Diario de Valladolid

Procesiones electorales

La coincidencia de la Semana de Pasión y una campaña electoral, por primera vez en Democracia, obligaría a los cofrades-candidatos al Congreso y al Senado a tener el don de la bilocación. Sin embargo, las cinco formaciones con más intención de voto han decidido en Castilla y León silenciar de actos políticos los días centrales. Aunque, si les hicieran elegir, no tienen duda: «La Semana Santa es sagrada» y «hay tiempo para todo».

MARÍA JOSÉ MORO-

MARÍA JOSÉ MORO-

Publicado por
Mar Peláez

Creado:

Actualizado:

Inédito en Democracia: Semana Santa y campaña electoral compartiendo por primera vez calendario y rivalizando, por tanto, en captar los focos hasta el Domingo de Resurrección en una Comunidad con ocho semanas santas declaradas de Interés Turístico Internacional. A priori, las palabras Pasión y mitin casan mal. Recogimiento frente a algarabía política, austeridad contra dispendio; silencio en las calles opuesto a discursos encendidos desde la tribuna...

Son dos escenarios antagónicos que, sin embargo, comparten simbología. Ambos conjugan la fe y la esperanza. Toman la calle. Levantan pasiones. Tienen gran capacidad para congregar a fieles o a parroquianos alrededor de la ‘imagen’ a la que aplauden. Asisten al desfile ‘devotos’ al ritmo de cornetas o de himnos de cada formación. Ondean estandartes o banderines.

Lucen insignias y atraen a curiosos.

Pese a estos parecidos razonables, es obvio que la coincidencia con la Semana Santa condiciona la campaña a las elecciones generales del próximo 28 de abril, las más inciertas de las últimas décadas. Los cofrades-candidatos o los candidatos-cofrades tendrán que dotarse hasta el Miércoles Santo del don de la bilocación, como el vallisoletano San Pedro Regalado o la soriana María de Jesús de Ágreda, si quieren rendir con su tradición semanasantera y cumplir con sus deberes políticos.

Más sencillo lo tendrán para compaginar sus dos ‘pasiones’ desde el Jueves Santo al Domingo de Resurrección. Y es que, con mayor o menor convencimiento, los partidos más representativos en esta competición electoral han accedido a quitarse cuatro días de actos políticos. Ya sea por cuestiones religiosas, tradicionales, turísticas o de imposibilidad física por los cortes de tráfico y las grandes aglomeraciones de gente, todos harán un alto en su carrera hacia el voto.

El PP lo hará por «respeto a las creencias, el sentir familiar y de amistad», como dijo su vicesecretario de Organización y Electoral, Javier Lacalle. Los socialistas de Castilla y León serán, como expresó su secretaria de Organización, Ana Sánchez, «uno más» en las representaciones religiosas y aflojarán su agenda durante los cuatro días centrales de la Semana Santa. Ciudadanos, por su parte, hará campaña durante la Pasión «sin interferir con las procesiones» y el Jueves y el Viernes Santo bajará «el pistón». Podemos suspenderá la campaña en los días grandes y Vox no se pronuncia a nivel autonómico.

En general prescinden de organizar los tradiciones mítines de campaña en los días centrales de la Semana Santa pero, eso sí, los partidos no renuncian a aprovechar esos días para que sus candidatos se dejen ver en las calles, a pesar de que las distintas juntas de cofradías han pedido que no se utilicen los desfiles procesionales como ‘escaparate’ político.

Hay provincias incluso, como Ávila o Zamora, que han ido más lejos y han apostado por no planificar ningún tipo de actos a lo largo de todos los días que dura la Semana Santa.

Será un respiro para los cofrades-candidatos, sí, aunque a tenor de los datos recabados por este periódico de los casi 300 candidatos que aportan las cinco formaciones con más posibilidades de arañar escaños al Congreso y al Senado –PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos y Vox– no parece haber una gran tradición de ‘militantes’ nazarenos.

Solo trece de sus aspirantes a ocupar un sillón en las Cortes Generales procesionan de forma habitual, año tras año, con sus cofradías cuando llega la Semana Santa.

La gran mayoría pertenece al PP, incluido el presidente del PP nacional, Pablo Casado, que desfila con la Cofradía de los Estudiantes de Ávila. Algunos son de Vox. En cambio, según fuentes de sus respectivos partidos, ni PSOE, ni Ciudadanos, ni Podemos han ‘convocado’ para los primeros puestos de sus listas en estas elecciones nacionales ningún candidato se cubrirá con el capuchón. De ahí que provincias como Ávila, León, Palencia y Soria queden ‘huérfanas’ de candidatos-cofrades.

Salamanca resulta ser la provincia castellana y leonesa, por contra, con mayor número de aspirantes nacionales que se visten de nazareno o de manola (o de dama), agarran un cirio o un farol y salen a procesionar tras la imagen por las calles de su ciudad sin perder el paso al ritmo de tambores y cornetas.

Cinco populares en Salamanca lo son: la número dos al Congreso, María Jesús Moro, que desfila el Viernes Santo por la noche con la cofradía Nuestra Señora de la Soledad. También el número tres, Marcos Iglesias Caridad, que lo hace el Jueves Santo y el Viernes Santo con Jesús Nazareno, y la número cuatro, Carmen Familiar, mayordoma de la Virgen de la Misericordia de Peñaranda de Bracamonte.

