Diario de Valladolid

Clemente reivindica el espíritu de “colaboración, cooperación y solidaridad” de la transición

El Parlamento autonómico acoge la presentación del libro 'El guionista de la transición: Torcuato Fernández-Miranda, el profesor del rey', de Juan Juan Fernández-Miranda

La presidenta de las Cortes, Silvia Clemente, presenta el libro 'El guionista de la Transición. Torcuato Fernández Miranda, el profesor del Rey', de Juan Fernández Miranda (3I). Junto a ellos, de izquierda a derecha, Luis Miguel Torres, Carlos Ortega, Jos-Ical

La presidenta de las Cortes, Silvia Clemente, presenta el libro 'El guionista de la Transición. Torcuato Fernández Miranda, el profesor del Rey', de Juan Fernández Miranda (3I). Junto a ellos, de izquierda a derecha, Luis Miguel Torres, Carlos Ortega, Jos-Ical

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La presidenta de las Cortes, Silvia Clemente, reivindicó que en la actualidad “la colaboración, la cooperación y la solidaridad para sellar acuerdos donde prevalezca el interés general” que se demostró en la transición son “más necesarios que nunca para la sociedad”. “La pluralidad política exige un enorme consenso para poder generar un mayor bienestar para los ciudadanos”, señaló antes de aplaudir el trabajo de Torcuato Fernández-Miranda en la Ley para la Reforma Política, encajando la transición “de la ley a la ley”.

Clemente aplaudió el trabajo de documentación y la selección de testimonios directos que recoge el jefe de Nacional del diario 'ABC', Juan Fernández-Miranda, en su primer libro, 'El guionista de la transición, Torcuato Fernández-Miranda, el profesor del rey', que fue presentado en la tarde de hoy en la sala de usos múltiples de las Cortes de Castilla y León. El volumen, que calificó como “un magnífico trabajo”, es en su opinión “una sucesión de escenas que se superponen como si de una película se tratara”.

Sobre el protagonista del volumen, Clemente aseguró que se trataba de “una persona con absoluta integridad y convencimiento de cómo tenía que hacer las cosas”. “Desde el principio el piensa en ser catedrático de Derecho y renuncia a las facilidades que le brindaba para ello la posguerra. Tiene un magnífico discurso y llega a renunciar a ser presidente del Gobierno para prestar un servicio leal a España. Él sentía que podía dirigir este país hacia la democracia, desde su profundo conocimiento jurídico y extraordinaria vocación política”, evocó.

Tras las palabras de la presidenta, el delegado de 'ABC' en Castilla y León, José Luis Martín, encargado de moderar el debate posterior en torno al tema 'El valor del consenso', se refirió al protagonista del libro como “arquitecto de la democracia”, algo que consiguió “de una forma muy inteligente y sin rupturas”.

Por su parte, Juan Fernández-Miranda, autor y sobrino nieto de Torcuato Fernández-Miranda, señaló que en estos días de campaña “se ataca mucho a quien hace política en general”, y apuntó que alguna de las cualidades que se exige a nuestra clase política se reúnen en personajes que protagonizaron la transición como Torcuato Fernández-Miranda, a quien definió como “ejemplar”.

“Les exigimos una integridad personal, algo que él demostró al menos en dos ocasiones: el 20 de noviembre de 1975 cuando renuncia al ofrecimiento del rey de ser presidente del Gobierno, por entender que su papel era más útil en la Presidencia de las Cortes, y dos años después, con las primeras elecciones, cuando dio un paso atrás y no optó a ninguna candidatura, algo que no hizo Adolfo Suárez. También les exigimos preparación y formación, y Torcuato fue catedrático de Derecho Político en 1945 y en 1968, tenía una amplísima formación universitaria y no tomaba decisiones al azar, sino tras un profundo análisis”, reflexionó.

