Diario de Valladolid

La nueva ‘vida’ de los cadáveres en las aulas de Valladolid

Cuerpos humanos completos y extremidades separadas ofrecen a estudiantes e investigadores de la facultad de medicina de la UVA la posibilidad de ensayar con tejidos reales antes de intervenir a los pacientes

Juan Francisco Pastor posa junto a una recreación anatómica de un torso. -J. M. LOSTAU

Juan Francisco Pastor posa junto a una recreación anatómica de un torso. -J. M. LOSTAU

Publicado por
Ricardo García
Valladolid

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Son las 10 de la mañana y la luz entra a raudales en la sala a través de los amplios ventanales situados en la parte más alta de la estancia. Bajo ellos, formando un semicírculo al más puro estilo de los teatros romanos, poco más de medio centenar de asientos dispuestos a diferentes alturas para favorecer la vista del centro de la estancia. Es aquí donde se ubica una mesa fabricada en un mármol blanco impoluto, con algunas acanaladuras y conectado a dos tuberías de desagüe necesarias para limpiar la superficie después de cada disección.

Porque este aula es solo una de las muchas con las que cuenta la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid , en este caso dirigidas a la formación de los alumnos de Anatomía y en las que se llevan a cabo disecciones de cadáveres humanos. Para quienes no estén acostumbrados, sin duda estas prácticas pueden resultar sorprendentes y algo escabrosas, pero se han demostrado como la mejor manera de formar a los futuros médicos y de ensayar nuevas técnicas. Al fin y al cabo, nada mejor que ofrecer un cuerpo auténtico a aquellos que en el futuro serán los encargados de tratar enfermedades y lesiones.

 

El anfitrión en esta visita es el director del Departamento de Anatomía y Radiología de la Facultad de Medicina de Valladolid, el profesor Juan Francisco Pastor , que abre las puertas de su ‘casa’ a EL MUNDO DE VALLADOLID para dar a conocer la labor que allí se realiza y, específicamente, explicar cómo funciona la donación de cadáveres y cómo se opera con ellos.

Pastor, con la experiencia que solo 38 años de docencia pueden ofrecer, es consciente de que todo lo que se puede ver en estas aulas llama la atención por sí mismo. La mirada salta de las mesas de disección que recuerdan a series y películas policiacas a recreaciones del cuerpo humano que salpican las paredes, pero el profesor lo trata todo con absoluta normalidad. Gracias a eso, es capaz de mantener la expectación ayudado, por otra parte, por el morbo que siempre provoca hablar de cadáveres .

Tras un recorrido por el departamento, del que con buen juicio Pastor excluye el depósito y aquellas zonas solo aptas para estómagos experimentados, nos recibe en su despacho. Es una sala amplia, de techos altos y plagada de estanterías abarrotadas de libros. En el centro, una mesa que separa su silla de las dos destinadas a las visitas, aunque en este caso opta por ocupar una de ellas. La faceta de profesor se la reserva para sus alumnos.

Desde allí, Pastor explica qué requisitos debe cumplir un cadáver para ser admitido en el departamento. Por un lado, el fallecido debe haberse hecho donante en vida y, tras su muerte, es la familia la que debe avisar . Cuando lo hacen, que no es siempre, es la funeraria municipal, Nevasa, la que inicia el procedimiento. Se comprueba que en efecto la persona fallecida es donante y que toda la documentación está en regla. A partir de ese momento, se llevan a cabo una serie de pruebas para comprobar que el cadáver no está afectado por hepatitis B, C, o SIDA y, si las pruebas resultan negativas, el departamento de Anatomía ya puede hacerse cargo de ese cadáver.

De hecho, y en este sentido, el trabajo se ha visto incrementado notablemente, puesto que hace algunas décadas no era tan habitual contar con cadáveres que diseccionar. El propio Pastor relata que cuando él estudiaba, allá por 1977 e incluso mucho tiempo después «entraba un cadáver al año y los años buenos entraban tres». Es por eso que «había que conservar mucho esos cadáveres, hacerles las disecciones pero que luego te duraran para el siguiente curso».

Fue a partir de 2008 cuando las donaciones crecieron .  «Ahora la calidad de la enseñanza ha aumentado  porque tienes unas piezas que a lo mejor cada año las puedes desechar y preparar otras, y se pueden hacer muchas cosas más», celebra Pastor.  «Ahora tenemos una media de entre 18 y 21 cadáveres al año , y ahí estamos en el límite de lo que nosotros podemos absorber», añade, lo que a su vez permite extender mucho más su uso. «Ahora ya se utilizan tanto para alumnos de pregrado como para posgrado. Hacemos muchas cosas con gente que lo que quiere es ensayar una operación, poner una prótesis, ver unos abordajes... Y todo eso son ya profesionales, sobre todo de áreas quirúrgicas», detalla.

