Una maleta de recuerdos rumbo al futuro

Cuando se habla de las historias de un pueblo, el relato oficial muchas veces no es suficiente para hacerte una idea de lo que se cuenta. La mejor forma es acudir a la tradición oral, esa que pasa de generación en generación. Éste es el caso de Matapozuelos y su crucero. Un símbolo que forma parte del municipio vallisoletano desde hace muchos años y que estos días regresa al acervo de la localidad.

Los más viejos del lugar contaban que bajo la base del crucero de la Iglesia de Santa María de la Iglesia existía una cápsula del tiempo que allá por 1928 introdujeron con monedas, un pergamino y una curiosa etiqueta de una botella de champán con el nombre de Mamerto López, quien fuera abuelo de Trifino Vegas, famoso ganadero de la localidad. No mentían. Así fue. Se colocó en el interior de un buje de una rueda de un carro. Cuando se levantó por el traslado del crucero, aunque estaba cerrado con plomo, había entrado humedad y la letra se había movido y fue imposible leerlo. «Entendemos que lo harían el alcalde, el cura y los distintos estamentos sociales que había en el pueblo en aquella época», asegura el alcalde Conrado Íscar.

Ahora, 90 años después, tras las obras de remodelación de la Iglesia se vuelva a trasladar y llega el tercer cambio de lugar del crucero. Y como ya hicieron hace un siglo, las diversas asociaciones y colectivos van a formar parte de otro ‘depósito de cultura’ con fotografías, objetivos y recuerdos. El próximo jueves 24 se meterá una urna de metal con diversos detalles. Por ejemplo, la coral del pueblo introducirá una canción en un USB; el colegio y la parroquia un documento, el club de fútbol, el Rayo Cenobia, una bufada, el Ayuntamiento hará lo propio con la constitución del gobierno actual, los Quintos meterán una camiseta, y como curiosidad, una foto de todos los niños que hoy hacen la Primera Comunión. En resumen, «toda la sociedad de Matapozuelos de 2018 para que en un futuro lo conozcan, así, si el crucero se mueve otra vez tendrán toda la información», afirma el alcalde. También, como ocurrió hace años, habrá monedas, «para que sepan que un día se pagó con eso», vaticina Conrado Íscar, que adelanta que de todo ello se hará una copia que permanecerá en el archivo municipal.

Inversión de 1,6 millones

Este traslado del crucero será «la guinda al pastel» de una remodelación de la Iglesia y de la torre que arrancó allá por 2007 llamando a todas las puertas de las instituciones para lograr fondos. En total se han invertido más de 1.600.000 euros. «Un dinero que ha venido de todas las partes. Junta, Ministerio, Diputación, Arzobispado y Fondos Europeos. El resumen es que el Ayuntamiento solo ha aportado 36.000 euros, y que procedieron de donativos de la gente, que incluso llegaron a dar 1.000 euros», recuerda Íscar, que valora la gestión, ya que «hacer las cosas con dinero es muy sencillo, pero comenzamos en una época muy complicada».

Todo ello con la intención de proteger y embellecer un monumento datado del siglo XVI y declarado Bien de Interés Cultural en 1998.

A finales de junio, quizás principios de julio, se espera realizar la inauguración tras el acondicionamiento del atrio de la iglesia, unas obras financiadas por el Ministerio de Agricultura con 600.000 euros. «Se encontraros más restos de huesos de los esperados y eso ha provocado un retraso en el estreno ya que se estudiarán para conocer los hábitos», apunta el edil. Una vez que esté inaugurado, el objetivo es que la iglesia se convierta en un lugar donde se comparta culto y cultura. «Hemos conseguido con el Arzobispado un uso compartido, algo poco habitual, por eso nuestra idea es hacer algún tipo de acto para el disfrute del pueblo, tipo auditorio, concierto o algo similar», adelanta. Además de la tradicional visita que se puede hacer a la torre donde se puede contemplar el horizonte de toda la zona. Y el siguiente reto será lograr instalar una calefacción.

Antes, el próximo jueves, los niños y jóvenes de este pueblo estarán en primera fila porque serán ellos quienes ya de mayores habrán de recordar e interpretar entonces lo que este día se pretende hacer, cuando abran esta cápsula del tiempo y vean y examinen los objetos y mensajes depositados allí.

«Queremos que todos los estamentos del pueblo estén presentes en ese momento», comentó Íscar. Así, Matapozuelos se reunirá ante la gran maleta de recuerdos que envían al futuro. Bajo el suelo dormirá en silencio hasta que alguien, tal vez no haya nacido aún, ordene a sus operarios municipales levantar la losa y cumplir con el rito. Ese día será el momento de volver a regresar al pasado.