Del mismo modo, es hermano de carga de Nuestra Señora de los Dolores en la Hermandad Dominicana Bienvenido de Arriba, aspirante al primer sillón del Senado por Salamanca, y la número tres, Esther del Brío, que sale el Martes Santo con la Hermandad Universitaria.

Valladolid aporta cuatro candidatos que compatibilizarán sus quehaceres políticos con su tradición: tres del PP y uno de Vox.

Eduardo Carazo, número dos al Congreso por los populares, es cofrade de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Porta como comisario el paso en el Vía Crucis, procesiona el Jueves Santo en el desfile nocturno del Silencio y en la general del Viernes Santo. Es, como él mismo se define, un cofrade de fila y un «cofrade de acera», porque trata de ver el máximo de desfiles posible.

A esa misma cofradía pertenece, desde que tiene «un año de edad», Isabel García Tejerina. Nieta, hija, hermana, tía de cofrades, la número uno al Congreso por el PP vallisoletano confiesa que solo salió una vez con la mantilla de manola, pero no hay año que falte a la Semana Santa vallisoletana. Aunque no procesione, se siente cofrade en mayúsculas. Este año no será una excepción. «Yo voy a estar en Valladolid, no es nuevo, y haré lo que todos los años, estar en la calle viendo procesiones».

Los dos primeros cabeza de lista al Senado por Valladolid, José Ángel Alonso y Miguel Ángel Cortés también son penitentes. El primero pertenece al Santo Sepulcro de Villalón y el segundo a las Angustias de Valladolid.

Cortés comparte hermandad con el cabeza de lista al Congreso por Vox, Pablo Sáez, de la que es miembro desde su «comunión». Su padre participó de forma «muy activa en la vida interna de la cofradía y llegó a ser alcalde». Se siente muy orgulloso porque tanto su madre, como su mujer y sus dos hijos siguen siendo cofrades. Saldrá en la ProcesiónGeneral de la Sagrada Pasión del Viernes Santo, «como todos los años», y en esta ocasión también lo hará en la Procesión de Regla. Para Sáez, la Semana Santa es «un modo de vivir la fe y asegura que a a una procesión acude «por devoción, a un mitin, responsabilidad con su partido».

De la misma formación política que Sáez es Javier Martínez, cabeza de lista de Vox al Congreso por Burgos, y Rodrigo Jiménez, cabeza de lista al Senado por Segovia y miembro, desde el año 1990, de la Orden Franciscana Seglar de la Venerable Orden Tercera del Real Sitio de San Ildefonso por «una profunda admiración a la procesión del silencio del Viernes Santo desde pequeño». Solo en dos ocasiones faltó a su cita. Este año desfilará e intentará «separar la fe de la campaña», ya que, como reconoce, «hay momento para todo».

Dos candidatos a las elecciones generales comparten en Zamora su pasión por la Semana Santa, los dos cabezas de lista al Senado y al Congreso por el Partido Popular, que es lo mismo que decir Fernando Martínez Maíllo (Hermandad Penitencial de las Siete Palabras, Hermandad de Jesús Yacente y de la

Cofradía de Jesús Nazareno) e Isabel Blanco (Cofradía de la Esperanza).

Aunque no le viene de familia, Blanco asegura que es raro encontrarse hogares zamoranos donde no haya al menos un nazareno entre ellos. Desde que era pequeña procesiona el Domingo de Resurrección –ahora lo hace con sus sobrinos y disfruta al verlos «tan ilusionados»–. Se está «pensando salir este año en La Esperanza». «Todo dependerá de lo que hagan mis amigas», explica Blanco, para quien la Semana Santa es, ante todo, un momento para reunirse con amistades de siempre y recibir a visitantes de fuera.

Lo que tiene claro es que no faltará a la procesión del Santo Entierro en Bercianos de Aliste.

Ningún futuro diputado o senador por el PSOE se enfunda el capuchón o la mantilla. Sí lo hará, en cambio, el candidato socialista a la Alcaldía de León, José Antonio Diez, al igual que la numero dos del PSOE castellano y leonés, Ana Sánchez. En las filas populares, compatibilizan política y Semana Santa Mayte Martín, la candidata del PP a la Alcaldía de Zamora (Cofradía Jesús Nazareno Vulgo Congregación), que este año actuará como mayordoma «por antigüedad», o el actual teniente alcalde de León, el popular Fernando Salguero,

Hay que irse, también, a las elecciones municipales para encontrar algún cofrade en activo entre los miembros de Podemos, tal es el caso de Rubén Marlasca (Aranda de Duero), quien asegura que en su formación política «nadie ha preguntado si es ateo o no lo es», o de Carlos Hernández, candidato en Valverde de la Virgen (León).

Sean del signo político que sean, todos coinciden en pronunciar las mismas palabras a la hora de definir qué significa para ellos ser cofrade. Es un sentimiento que resulta «difícil de explicar», sostiene Carazo. Trasciende lo religioso y enraíza más con la tradición, con la costumbre, con la familia y con la amistad, «es devoción, ilusión, emoción, compromiso». Es tiempo de «reflexión» y, aunque el voto ya lo tienen obviamente decidido, tendrán tiempo, mientras caminan por las calles de sus respectivas ciudades, para escuchar en silencio su yo interior, y acallar el ruido político.

tracking