Diario de Valladolid

EÓLICAS

El negocio del viento de los pueblos de Valladolid

Los pueblos de Torozos y alrededores recaudan ‘del aire’ 2,5 millones al año, que se suman a los 43 que los promotores pagaron en el momento de la construcción

La zona reúne 20 estaciones eólicas con 314 molinos

Una imagen de archivo de un molino eólicoEuropa Press

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Valladolid

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Veintiún municipios de las comarcas vallisoletanas de Torozos y Tierra de Campos –de la denominada área de Navabuena y alrededores–, disfrutan de un nuevo maná que engorda los presupuestos de sus Ayuntamientos. Se trata de pueblos poco poblados que reciben dinero del aire, nunca mejor dicho, en forma de Impuesto de Bienes Inmuebles de Características Especiales (BICE) e impuesto de actividades económicas (IAE) por la generación de energía de las plantas eólicas. En total, se reparten más de dos millones y medio de euros cada año, en función de los molinos que albergue cada término municipal, y en algún momento ingresaron parte de los 43 millones desembolsados por sus promotores durante la construcción, en concepto de Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras (Icio).

Cada uno de los aerogeneradores es una fuente de ingresos para los municipios en forma de tributos. En concreto, por cada megavatio (MW) instalado, un aerogenerador paga en concepto de BICE alrededor de 2.200 euros anuales, además de 1.200 euros en concepto de IAE. Son datos aportados por la Asociación de Promotores de Energía Eólica de Castilla y León (Apecyl), en respuesta a este periódico, tras consultar con promotores de la comarca.

Esa cantidad arroja una media de unos 3.400 euros al año por MW en impuestos municipales. Una cantidad muy parecida a los 3.610 euros que calculan desde la Asociación Empresarial Eólica (AEE), que informa sobre un parque tipo de 50 MW que abona anualmente 180.500 euros a los consistorios, y 2.800.000 euros por el Icio.

Veinte parques

Tomando en cuenta la media comunicada por promotores de la zona de Torozos y Tierra de Campos, solo es necesario atender al registro de parques eólicos de la Junta de Castilla y León. Hay 20 de estas estaciones, de muy distinta antigüedad y potencia, que suman 314 aerogeneradores y un total de 776 MW instalados. Una sencilla multiplicación arroja 2.638.400 euros en BICE e IAE, pero «hay que tener en cuenta que esta estimación es aproximada, pues en cada ayuntamiento hay distintas ordenanzas y variaciones respecto a la liquidación de esos tributos», advierten desde Apecyl.

Aunque hay ayuntamientos que cuentan con ese ingreso desde principios de siglo –las dos primeras plantas de producción eólica se instalaron en 2007 en los términos de Torrelobatón, Torrecilla de la Torre, Barruelo, San Pelayo, Peñaflor de Hornija y Castromonte–, la mayoría han entrado en funcionamiento en la última década, y más en concreto entre 2019 y 2024, después del parón constructivo que se produjo entre 2012 y 2019.

Los impuestos de cada aerogenerador dependen de su potencia de generación eléctrica. Así, los seis parques más antiguos, construidos entre 2007 y 2012, cuentan con molinos de menos de 2 MW. Los dos parques de 2007 mencionados con anterioridad, de nombre ‘San Lorenzo A’ y ‘San Lorenzo B’, tienen 26 y 21 hélices, respectivamente, de 1,87 MW. Los siguientes en construirse llegaron en 2010, con el mismo nombre y las letras ‘C’ y ‘D’, en la misma zona, con 15 y 18 hélices que cuentan con la misma potencia.

Dos años después, en 2012, entraron en funcionamiento ‘Peñaflor III’ y ‘Peñaflor IV’ en Peñaflor de Hornija, Castromonte y La Mudarra, con 30 molinos cada uno de 1,67 MW de potencia. A partir de ahí, casi todos los aerogeneradores tienen más de tres MW, salvo los 68 molinos de los parques llamados ‘Torozos’ A, B, C y D, en los términos de Castromonte, Torrelobatón, Torrecilla de la Torre, Barruelo, Berceruelo, Velilla, Villasexmir, Castrodeza y Velliza, construidos entre 2019 y 2022, con 2,2 MW cada uno.

Así, cada uno de los aerogeneradores más antiguos y de menos potencia abonaría a las arcas municipales 5.678 euros anuales en impuestos, mientras los de más potencia, cada uno de los 10 de 5 MW instalados en el último parque en entrar en funcionamiento –el denominado ’Andella’’ en los términos de Adalia, Mota del Marqués, Villasexmir y Torrelobatón, inaugurado en mayo de 2024– abonará en torno a 17.000 euros anuales.

