una apuesta decidida por las nuevas tecnologías de la estampación en caliente y una inversión superior a los 25 millones de euros entre 2014 y 2015, que suponen el despegue de la planta que hoy trabaja a tres turnos. Desde 2007 hasta ahora, aporta piezas a Iveco (chasis de la Daily), con quien estrena la llamada Cataforesis, un sistema de pintura en el que aprovecha la corriente eléctrica. Son tiempos difíciles para la factoría, cuya plantilla bajó hasta los 195. Fueron momentos «sin proyectos», que el grupo aprovecha para desplazar a nuevas fábricas del mundo a 30 profesionales que formarán a las nuevas plantillas en el exterior: las plantas de Rusia, India, Argentina, México, Brasil, Francia y Polonia reciben a palentinos desplazados de Dueñas que exportan su conocimiento desde la factoría más emblemática. El desarrollo internacional y la tecnología sueca ensayada en los Volvo y conseguida al adquirir la fábrica del Grupo HardTech de EEUU impulsan Gestamp-Palencia. Hoy, el grupo ha abierto la primera fábrica en India para frenar el elevado nivel de fallecidos en accidentes de tráfico. Los 300 trabajadores de Dueñas aportan a la compañía el 11,4% de los 1.320 millones que facturan las 21 plantas españolas. La de Burgos, EDSCHA, con 140 empleados registran unas ventas próximas a los 28 millones. Gestamp Palencia trabaja mayoritariamente para Renault. Un 60% de su producción va a las factorías del rombo. El resto se distribuye entre Volkswagen (15%), PSA (15%) e Iveco (7%).

LOS RIBERAS, EN EL MAPA DE LAS GRANDES FORTUNAS

Austero, discreto, hábil como pocos en el comercio, trabajador incansable, generoso, tímido... y con una «sangre fría» a prueba de bomba. Así define Juan de Lillo al fundador de Gestamp en su biografía «Francisco Riberas contra su destino.» El emprendedor burgalés tejió una estrategia que fue clave para liderar en 20 años de intensa actividad de la transformación del acero con una anticipada visión internacionalizadora y con un inhabitual modelo de reinversión de beneficios.Su hazaña ha llevado al grupo familiar controlado ahora por los hermanosFrancisco y Jon Riberas Mera, a figurar en el top ten de las grandes fortunas españolas con un patrimonio próximo a los 10.000 millones de euros. El periodista le pregunta a Riberas sobre el paralelismo de su trayectoria con la de Amancio Prada. «Sí, seguramente nuestras vidas tienen un cierto paralelismo porque comenzamos de la nada». Cuenta Lillo cómo el destino le marcó cuando, en 1936, apenas tenía cuatro años y sentado en la Casa de Campo de Madrid con su madre dos balas impactaron en el cemento del banco. No pudieron regresar a su vivienda de Useras y eso le marcó. «Francisco Riberas no era el heredero de un complejo industrial en marcha, ni siquiera de una modesta fragua en su pueblo castellano, sino que todo fue consecuencia de una especie de milagro personal forzado por su talento, audacia, imaginación, y de la firme voluntad de conseguir que su madre y él mismo pudieran romper el cerco de la miseria que había puesto sitio a sus vidas», precisa su biógrafo.

tracking