Diario de Valladolid

Juicio por la muerte de Isabel Carrasco

Una instrucción en evidencia

El hábil abogado de Triana y su madre se vale de los fallos y olvidos de la investigación para dirigir hacia ellos su labor de defensa

Raquel Gago y su abogado, a la llegada a la Audiencia en la que se juzga el asesinato de Isabel Carrasco.-ICAL

Raquel Gago y su abogado, a la llegada a la Audiencia en la que se juzga el asesinato de Isabel Carrasco.-ICAL

Publicado por
Felipe Ramos
Valladolid

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Dos semanas de juicio dan para mucho. Lo primero, las declaraciones de las tres acusadas de asesinar a la presidenta de la Diputación y del PP de León, Isabel Carrasco.

Testimonios que ofrecen cambios de versión sobre lo declarado hasta este momento, sobre todo en el caso de Triana Martínez y su madre, la asesina confesa de Carrasco; o que permiten descubrir que Raquel Gago, la policía local a quien Triana le dejó en su coche el bolso con el arma con la que su madre acababa de meterle cuatro tiros por la espalda a la presidenta de la Diputación en la pasarela sobre el río Bernesga, acude a un psicólogo para tratarse ese bloqueo que dice le impidió actuar y del que nunca hasta ahora se había tratado, ni se le había detectado en informe alguno de la Policía Local de León, donde lleva 19 años prestando servicio.

Y lo último, la tocata y fuga durante 19 horas de un abogado. Fermín Guerrero, el murciano que defiende a Gago desapareció, sin que a su defendida pareciera importarle lo más mínimo ya que ni denunció y al día siguiente se presentó tan campante a decirle al juez que no sabía dónde estaba su letrado. Diecinueve horas después, Guerrero sigue sin dar una sola explicación de dónde estuvo y por qué lo hizo. Se aferra a lo personal y a ese «es cosa mía», que dijo a la policía nada más ser localizado, para presentarse al día siguiente en el juicio tan campante como su defendida el día anterior.

Pero, además, el juicio está sacando a la luz los importantes fallos y olvidos que se produjeron durante la investigación y la instrucción del crimen. Estas dos semanas dejan en evidencia la pésima instruccción llevada a cabo para esclarecer el asesinato de Isabel Carrasco.

El hecho de que hasta el director general dela Policía, Ignacio Cosidó, al segundo día, diera ya prácticamente por cerrado el caso, cuando ni siquiera se había detenido, y mucho menos enviado a prisión, a Raquel Gago, es la demostración palpable de que todo se estaba llevando con demasiada prisa y, lo que es peor, sin atar bien todos los cabos, para que no quede ningún vericueto suelto.

Los graves fallos y olvidos de la instrucción, esos vericuetos, están siendo ahora aprovechados por el hábil abogado de Triana y la asesina confesa para dirigir hacia ellos su labor de defensa. Son muchos los interrogantes que surgen a la vista de los primeros testimonios. Interrogantes que deberían haberse resulto en la investigación

¿Por qué no se reconstruyó el recorrido de las acusadas el día del crimen?

No se entiende la razón de por qué no se reconstruyeron los hechos. Cuál fue la motivación por la que se decidió no hacer el recorrido, por separado con cada una de las acusadas, el mismo día del crimen. De quién partió esa decisión cuando es práctica habitual en otros casos de asesinato, como el ‘caso Bretón’, el crimen de Marta del Castillo, el asesinato de Asunta o, el más lejano, de las niñas de Alcásser.

De haberse realizado se habrían acabado con estos cambios de versión que ahora manejan las acusadas. Triana y su madre, a la policía y la jueza reconocieron que se habían pasado el bolso en el pasadizo que una la plaza del mercado de Colón y Gran Vía de San Marcos y, ahora, en el juicio cambian y aseguran que la asesina confesa lo tiró a un garaje de Lucas de Tuy en su huida y su hija la vio y lo recogió, para después dejarlo en el coche de Gago.

¿Cómo es posible que se permitiera a Nacho, el policía amigo de gago, ser el primero en ir a recoger el arma?

