Diario de Valladolid

Patrimonio hará un seguimiento de las grietas en la torre de San Pedro de Alaejos

El Arzobispado colocará testigos durante dos años para estudiar si hay daños que comprometan la estabilidad de la estructura / Licitará por 10.700€ el arreglo de la cornisa que se desprendió en verano

Torre de San Pedro.-J.M. LOSTAU

Torre de San Pedro.-J.M. LOSTAU

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Laura G. Estrada
Valladolid

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La torre de la iglesia de San Pedro Apóstol de Alaejos se someterá a labores de vigilancia durante los dos próximos años con el objetivo de realizar un estudio integral sobre la estabilidad de la estructura, después de que el pasado verano se desprendiera una cornisa y se hayan caído diversos materiales ornamentales, lo que motivó la decisión de disponer un vallado de seguridad en el perímetro para limitar y proteger el tránsito de vehículos y peatones.

En las próximas semanas se colocarán varios testigos con el propósito de realizar un seguimiento de las grietas y poder determinar, a partir del diagnóstico de su evolución, el origen de dichas fisuras para llevar a cabo una intervención global en la torre en caso de que se comprobasen daños importantes en la estructura.

Así lo confirmó el delegado diocesano de Patrimonio, Jesús García Gallo, quien aseguró que «no hay peligro de que la torre se venga abajo» pero sí resulta necesario realizar una evaluación general de la misma para constatar la antigüedad de las grietas, a fin de detectar la causa de las patologías y comprobar si existen movimientos que entrañen riesgos.

«Por el momento no parece un problema estructural grave; todo apunta a que los huecos que faltan están debilitando el asentamiento de los materiales», aclaró a partir de la evaluación previa realizada por el arquitecto Marcelino Hurtado Acebes a instancias de la parroquia, con el objetivo de definir las soluciones de reparación del esquinazo que se desplomó.

Sin embargo, aunque «la torre no peligra a corto plazo en cuanto a estabilidad», explicaban en el informe técnico presentado ante la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural el pasado 7 de febrero, «no puede descartarse a largo plazo una mayor concentración de cargas en la esquina suoreste que podría poner en entredicho la estabilidad de la torre».

De ahí que se haya decidido, con la autorización de la Junta de Castilla y León, pues se trata de un Bien de Interés Cultural (BIC), la colocación de testigos de seguimiento para medir las hendiduras y observar su evolución. En un plazo máximo de mes y medio prevén su instalación, en el momento en que el Arzobispado de Valladolid, como propietario del templo, haya adjudicado las obras de reparación de la cornisa del primer cuerpo de la torre que se desprendió entre mayo y junio del pasado año.

En total, el presupuesto de licitación para recomponer la cornisa de ladrillos –situada a aproximadamente 10 metros de altura–, recubrirla con chapa de zinc y ejecutar los correspondientes remates se ha estimado en un importe de 10.756,05 euros, pues se trata de «una obra sencilla», subrayó García Gallo.

En el análisis presentado ante la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de Valladolid, destaca como posible causa la acumulación de agua de lluvia debido a la pérdida de remate de mortero a modo de vierteaguas de la imposta. «La presencia continuada de agua en el interior», continúa la descripción, «aliada con bajas temperaturas extremas, ha permitido su congelación con el incremento consiguiente de volumen, originando presiones sobre las paredes, incrementando el espesor de las fisuras».

Este fenómeno de contrastes entre las heladas y las dilataciones con altas temperaturas, «reproducido a lo largo de los años», habría motivado el «despegue» de trozos, a pesar de que la esquina dañada ya se había reparado anteriormente, por lo que ahora inciden en la necesidad de garantizar una «perfecta conexión» de los elementos introduciendo, si fuese necesario, conectores metálicos de acero inoxidable.

Para ello, se retirarán las piezas sueltas, se reconstruirán según su forma original y se inspeccionará la zona afectada para consolidar el material circundante, después de una limpieza previa. García Gallo estima que los trabajos finalicen en un plazo de dos meses –contados a partir de la adjudicación de las obras– por lo que confía en que este verano se hayan retirado las vallas del perímetro de seguridad y se normalice el tránsito.

CAE UN BOLO DE PIEDRA DESDE 40 METROS DE ALTURA

Los vecinos de Alaejos se llevaron un buen susto el pasado jueves, cuando un bolo de piedra situado a aproximadamente 40 metros de altura se desprendió de la estructura aunque, por fortuna, no hubo que lamentar daños personales . El alcalde de la localidad, Carlos Mangas, explicó que el elemento ornamental, de unos treinta centímetros de diámetro, «se hizo añicos» y sus restos salieron fuera del perímetro de seguridad tras el fuerte golpe, acaecido al mediodía.

El regidor recordó que aunque la iglesia de San Pedro, del siglo XVI, se restauró por dentro recientemente, «nunca se ha hecho nada en el exterior» y, sobre todo en los dos últimos años, han detectado problemas relacionados con el deterioro propio del paso del tiempo, de las inclemencias y de las aves.

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