El leonés Alejandro, el mejor MIR de la UVA: "Lo relevante no es la nota, es poder elegir la especialidad que te haga feliz"

Un estudiante brillante con resultados brillantes. Fueron meses de estudio intensivo, trabajo duro y máximo esfuerzo, pero tienen una recompensa muy dulce: el leonés Alejandro Rubio es el mejor MIR de la Universidad de Valladolid (UVA) en 2025 y podrá escoger la especialidad que desee para formarse en sus años de residencia. "Lo más relevante no es la nota, ni sacar la primera, lo relevante es poder elegir la especialidad que te haga feliz. El examen solo valora lo que haces un día", subraya al poco de descubrir que encabeza el podio de las clasificaciones de su facultad y el puesto 21 del país, lo que le allana el camino para tener la posibilidad de escoger a lo que quiera dedicarse en el hospital en el que desee formarse. 

Aún no sabe a qué rama de la medicina le dedicará sus próximos años, pero tiene claro que será "una especialidad médica y no quirúrgica". "Me gustan varias, como Cardiología, Dermatología, Radiología o Neurología, y estos meses tendré que decidirme", apunta Alejandro, que no ha determinado aún la ubicación geográfica en la que desarrollará su futuro laboral más inmediato. "No sé si me iré a Madrid o me quedaré en Castilla y León, pero tanto León como Valladolid no las descarto para nada. Tendré que ir viendo estos días", comenta.

Al contrario de lo que les sucede a otras personas que nacen casi sabiendo que el fonendo o el bisturí formará parte de su trabajo, Alejandro Rubio no decidió ser médico de pequeño, sino que la vocación le llegó poco antes de cursar la titulación. Y acertó. «Fue algo que decidí en Bachillerato, pero la carrera me ha parecido muy bonita y enriquecedora». De hecho, Alejandro asegura sobre su profesión que «lo mejor es tener la posibilidad de ayudar a la gente y solucionar algunos de sus problemas».

Este médico titulado, nacido en los 2000, ha obtenido la nota más alta de la universidad vallisoletana logrando 149,33 puntos de los 200 posibles en el examen que se realizó hace unas semanas tras prepararse para ello en Oviedo. "El examen no siguió la tónica de otros años, y sí me pareció complejo, sobre todo muy largo", expresa tras unos meses "muy duros, sobre todo mentalmente". "Pasas bastantes horas estudiando y haces pocos planes, pero se sobrelleva porque la final sabes la fecha en la que termina, no como otros estudios (oposiciones) en los que lo desconoces", reconoce.

El joven leonés, que estudió en el colegio Sagrado Corazón Jesuitas León y después cursó el grado en Valladolid, ya salió del examen contento y con la publicación de las notas ha confirmado sus presagios. Lo bordó. En su casa, la alegría es total: "Antes de esto teníamos unas estimaciones, pero ya confirmadas siempre te alegra. Mis padres están también muy contentos", señala.