Sin embargo, para que todo esto pueda llevarse a cabo la conservación de los cadáveres debe ser adecuada o, de lo contrario, serían inútiles. «El cadáver, según se vaya a utilizar para los alumnos o se vaya a utilizar para los postgraduados, tiene una conservación diferente», explica Pastor. «Para los alumnos, que a lo mejor con ese cadáver tienen que estar un año, y si está bien puede durar otro año más, esos cadáveres se tienen que embalsamar. Después se envuelven en un sudario y ahora se conservan en refrigeración, a 3 o 4 grados» .

«Si el cadáver le queremos guardar y destinar para  posgrado, a los cirujanos no les vale un cadáver embalsamado. Ellos lo que quieren es lo más parecido a un vivo y lo más parecido es un muerto reciente. No reciente en el momento, sino que tu congelas esa pieza, luego la descongelas y en el momento que está descongelado haces la operación que tu quieras, pero ya tienes la textura y las características. Lo único que no vas a tener es que circule la sangre, pero todo lo demás está igual», agrega.

En este punto, el profesor Pastor indica que mientras que los cadáveres utilizados por los alumnos pueden reutilizarse, las piezas utilizadas para el postgrado debe descartarse. En todos los casos el procedimiento es el mismo, la incineración anónima.

El sistema de conservación de los cadáveres es en la actualidad muy distinto al que se empleaba hace unos años. Hace ya tiempo que la congelación y la refrigeración se han convertido en la técnica predominante, pero no siempre fue así. Prohibido desde hace aproximadamente cuatro años al considerarse cancerígeno, el formol siempre estuvo (y todavía hoy está) presente en instalaciones de este tipo .  Sobre este asunto, Pastor concreta que «la prohibición del formol tiene una fecha de entrada en vigor pero las autoridades son un poco laxas porque prohibir una cosa de repente... Y a nivel industrial puedes buscar otros métodos, pero a nivel médico tiene una problemática grande. Nosotros aquí en los departamentos de anatomía, en la conservación de los cadáveres, buscamos otros conservantes a base de alcohol o de otros productos parecidos».

No obstante, esta nueva normativa no está exenta de ‘peros’. «El mayor problema que tiene la prohibición del formol es para los hospitales y para los que se dedican a la patología, es decir, para analizar el tumor que han quitado o el grano, porque todas esas técnicas de tinción de tejidos están basadas en la fijación con el formol». Es más, el propio Pastor recuerda como hace no tantos años la conservación de los cadáveres en su departamento se hacía sumergiéndolos en unas bañeras de formol, aunque ahora todo pasa ya por la refrigeración.

El motivo de tanto cuidado en la conservación de los cuerpos no es otro que lograr que estén a punto para estudiantes e investigadores, ya vayan a utilizar el cadáver completo o solo una parte del mismo. En muchos casos se requieren torsos completos , incluso con las extremidades para conocer cómo se conectan entre sí, mientras que cuando se trata de pies o manos , por ejemplo, ya hay algunas preparadas. «Si tu quieres ver la mano, tienes una vasija con unas cuantas manos diseccionadas por delante, por detrás, el antebrazo...», explica Pastor, quien además traslada que gracias al alto volumen de donaciones los cuerpos se mantienen en su departamento por lo general durante un curso.  «En los cadáveres para los alumnos ahora podemos reponer cadáveres casi todos los años , entonces el cadáver está bastante bien conservado», asegura, si bien matiza que «las piezas para el posgrado, en el momento que han utilizado una rodilla, esa rodilla ya no vale. Todo eso va en unos ataúdes a incinerar», añade.

Las prácticas con cadáveres se han convertido en uno de los mejores modelos de enseñanza en las facultades de medicina, por lo que ya apenas sorprenden. No obstante, su origen hay que buscarlo en el Imperio Romano a través del médico y cirujano griego Galeno, quien ya en el siglo III d.C. llevó a cabo disecciones de cadáveres. «Era un buscar cómo éramos y eso ha perdurado a lo largo de los años. Para un estudiante de medicina o de ciencias biomédicas, el tener la posibilidad de disponer de cadáveres humanos no tiene nada que ver con estudiar solamente en un libro o en un ordenador , donde tu ves en dos dimensiones. El cadáver es insustituible», explica Pastor. 