Otra de las situaciones incomprensibles de las que se produjeron durante la investigación fue el hecho de que se permitiera a su amigo el policía nacional Nacho, a quien Raquel Gago llama para decirle que acaba de encontrar el arma, que sea el primero que acuda hasta donde se encuentra el revólver.

¿Por qué impidió Nacho que su compañero bajara al garaje donde estaba el coche con el bolso y el revólver?

Pero si injusticado es que un amigo de Raquel Gago y de su familia sea quien primero tome las decisiones sobre el coche, el bolso y el arma con la que se asesinó a Isabel Carrasco, tanto o peor es que sea quien le impida a su compañero Juanjo bajar con él al garaje. Y todo con la peregrina excusa de que Gago estaba muy alterada y no quería porque se encontraba más tranquila con su amigo Nacho.¿Quién es Gago para decidir nada en ese momento?

¿Por qué no fue directamente el jefe de grupo o incluso quien llevaba la investigación, la inspectora de la Udev?

El amigo de Gago, el policía nacional Nacho, no sólo bajó en solitario al garaje y fue el primero en tocar y ver el bolso y el arma, con Gago delante, sino que además habla con Gago, otra vez a solas, sin la presencia de su compañero, al que deja en el garaje. Esa tarea, como la de ser el primero en ver el lugar y las condiciones en las que apareció el arma, la lógica señala que tendría que haberla realizado el jefe de grupo de Nacho o, incluso, las inspectora jefe de la Udev que dirigía la investigación.

¿Cómo puede Gago estar en libertad con cargos más de 48 horas?

De libertad con cargos a enviada a prisión acusada de asesinato, atentado contra la autoridad y tenencia ilícita de armas. Pero entre estas dos decisiones transcurrieron más de 48 horas. Las que van desde la tarde-noche del 13 de mayo a la mañana del 16. Según la inspectora de la Udev en el juicio, su primera declaración fue convincente y todo cambió cuando se vieron las llamadas y los posicionamientos. 48 horas en las que Gago pudo eliminar todo tipo de pruebas en su contra.

¿Por qué se traslada a Gago al juzgado en un coche oficial del jefe de policía local y se le pone un chófer?

A los fallos de la investigación y la instrucción se le añade el corporativismo demostrado con las tres acusadas. Como lo demuestra el ponerle a Gago un coche oficial del propio jefe de la Policía Local, Martín Muñoz, y un chófer para que fuera a declarar ante la juez el día que la envió a prisión. Eso y meterla por el garaje para que no fuera vista y, más adelante, permitir que un funcionario la saque de prisión desde el párking y en su coche.

¿Cuál es la explicación para que las acusadas tuvieran un trato de favor?

La inspectora de la Udev, quien dirigió la investigación del asesinato de la presidenta de la Diputación leonesa, reconoció en su testimonio ante el presidente del jurado que las dos acusadas, la asesina confesa, Montserrat González, y su hija Triana habían recibido cierto trato de favor «por ser hijas de un compañero». Una situación que ahora la defensa de ambas aprovecha para decir que las engañaron para que declararan, valiéndose de la supuesta amistad de los dos inspectores venidos de Burgos, que fueron quienes pusieron cierto orden además de lograr la confesión de madre e hija, con el entonces comisario de Astorga, Pablo Antonio Martínez, marido y padre de las acusadas.

¿Cómo es que nadie aún haya reclamado los números de las llamadas al 112?

Una de las sorpresas del juicio hasta ahora fue cuando el polícia jubilado, el héroe sin cuya intervención seguramente habría sido imposible detener a las tres acusadas, declaró que no creía ser él quien se escuchaba en una llamada del 112. Pues bien todavía hoy no se entiene cómo es posible que, dado que en sus declaraciones a la juez instructora ya indicó que trató de hablar con Emergencias y no pudo, cómo ninguna de las partes ha solicitado los números que ese día 12 de mayo llamaron al 112. Este periódico ya pudo comprobar que la llamada la realizó el policía jubilada, se acuerde o no; se reconozca o no.

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