El cierre de la transición

El debate arrancó con la pregunta lanzada por Martín de cómo se ha llegado a la actual devaluación del valor del consenso, ante lo cual el director de la Agencia Ical, Luis Miguel Torres, que apuntó la idea común de que España no podía ir por el camino que estaba siguiendo. “Si viéramos España como una empresa cuál es nuestro plan estratégico para los próximos veinte años”, se preguntó para lamentar a continuación que “no lo hay”. “Objetivamente la educación española está cómo está, y pese a que todos son conscientes de la necesidad del consenso no se logra. Hay también una cuestión de actitud, no de leyes, de creernos que la democracia no debiera permitir aprovechar las posiciones de ventaja que tengas en cada momento”.

Por su parte, José Oneto señaló que “estamos en un momento histórico, en el final de lo que se conoce como transición”. “En función del resultado de las elecciones del domingo, podremos ver la apertura de un nuevo periodo cuyo desarrollo es una incógnita muy complicada porque dependerá de quiénes serán los principales actores políticos. Se enterrará el bipartidismo y la transición, la época más brillante de la historia de España, incomparable en cualquier otro siglo”, valoró.

En su opinión, “la crisis económica ha puesto de manifiesto las contradicciones de un sistema político que nació en 1978. El consenso que ha presidido la política española hasta el estallido de la crisis económica, que derivó en un enfrentamiento político, y ahora estamos en un camino realmente complicado. En la transición había un proyecto político, un equipo dirigente formado por el rey, Adolfo Suárez y Torcuato, con un consenso entre las fuerzas políticas y una ilusión tras una dictadura que duro casi cuarenta años. Ahora mismo no hay nada de eso, ni siquiera conocimiento de una transición que ha sido ejemplar”. “El libro de Juan nos presenta un perfil bastante aproximado de lo que debe ser un político hoy, en cuanto a honestidad personal, coherencia, y un final en cierto modo dramático, porque no termina bien ni con el rey ni con Suárez”, resumió.

A continuación, el profesor de Derecho Constitucional de la UVa, Carlos Ortega, señaló que el sistema electoral español “tiene muchas posibilidades”, ante la perspectiva de la nueva configuración parlamentaria que salga el 20 de diciembre de las elecciones generales. Para él, “un parlamento dividido no tiene por qué ser un problema, como no lo fue en el proceso constituyente, cuando había seis fuerzas políticas relevantes en España”. “Quizá eso sea bueno para abrir un proceso de reforma de la Constitución, para ir de la ley a la ley, que sea asumida por los partidos relevantes y por los nacionalistas que entren al Congreso”, argumentó antes de confesar ser “optimista” ante la posibilidad de volver a alcanzar un nuevo consenso para reformar la carta magna. “El consenso es el acuerdo sobre una propuesta definitiva, pero no lo alcanzas si no tienes un compromiso previo de cesión entre las partes que negocian, y eso deberían tenerlo muy presente las fuerzas políticas actuales”, señaló.

Además, Ortega indicó que considera que “el cambio se hará dentro de la Constitución, y por tanto no será una ruptura de la constitucionalidad vigente”. “Me cuesta mas creer que podamos solucionar el problema territorial, porque no veo fueras políticas de ámbito autonómico que sean capaces de entrar en el consenso necesario”, añadió.

Por su parte, Juan Férnandez-Miranda subrayó que “no se debe sacralizar el consenso”, ya que “el debate político debe permitir al ciudadano decidir entre diversas opciones”, mientras que Oneto auguró que al problema de Cataluña seguirán “inevitablemente el País Vasco y Galicia”. “Tenemos que lograr que varias generaciones puedan convivir en el futuro con tranquilidad”, apuntó antes de lamentar que “los nacionalismos son insaciables” y “hemos ido a demasiadas concesiones en los estatutos autonómicos y ya es imposible la vuelta atrás”. “A la política no van en este momento los mejores, e irá a peor a partir de ahora. O mejoramos el nivel de los políticos, y les pagamos bien, o no merecerá la pena desde ningún punto de vista dedicarse a la política”, completó.

Por su parte, Torres apuntó que “la espectacularicación de la vida política en la televisión lleva mucho a focalizar la política en los líderes, y el aparato de los partidos acaba siendo una fábrica o herramienta para organizar campañas y ganar elecciones, algo que aleja tremendamente al político de la representación del pueblo”.

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