Diario de Valladolid

Las renuncias a herencias en el inicio del año aumentan un 24% en la Comunidad, el segundo mayor incremento de España

Seis castellanos y leoneses desisten cada día al legado familiar para evitar las deudas o el pago de impuestos

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ICAL

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Las renuncias a herencias en Castilla y León durante el primer trimestre del año han aumentado un 24,7 por ciento con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, lo que supone el mayor incremento a nivel nacional solo por detrás de Castilla-La Mancha, donde la subida fue del 28,6 por ciento. La Comunidad registró en los tres primeros meses de 2015 un total de 561 desistimientos de este tipo, una cifra que se suma a las 2.042 renuncias a herencias que hubo el año pasado. Es decir, que los rechazos de los legados en la región casi se han triplicado desde 2007, según las estadísticas del Consejo General del Notariado.

La crisis económica está detrás de la mayor parte de los desistimientos por la elevada carga fiscal que soportan las herencias en España y la imposibilidad de afrontar las deudas que pesan sobre los bienes a recibir. No en vano, los ciudadanos están obligados a abonar el impuesto de Sucesiones y Donaciones, un tributo que grava entre el 7,5 y el 34 por ciento del valor neto de los bienes y derechos recibidos.

La gran diferencia entre comunidades a la hora de pagar impuestos provoca cambios ficticios de residencia para ahorrarse una cantidad importante. Por ejemplo, el impuesto a pagar por una herencia de padres a hijos tiene una exención del 99 por ciento en Madrid. También es más barato en País Vasco, Navarra, Cataluña y Cantabria. Por el contrario, los tributos más altos se encuentran en regiones como Asturias, Andalucía, Murcia y Extremadura al aplicar la normativa estatal.

Precisamente, las comunidades que tienen el impuesto de sucesiones más alto como Andalucía, Asturias y Murcia fueron donde hubo más renuncias de herencias el año pasado. La fiscalidad de las herencias bajó mucho en los años de bonanzas, con importantes bonificaciones pero la irrupción de la crisis frenó en seco la recaudación y los gobiernos regionales decidieron aumentar los impuestos de sucesiones. En Castilla y León, por ejemplo, este tributo estuvo bonificado al 99 por ciento desde 2007 pero la Junta recuperó este impuesto en 2013 para gravar, de manera progresiva, las herencias de padres a hijos y entre cónyuges a partir de los 175.000 euros.

Cuantía impuesto

La cuantía del impuesto por heredar depende de varios factores como el valor de los bienes, el parentesco con el fallecido y del patrimonio previo de la persona que hereda. Además, existen otro tipo de herencias que pagan menos impuestos como la del negocio o la de la vivienda familiar cuando los herederos son el cónyuge y los hijos.

Hay otra causa para explicar los desistimientos puesto quien rechaza una herencia no asume las deudas. Y es que muchos legados pueden convertirse en un gran problema. De ahí que si la herencia que deja un familiar no compensa económicamente, al existir más deudas que bienes, lo habitual es rechazarla. Suele ocurrir cuando el legado es una vivienda. El Código Civil recoge, expresamente, que la herencia comprende todos los bienes, derechos y obligaciones de una persona, que no se extinguen por su muerte. Es decir, las deudas contraídas por el fallecido (incluidas las tributarias), siempre que puedan ser acreditadas.

La crisis económica provoca que los difuntos acumulen deudas en vida. El mejor ejemplo está en la mayor duración de las hipotecas puesto que muchas personas fallecen con parte del préstamo sin pagar. El valor real de la vivienda, en la mayor parte de los casos, es inferior al catastral con la caída del mercado inmobiliario. Una situación que lleva a los herederos a renunciar a la herencia porque no les compensa asumir un piso para intentar su venta y luego amortizar la deuda.

La complejidad surge cuando los herederos situados en la primera línea de sucesión renuncian. En ese caso, concurrirían las sucesivas líneas de herederos establecidos por la ley para la sucesión sin testamento puesto que la herencia no desaparece. Entran en juego los hijos de los herederos, nietos o ulteriores descendentes, ascendientes, si los hubiera, hermanos, sobrinos o primos del fallecido. Si todos estos posibles herederos renunciaran a la herencia, el legado correspondería al Estado, según el régimen del Código Civil, o a la correspondiente comunidad autónoma.

La renuncia expresa a una herencia requiere su formalización en escritura pública y solo se puede realizar una vez fallecido el testador. Habrá distintas consecuencias fiscales en función de si se hace en favor de otra persona, o si pura y simplemente se renuncia a ella pero también si es antes o después de que haya prescrito el impuesto de sucesiones.

‘A beneficio de inventario’

La decana del Colegio Notarial de Castilla y León, María Teresa de la Fuente, explica que cuando las razones de renunciar a un legado son las deudas del fallecido se puede aceptar la herencia ‘a beneficio de inventario’. En este caso, el heredero sólo responderá de las deudas con lo que herede, y nunca con su propio patrimonio. De esta manera, los bienes particulares del heredero no quedan ni afectados ni comprometidos por las deudas del fallecido.

Castilla-La Mancha lidera el incremento porcentual de las renuncias durante el primer trimestre del año, con un 28,6 por ciento, seguido de Castilla y León (24,7), Asturias (22,1), Galicia (17,8) y Aragón (17,7 por ciento). También están por encima de la media nacional, fijada en el 7,4 por ciento, las regiones de Canarias (8,2) y Cataluña (8 por ciento). En el lado opuesto, aparecen La Rioja, donde los desistimientos de herencias cayeron al inicio de 2015 un 39,1 por ciento; Cantabria (-14,7); Navarra (-8,3) y Madrid (-2 por ciento).

Más de 23.000 herencias al año

La Comunidad registró el año pasado, según datos facilitados por el Consejo General del Notariado, un total de 23.159 herencias, por lo que el porcentaje de renuncias fue del 8,8 por ciento. Un porcentaje que duplica, con creces, el existente al inicio de la crisis, en 2007, cuando era del 3,4 por ciento.

El número de legados en Castilla y León alcanzó su punto más bajo, precisamente, en 2007 cuando los notarios realizaron 22.708, una cifra similar a la de 2008 (22.977) aunque bajó al año siguiente (22.480). La estadística fluctuó en los ejercicios posteriores entre las 24.077 escrituras públicas en 2010, las 23.545 en 2011, las 24.211 en 2012 y las 22.351 del año 2013.

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