Presupuestos

Por término medio, las cuentas de los ayuntamientos de la zona se han incrementado un 78% en la última década, aunque el impacto del cobro de estos impuestos en cada ayuntamiento es muy distinto, así como el destino al que dedican ese dinero. Mientras unos construyen centros cívicos, mejoran la piscina del pueblo o modernizan las instalaciones de los servicios públicos –hay uno que hasta se ha construido una carretera de acceso–, otros lo dedican a reurbanizar las calles, e incluso los hay que lo tienen ahorrado para efectuar una gran inversión por la que todavía no se deciden.

El ayuntamiento cuyo presupuesto más se ha disparado en los últimos diez años es el de Valverde de Campos. Las arcas municipales se han multiplicado por nueve, de los 61.524 euros que gestionaba en 2014 a los 573.300 del pasado ejercicio 2024. En 2019 y 2020 se instalaron en su suelo una parte de cuatro parques eólicos distintos: Las Panaderas, que reparte 13 aerogeneradores de 3,46 MW también con Castromonte y La Mudarra; Mirabel, con 8 aerogeneradores de 3,3 MW en su suelo; San Blas, con 12 hélices de 3,3 MW, que comparte con los términos de Castromonte, Valdenebro de los Valles y La Mudarra, y por último Teso Pardo, con 11 hélices de 3,3 MW cada una junto con Castromonte.

Esos parques suman 44 molinos de los que 37 están en el término de Valverde de Campos. En su presupuesto de ingresos para este año 2025 se especifica la cantidad a ingresar por el BICE: 207.028,80 euros, y también por el IAE: 84.832,00 euros. Ambos tributos suman 291.860,80 euros, que supone el 92,4% de los ingresos municipales por impuestos directos, y el 51,2% del total de sus ingresos.

El alcalde de la localidad, José Ignacio del Campo, se muestra satisfecho de las posibilidades que esos ingresos aportan a la vida municipal, y recuerda que, aparte de la aportación anual, hubo un primer ingreso por obras de unos dos millones de euros.

«Eso nos alcanzó para hacer la renovación de redes de abastecimiento y saneamiento, que teníamos más de la mitad del pueblo con fibrotubo todavía, con fibrocemento», recuerda el primer edil en respuesta a este periódico. «Se hizo lo primero, la renovación de redes, el acceso a la entrada principal, que lo teníamos bastante precario. Hicimos una carretera que une el pueblo con la nacional que va de Valladolid a León, con lo cual nos ahorra bastantes kilómetros, porque no tenemos que bajar ni a Medina de Rioseco ni a La Mudarra para coger la nacional», celebra.

«Era un camino de tierra y lo hicimos de brea. La Diputación nos resolvió los papeles, nos dio el permiso y el proyecto y el pueblo puso el material. Son más de dos kilómetros», relata el alcalde de Valverde de Campos. «Después hicimos un pabellón donde solo teníamos un sombrajo. Un pabellón con su vestuario, insonorizado, climatizado, o sea que tenemos calefacción en invierno, aire acondicionado en verano. Cogen hasta 260 personas sin ningún problema, a comer sentados todos, para las celebraciones de las fiestas».

Del Campo se muestra animado al glosar todas las mejoras que han supuesto esos ingresos para la pequeña localidad, que no llega a un centenar de habitantes: «Se terminó de asfaltar el pueblo, que teníamos todos los alrededores en barro aún. Después se hizo otra obra importante, el nuevo ayuntamiento, que ya está terminado. Nos gastamos un millón de euros, lo inauguramos el 20 de enero de 2024».

Ayuntamiento

El regidor valora que en el edificio se aúne «la secretaría, la alcaldía, salón de plenos, centro de mayores, una sala para los mayores, el despacho del juzgado, que lo usa también la auxiliar, que va todos los días de 10 a 2, el centro médico y el teleclub». Se trata de un moderno edifico «con aerotermia, con los muros de piedra en el exterior, pero con un revestimiento de aislante fabuloso, que ni en verano hace calor ni en invierno frío».

«Gastamos menos en este nuevo edificio que lo que gastábamos antes solo en la secretaría» apunta, refiriéndose a la calefacción. «Luego también compramos unas naves que estaban pegadas a la iglesia y llevaban 80 años tapándola, y la descubrimos. Ahí adquirimos 2.600 metros, con la idea en principio de hacer vivienda social, pero una vez que hemos visto la iglesia, que parece una catedral que ha aflorado, hemos cambiado de idea, para poner ahí una pista de pádel, un campo de fútbol, una tirolina, un juego para los chavales, una fuente con agua y luces, y zona ajardinada», detalla.

