Por la senda del turismo medioambiental

Perder la vista en el horizonte, disfrutar del olor de la flora propia de cada rincón, de las tonalidades de las estaciones, del silencio sólo roto por el trino de las aves o el discurrir del agua de un río, descubrir vestigios relacionados con antiguos oficios, cruzar puentes históricos...

La naturaleza desnuda sus encantos al paso de los caminantes y sus atractivos se convierten cada vez en un reclamo más importante para deportistas y aficionados al senderismo, que cuentan en la actualidad con una red de casi 260 kilómetros en la provincia para dejarse llevar por sus pasos y, en breve, se sumarán otros 248. En total, 508 kilómetros en Valladolid para calzarse las botas o pedalear en entornos alejados del bullicio.

El ocio ‘al aire libre’ está de moda, coinciden en señalar los alcaldes de varios de los municipios que cuentan con rutas homologadas –o están pendiente del trámite final– y, por eso, se han lanzado a promocionar las sendas que hasta ahora eran patrimonio casi exclusivo de los vecinos que conocían la zona, con el objetivo de ampliar el número de usuarios de los paseos y promocionar así la singularidad de cada enclave, más allá de su patrimonio o su gastronomía. El paisaje también vende.

A las diez rutas registradas y avaladas en Valladolid por la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León (FDMESCYL), se añadirán otros trece recorridos, todos ellos impulsados por ayuntamientos –a excepción del promovido por la Ruta del Vino de Cigales–, que ya han elaborado los correspondientes proyectos pero están pendientes de subsanar alguna deficiencia, instalar los carteles informativos o colocar los postes identificativos. En total, 23 trayectos oficiales, con certificado de idoneidad.

El ‘sello’ garantiza una información completa de los tramos, con reconocimiento específico al inicio y al final, balizas y señalización en los cruces para el autoguiado, condiciones del sendero –como distancias, dificultad, desniveles, recomendaciones o tiempo estimado– y datos de interés del entorno. Un ‘examen’ que las rutas deben superar cada cinco años para demostrar que las condiciones siguen siendo adecuadas para la práctica del senderismo.

De hecho, la Federación ensalza el lema de la ‘triple S’ –seguridad, sostenibilidad y satisfacción– como filosofía que debe regir a todos los itinerarios, tanto los de Gran Recorrido (GR), como los Senderos Locales (SL) y los de Pequeño Recorrido (PR).

Y son estos últimos, con un máximo de cincuenta kilómetros de distancia, los más habituales en el territorio provincial –identificados en color blanco y amarillo–, impulsados todos ellos por los ayuntamientos de las localidades donde se encuentran.

El de Las Fuentes de Tiedra es el más antiguo de los que aún conservan el certificado, según reflejan los datos del registro, con casi 18 kilómetros en una senda cuyo principal atractivo son ocho antiguas fuentes, alguna de ellas de origen romano.

«Estaban en desuso y algunas ni se veían por la maleza, así que las restauramos, creamos áreas de descanso con mesas y bancos, acondicionamos los tramos en mal estado y plantamos árboles», destacó el alcalde de Tiedra, Nunilo Gato, quien cifró en 180.000 euros la inversión realizada en 2007, gracias a la ayuda del grupo de acción local con fondos europeos, para potenciar esta senda por la que sólo el año pasado calculan que pasaron 400 personas.

Ahora, tras esta experiencia de rehabilitación que les valió el Premio Ecología de la Diputación en 2008, están inmersos en otro proyecto medioambiental apadrinado por el colaborador de Félix Rodríguez de la Fuente, Joaquín Araújo, para enlazar la senda de las Fuentes con la laguna que se quiere recuperar en Benafarces.

Si la localidad de Montes Torozos es la más veterana, en Tierra de Pinares destaca Portillo como la última incorporación a la red, tras haber obtenido el certificado de homologación hace dos meses. Más de doce kilómetros de paseo entre pinos, chopos y frutales, con parada obligatoria en el manantial, el refugio del guardaviñas y para observar el curioso pino crecido entre piedras que da nombre a la senda, el Pino Pinilla, explicó la concejala de turismo, María Fernández Garrote.

Y si hay un pueblo que destaca, por número de itinerarios homologados, es Santibáñez de Valcorba, con tres recorridos para practicar senderismo «incluso en verano», destacó el alcalde, Manuel Fernández, gracias a la sombra garantizada por el arbolado. «Somos uno de los pueblos más verdes de la provincia».

«Aquí no tenemos mar ni montaña, pero el deporte de naturaleza también está en auge y tenemos recursos para poder potenciarlo», reflexionó la alcaldesa de Rueda, Dolores Mayo, para ensalzar el Sendero del Sofraga, en el que los caminantes pueden atravesar un puente romano sobre el Zapardiel y para recordar que en la pedanía de Foncastín también están a punto de inaugurar la de Pinar de Valdegalindo.

Un abanico de posibilidades para pensar en Antonio Machado y dar la vuelta al título de su conocido poema porque aquí, caminante, sí hay caminos.