«Cuando a mí me tengan que operar de una rodilla y me tengan que poner una prótesis, yo quiero que me la ponga este que ha venido aquí a la sala de disección y ha hecho tres rodillas», argumenta.

Con todo, no fue hasta después de la Edad Media cuando la Universidad de Valladolid logró los permisos necesarios para realizar disecciones. Fue en el año 1550 de la mano del rey Carlos I, quien otorgó la cátedra a la institución y así se recuerda en una enorme placa de mármol que reza en latín: «La primera cátedra de práctica anatómica creada en España en el año 1550. Rey Carlos I» .

«La venta de cuerpos en Valencia es un caso aislado»

La visita al departamento de Anatomía y Radiología de la Facultad de de Medicina de la Universidad de Valladolid se produce después de que unas pocas semanas atrás saltara una polémica noticia sobre venta de cadáveres a instituciones similares .  Una práctica que el profesor Juan Francisco Pastor condena enérgicamente al tiempo que descarta que se haya llevado a cabo en la UVa o en otras universidades públicas, hasta el punto de sostener que se trata de «un caso aislado».

«En la sociedad anatómica española hay un grupo de gente que estamos tras de que se legisle sobre el uso, el tratamiento, la utilización, las instalaciones con cadáveres. No hay nada, no hay legislación en España y por ahí se cuela todo el que quiera» , explica el reputado profesor, quien asegura que al día siguiente de saltar la noticia se puso en contacto con el responsable de la Universidad de Valencia para descartar más prácticas similares.

«Parece ser que ha sido un caso, o dos, o tres, o cuatro, los que hayan sido, de personal de una funeraria que lo que han hecho es que cuando ellos veían que había un fallecido en el hospital que no tenía familia, que era un indigente y que nadie iba a responsabilizarse del entierro, ellos cogían ese cadáver, le llevaban a una facultad de medicina de Valencia que es privada. Y me imagino que no es que vendan el cadáver, sino que les pasan una factura por traerle el cadáver de 1.200 euros» , opina.

Pese a todo, remarca que es algo que nunca ha sucedido en instituciones universitarias públicas, especialmente en Valladolid. «Aquí jamás se ha pagado por un cadáver . Otra cosa diferente es que aquí ha venido gente a decir que quería vender su cuerpo, que cuánto le dábamos. Y otros han venido a decir ‘mire, es que yo tengo tal enfermedad’, como diciendo ‘fíjate qué interesante, cuánto me pagas’». «Le dices amablemente que aquí ni se paga ni se ha pagado nunca en la vida», aclara.

No obstante, y a la vista de lo sucedido en la Comunidad Valenciana, la primera pregunta que surge es cuánto vale un cuerpo humano. «Un cuerpo humano vale cero» , señala Pastor. «En derecho hay cosas que se denominan ‘res extracomercium’, cosas que no se compran ni se venden», apunta, y recuerda que es algo similar a cuando una persona dona sangre o recibe una transfusión, ya que nunca hay dinero de por medio.

En cambio, lo que sí se cuantifica, a la vez que no resulta nada barato, es todo lo que hay alrededor. «Un cadáver claro que cuesta dinero. Cuando me le trae la funeraria, la funeraria luego me pasa una factura. Nosotros les atamos corto. Yo he ido rebajando el precio en tiempos y ahora estamos perfectos incluso en comparación con otras universidades . Porque digamos que yo soy un cliente habitual de una funeraria», señala Pastor.

Además, menciona los gastos de las instalaciones en la Facultad de Medicina. «Aquí el vicerrectorado de economía se encarga del 70% pero el departamento tiene que cargar con un 30%», desgrana, al tiempo que señala que Anatomía cuenta con 24.000 euros al año.

Un museo anatómico que compite con los mejores del mundo

Más allá de los espacios destinados a la docencia, en la Facultad de Medicina de Valladolid también está alojado su museo anatómico , una colección de miles de piezas e instrumentos relacionados con la disección de cadáveres que compite con los mejores del mundo. 

En esta sala se pueden encontrar precisas recreaciones de cuerpos humanos o piezas separadas, muchas de las cuales combinan tejido real con otros materiales para lograr una reproducción exacta. La más antigua data de mediados del siglo XIX , mientras que las más modernas utilizan soportes como el cartón o el plástico.

Se trata de una de las joyas de la corona de la Facultad, y como tal se conserva en unas condiciones óptimas para evitar el deterioro de unas piezas con un valor antropológico incalculable. Aún así, esta exposición permanece abierta al público .

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