El pueblo vallisoletano de las siete 'maravillas'

Rodear un castillo o un monasterio mudéjar y que la torre más alta te llegue a la altura del hombro por bajito que seas es posible en un pueblo de Valladolid donde el número siete y las maravillas conjugan precisamente ‘de maravilla’: Olmedo.

Conocida como la Villa del Caballero por obra y gracia del literato Lope de Vega, este pueblo vallisoletano cuenta con el Parque temático mudéjar.

El singular espacio cumple 26 años este 2025, muestra réplicas en miniatura de monumentos de este estilo arquitectónico y recibe 35.000 visitantes anuales.

Con todo, no es la única de las ‘siete maravillas’ que destacan en esta monumental localidad repleta de edificios mudéjares y con una referencia histórica medieval muy presente: la muralla que perfila el casco histórico.

En estas líneas seleccionamos y proponemos otras seis joyas patrimoniales de este pueblo vallisoletano hasta sumar siete, el número más significativo históricamente para Olmedo.

Y es que a Olmedo se le llegó a conocer como ‘la villa de los 7 sietes’, una cábala que haría enloquecer a los que ven en ese número primo la clave de lo sublime, pero lo cierto es que albergó otras tantas iglesias, plazas, fuentes, conventos, puertas, casas nobles y pueblos de su alfoz.

«De todo su legado histórico del medievo, lo que más internacional ha hecho a la villa de Olmedo fue la obra de teatro de Lope de Vega El Caballero de Olmedo», señala Benjamín Sevilla, técnico de Cultura y Turismo. «Otra de las identidades propias es el arte mudéjar, que identifica todas las construcciones históricas de la villa», agrega.

Sin embargo, como en tantas localidades de la provincia vallisoletana se sabe que no es fácil vivir del arte. La alcaldesa, Miriam Martín, señala que el ajetreo diario del municipio está marcado por «el trabajo, actividades de todo tipo y el disfrute de la cultura» y asegura que, dado el movimiento del pueblo, le gustaría contar con «más vivienda oficial para alquiler»: «Estamos muy necesitados porque hay mucha demanda para trabajadores que vienen de fuera», señala.

La principal actividad económica del municipio gira en torno «a la industria agroalimentaria». «Tenemos la fábrica de Acor, la fábrica de congelados Iberfresco, la de zanahorias Horcaol...», subraya Benjamín.

Una docena de restaurantes conviven con tres bodegas y once alojamientos y todos dan cuenta de la vertiente turística de un pueblo que cuenta a su entrada con el conocido balneario Castilla Termal. «La demanda del turismo establece una serie de restaurantes y alojamientos propios para la actividad».

1. Miniaturas mudéjares atraen a miles

De hecho, los turistas que pasan anualmente por el Parque temático mudéjar multiplican por diez el número de empadronados: 35.000 visitantes recibidos por 3.500 vecinos. A diez por cabeza. «Es una cifra considerable, sobre todo teniendo en cuenta el número de habitantes», comenta Benjamín.

Las mencionadas ‘siete maravillas’ abarcan desde monumentos históricos hasta el manjar dulce más típico y están numeradas, pero no necesariamente en orden de importancia.

2. Viaje al Siglo de Oro con Lope de Vega

Si el Parque temático mudéjar es una de estas siete maravillas de Olmedo, la segunda sería el Palacio del Caballero. «Es un recorrido visual por el Siglo de Oro y la literatura, centrándose en la obra literaria El caballero de Olmedo», explica el técnico de Turismo y Cultura.

3. Murallas medievales que susurran historia

Como maravilla número tres tendríamos el arco de la villa, el de San Miguel y las murallas. Dos de los siete originales arcos con los que contó el municipio se abren paso en las murallas y se entremezclan con el día a día de los olmedanos. «El municipio ha ido evolucionando, pero mantiene un gran patrimonio».

Estos tres elementos permanecen arraigados en el ADN del municipio y le confieren un entorno característico, casi literario, trasladando al medievo tanto al lugareño como al forastero mientras callejean por su entramado de calles estrechas rodeadas de ladrillos mudéjares.

4. De convento a escenario de cultura

Como cuarta maravilla: el antiguo monasterio de La Merced, que da mucho de sí. «Acoge el centro de artes escénicas San Pedro y la sede administrativa del Ayuntamiento», destaca Benjamín. Su patio resulta imponente: «La parte alta se llama patio de La Merced y la baja, de San Pedro, que está a la entrada del teatro».

5. El corazón de Olmedo late en su plaza

La maravilla número 5 es un rincón inconfundible para los olmedanos: la transitada plaza Mayor y su entorno con la antigua casa de la villa y la Torre del Reloj.

6. La joya sagrada de Olmedo

Merece otro puesto destacado como sexta maravilla la iglesia de Santa María del Castillo y su plaza. Pocos pasarán por Olmedo sin percatarse de su presencia.

7. Mudejaritos: el dulce con sabor a Olmedo

Para la guinda y séptima maravilla dejamos el antojo de los más golosos, los sabrosos mantecados ‘mudejaritos’, o de quienes gustan de un buen lechazo.

La gastronomía en la que sobresalen estos dos productos, junto a los vinos elaborados por las bodegas de esta tierra, forma parte del tesoro olmedano. Los míticos ‘mudejaritos’ emulan a los ladrillos mudéjares en pequeñito «mucho más tiernos y dulces» y suelen irse en las maletas de quienes pasan por aquí.

Tierra de leyendas y cultura

En un municipio con tanto reclamo no faltan enigmáticas leyendas, muchas relacionadas con la Virgen de la Soterraña: desde la de ‘las cruces en el camarín de la Soterraña’, que cuenta que intercedía por las jóvenes enamoradas, a la del Pino, que revela que salvó a trece hombres de una brutal tormenta.

Aunque la villa debe su nombre a la abundancia de olmos, tiene una íntima trayectoria ligada a la cultura. Más allá del peso fundamental de Lope de Vega, lo atestigua una cascada de festivales que comienzan a sucederse desde esta misma semana.

Gran envergadura en el mundo del teatro ha adquirido el Olmedo Clásico, que se celebra en julio y está a punto de cumplir 20 años. También cuenta con eventos de música clásica y latina o su próximo Circolmedo. Esta cita congrega a los amantes de las artes circenses del 8 al 11 de mayo.

Aunque no sea fácil vivir de ello, Olmedo no se entiende sin el arte. Una maravilla que va más allá del número siete o de setenta veces siete.