INCENDIO TEATRO LOPE DE VEGA
Los vecinos del Lope de Vega de Valladolid: "Las llamas llegaban al cielo"
Una vecina de la calle Veinte de Febrero asegura que pasó "mucho miedo y cerró rápidamente las ventanas y persianas"
"Las llamas llegaban hasta el cielo". Así describió una vecina del tercer piso de la calle Veinte de Febrero, número 4, que no quiso desvelar su nombre, el incendio del Teatro Lope de Vega de Valladolid, que se declaró sobre las 3:00 de la madrugada de este miércoles. Se despertó por "el olor a gasolina" y rápidamente abrió las ventanas para ver lo que sucedía. "Pasé mucho miedo porque mi marido tiene alzhéimer y no quería que lo viese. Cerré rápidamente las persianas y volví a mi habitación", relató.
Es verdad, reconoció, que vive con el miedo en el cuerpo. "No puedo ni salir a la terraza. Las grúas llegan casi hasta tocar mi ventana cuando van cargadas de tejas y escombros", lamentó esta vecina que espera que el Ayuntamiento establezca más medidas de seguridad a raíz de este "susto".
Otra espectadora del suceso fue una vecina de la calle Veinte de Febrero, número 2, que tampoco quiso dar su nombre. Vive en el séptimo piso. "Oímos las sirenas, nos asomamos a la ventana y vimos llamas por dentro del teatro", comentó antes de añadir que "había mucho humo". También decidieron meterse dentro de casa y dejar actuar a los bomberos y la policía. "No sé quién llamó, pero al menos se quedó en un susto", subrayó.
Valladolid
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Diario de Valladolid | El Mundo
El conserje, que vive a la vuelta del Teatro Lope de Vega, no se enteró de nada. Cuando llegó a trabajar sobre las ocho de la mañana se encontró con "todo el ajetreo" y "mucho olor a humedad". En esta línea, indicó que varios vecinos no se habían enterado de nada porque "son pisos muy grandes". Es el caso de María, vecina de la calle Veinte de Febrero. "Duermo como un lirón. Me he enterado esta mañana por las noticias. Mi casa da a un patio interior y a María de Molina, pero no he escuchado nada. Mi madre que vive en el octavo tampoco. Se quita los aparatos y no oye nada. Al menos, puedo decir que duermo bien".
No fue la única. La vecina del 2º de ese mismo bloque tampoco se enteró de nada. "Duermo para el otro lado, solo me da el cuarto de estar para el lateral del teatro". No obstante, aprovechó la ocasión para denunciar "las malas condiciones" que tienen los vecinos por la rehabilitación. "Es una calle muy estrecha y las máquinas están por todos lados. No podemos abrir las ventanas", lamentó esta vecina que lleva toda la vida viviendo en la calle Veinte de Febrero, número 4, porque el edificio era de su familia.
El trasiego de vecinos era continuo. La mayoría no se habían enterado de nada, pero aprovechan para conversar con los que sí que lo habían hecho para que les dieran detalles. Sobre las once de la mañana todavía olía a humo.