La compra de unos almacenes para guardar el dúmper y una minicargadora; la recuperación de 30 hectáreas que había enajenado el Ayuntamiento –entre ellas el prado del pueblo para celebraciones–; la recuperación de la Fuente Vieja, construida en piedra en el siglo XVIII por encargo del ministro Jovellanos «como tantas otras que hizo en su tiempo», que se ha convertido en una zona lúdica con merendero y parrillas; la rehabilitación del antiguo pontón donde lavaban las mujeres y se bañaban los niños para convertirlo en un parque ajardinado y un nuevo puente de acceso a la fuente «que aguanta 70 toneladas», que sirve como circunvalación del pueblo y permite que tractores y camiones no tengan que pasar por el centro, son algunas de las intervenciones que han posibilitado esos ingresos ‘del aire’ en Valverde de Campos.

Pero aún tienen muchos proyectos pendientes, como el adoquinado de todo el pueblo en seis años, comenzando por la plaza, o la puesta en marcha de un ‘taxi-uber’ de nueve o diez plazas.

Particulares

En otro capítulo distinto se enmarca el dinero que ingresan los particulares que son dueños de los terrenos donde se asientan los aerogeneradores, en concepto de alquiler. «Solo uno de ellos está en suelo de propiedad municipal», apunta José Ignacio del Campo. Es decir, los otros 36, aparte de los impuestos que pagan al Ayuntamiento, abonan en concepto de alquiler una importante cantidad a los particulares. La Asociación Empresarial Eólica calcula un gasto en alquiler de terrenos de unos 1.000 euros anuales por megavatio instalado. Es un rendimiento muchas veces superior al que darían las tierras rústicas sembrando cereal.

«En esta corporación lo que hicimos nada más llegar fue bajar al mínimo todos los impuestos a los vecinos, estábamos en máximos, era como que viviéramos en La Castellana de Madrid», apunta el alcalde. Fue una posibilidad que brindaron los ingresos por los parques eólicos.

Por otro lado, Del Campo se muestra preocupado por la cantidad de propietarios de suelo que están firmando para arrendar tierras a futuros parques fotovoltaicos: «Los eólicos afectan a la caza, a la flora, a la fauna, pero no en el grado del fotovoltaico. El fotovoltaico es peor», asegura. En esos parques pagan el arrendamiento a unos 2.000 euros por hectárea, mientras los eólicos aportan una media de 5.000 euros por aerogenerador.

Parecido es el testimonio de Heliodoro de la Iglesia, alcalde de Castromonte, una localidad de 326 habitantes. El pueblo también ha disparado su presupuesto en los últimos diez años. De hecho, lo ha triplicado de largo, de los 304.318 millones de euros gestionados en 2014 a los 1.006.407 del pasado ejercicio 2024.

«Nosotros realizamos una planificación para utilizar esos ingresos en inversiones sostenibles y que mejoren el pueblo», relata el regidor de Castromonte. «En nuestro caso, el pueblo ya tenía parques eólicos en 2014, pero aún no se había invertido. En 2015 el pueblo tenía ya 25 eólicos. Tenía muy buena tesorería. Después, con mi Corporación hemos decidido cubrir las necesidades básicas del pueblo, que empezaron por las circunvalaciones. Había prioridades», relata.

De la Iglesia enumera una amplia lista de obras, además de la circunvalación: alcantarillado, reurbanización de calles, un centro de educación... «Tampoco somos tan ricos como dicen algunos, simplemente tenemos un poco más de holgura económica», dice. «Pero el pueblo tiene muchas necesidades en las que estamos invirtiendo». Por otro lado, al regidor pone de manifiesto que el presupuesto municipal no es solo para Castromonte, sino también para la entidad local menor de LaSantaEspina. «Es importante decir que del presupuesto hay que quitar esos 300.000 euros que corresponden a La Santa Espina», remarca.

Convenio

De hecho, el Ayuntamiento ha firmado un convenio económico, de tal forma que todo lo que ingresan los aerogeneradores sobre su suelo, se le ingresa a La Santa Espina. «Hay unos 45 aerogeneradores en el término de Castromonte, y otros 15 en la pedanía», apunta De la Iglesia.

«Lo más importante de todo esto es saber gestionar ese dinero, porque ya no es cuestión de política, es cuestión de gestión», asegura De la Iglesia. «Nosotros hemos empezado con las viviendas necesarias, ahora estamos ya cubriendo otras necesidades como un restaurante, piscina, pero siempre buscando unas inversiones sostenibles en el tiempo», remarca.

