La fiesta del Bautizo del Niño consigue la declaración de Interés Turístico Nacional

La fiesta del Bautizo del Niño de Palencia, tradición que lleva celebrando la Cofradía del Dulce Nombre del Niño Jesús desde el siglo XVI el primer día de enero, ha sido declarada de Interés Turístico Nacional.

Según informó el Consistorio, fue la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego, la encargada de transmitir esta noticia al alcalde de la ciudad, Alfonso Polanco, quien manifestó su satisfacción "por haber conseguido algo sobre lo que llevábamos trabajando desde que entramos en el Ayuntamiento". Polanco recordó que este reconocimiento "es el segundo que se consigue en esta legislatura tras el de Interés Internacional de la Semana Santa".

"Esta importante declaración viene a confirmar dos cosas. La primera es que la línea de trabajo marcada en el ámbito turístico es la correcta y está dando resultados. Y la segunda es que este mismo esfuerzo está logrando recuperar el peso de la imagen de Palencia a nivel nacional", significó el regidor.

El Bautizo del Niños Jesús es una fiesta religiosa de origen italiano que se celebra desde principios del XVI y que cuenta con la declarada de Interés Turístico Regional en el año 1999. La Hermandad de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús lleva organizándola de forma ininterrumpida desde hace 500 años. En sus inicios celebraba en el barrio judío de Palencia cada primero de enero el día de la Circuncisión que con el tiempo fue cristianizándose para convertirse en el bautizo de Jesús.

La Hermandad, que en la actualidad la conforman unos 440 cofrades, consiguió mantener viva la tradición a lo largo de los siglos preservando la esencia y la sencillez del acto que no consiste más que acunar a una imagen de Jesús recién nacido al son del villancico 'Ea', al que puso letra el compositor Claudio Prieto a principios de esta centuria.

En la actualidad, la celebración tiene lugar entorno a las cuatro y media de la tarde en la Iglesia de San Miguel por cuyos alrededores procesiona la imagen del Niño acompañada por los hermanos ataviados con capas castellanas que se turnan con las autoridades civiles y religiosas para aupar y bailar en andas al recién nacido.

Cierra la fiesta una lluvia de golosinas lanzadas desde los balcones de la Casa Rectora, situada en los aledaños del templo por las madrinas de la cofradía, su corte de honor, mayordomo y autoridades.