Castromonte ha utilizado estos ingresos para dinamizar la vida social del municipio con la edificación de un bar. Ante la inminente jubilación del dueño del único bar del municipio, la Corporación se adelantó y licitó las obras para construir un restaurante. «En previsión, hace tres años y medio o cuatro, compramos una casa vieja en la plaza, la tiramos e hicimos un edificio que ahora es un restaurante que se llama ‘Sabor de Torozos’, se puede buscar en Internet», relata el alcalde.

Bar y piscina

«Llevábamos ya tres meses sin bar cuando lo hemos adjudicado a una persona y es la que lo está llevando, desde hace dos meses solamente. El 7 de enero empezó a funcionar. Pero nosotros ya la obra la teníamos prevista desde hace tres años o cuatro», añade. «También hemos hecho muchas cosas más: miradores, un sendero natural y la piscina, en el casco urbano del pueblo, con el exterior de la misma piedra del pueblo, es muy bonita, pasas al lado y parece un hotel. Da mucha vida al municipio».

Como proyecto estrella tienen uno análogo al de muchos municipios del medio rural: «Tenemos piscina, tenemos circunvalación, tenemos un pueblo muy bonito, pero no tenemos gente», lamenta Heliodoro de la Iglesia. «Entonces, vamos a hacer un proyecto urbanístico para vender parcelas a un precio moderado y la gente pueda edificar su vivienda. Lo que pasa con los pueblos es que hay familias que tienen hijos ya casados con nietos... Van al pueblo y se meten en casa de los padres, y siempre se demandan terrenos donde se puedan hacer su casita, porque en los pueblos la gente no vende nada, muchos tienen una casa en ruina y no la venden».

Gestión

Valdenebro de los Valles es otro de los municipios de la zona que ha duplicado su presupuesto en la última década, desde los 188.351 euros de 2014 a los 386.363 de 2024. Su alcalde, Melchor Vaquero, asegura que todavía están «empezando a gestionar» ese incremento del presupuesto. «Valdenebro tenía muchos inmuebles abandonados y mucha ruina. Nos estamos centrando en lo urbanístico, es nuestro principal proyecto. Esto te ayuda a solucionarlo más ágilmente».

En el pueblo están rehabilitando edificios públicos y también «haciendo mejoras en las piscinas municipales, este año lo estamos haciendo, y cogiendo algún terreno, al lado de la Plaza de la Iglesia hemos comprado uno, para unirlo a la plaza, y estamos empezando con todo», apunta.

El municipio tiene 14 aerogeneradores en el término municipal, doce de los pertenecientes al parque ‘Carratorres’, de 3,3 MW cada uno, y otros dos de otros parques que comparte con otros términos municipales. «Nosotros somos, de la zona, de los que menos aerogeneradores tenemos, y no contamos con placas solares», relata Vaquero. «Sí que hemos incrementado el presupuesto, pero no es una cosa exponencial, nos ayuda, pero tampoco es para tirar la casa por la ventana. En Castromonte o Villalba de los Alcores tienen muchísimos más, ahí sí hay muchos más proyectos».

El alcalde de Valdenebro de los Valles pone de manifiesto el mayor problema que tiene el pueblo para sacar adelante sus proyectos: «No hay administración capaz de solventar todo lo que queremos hacer, porque tenemos un secretario a tiempo parcial, y en los cuatro años que llevo de alcalde hemos hecho mucho menos de lo que queremos hacer, porque con la administración que tenemos es imposible. La Diputación nos apoya, pero como somos 225 municipios tampoco se puede volcar en un pueblo», detalla.

En un caso distinto a la mayoría está Torrecilla de la Torre, de solo 30 habitantes, el único en el que el presupuesto ha disminuido en los últimos diez años, de 97.000 euros en 2014 a 93.066 en 2024. En el término hay solo 4 molinos, de los parques más antiguos, construidos en 2007, de 1,87 MW. Por eso, en 2014 sus cuentas ya contaban con esos ingresos.

Sin embargo, todavía no han hecho mucho en el pueblo con lo recaudado. Les pilló la ‘Ley Montoro’ que limitó el techo de gasto, luego la pandemia, y aún tienen el dinero de las obras e impuestos cobrados ahorrado en el banco. «Tenemos que pensar qué hacer con ello, ahí está en remanentes», relata el alcalde, Jorge Negro. «Queremos ver cómo lo podemos emplear de la mejor manera posible», concluye.

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