Avanzan a paso de tortuga las obras de la A-11 en Valladolid
El primer plazo de ejecución de los dos tramos de la provincia venció en 2022 y a este ritmo peligra también la última fecha oficial, 2025
Las obras de los dos tramos en ejecución de la A-11, o Autovía del Duero, en la provincia de Valladolid, avanzan a paso de tortuga. Todos los equipos desplegados en el Quintanilla-Olivares apenas suman 30 operarios, pocos más en el Olivares-Tudela. El ritmo en ambos segmentos de la infraestructura es desigual. Desde el pasado mes de mayo el primero de ellos ha pasado del 20 al 51% de ejecución, pero el segundo solo del 22,4% al 38%, según informó a este periódico la Delegación del Gobierno en Castilla y León. Si hubo un empujón en la segunda mitad de 2023, el proyecto ha vuelto a un ritmo de ralentí.
Eso sí, hay tramos de la autovía en un estado aún más retrasado. Solo se encuentra en servicio el trayecto comprendido entre Tudela de Duero y Zamora –entre Tordesillas y Valladolid tiene continuidad a través de la A-62)–. Es un buen trecho, pero no tanto si se tiene en cuenta que las grúas llevan trabajando y parando intermitentemente desde hace más de tres décadas.
Valladolid
Homenaje en las carreteras de Valladolid a uno de los guardias asesinados por narcos en Barbate
ricardo-garcia
En la otra cara de la moneda, está pendiente de licitar la actualización del proyecto del tramo entre el límite provincial con Burgos y Quintanilla de Arriba, con una longitud total de 27,4 kilómetros y un presupuesto estimado de 218 millones de euros. Además, aún se está redactando el proyecto de remodelación del enlace para conectar la A-11 con la VA-30 a la altura del vallisoletano polígono de San Cristóbal.
En cuanto a los tramos en ejecución, el Olivares de Duero-Tudela de Duero mide 14,5 kilómetros, con un presupuesto total de 109,67 millones de euros. El Quintanilla de Arriba-Olivares de Duero tiene una longitud de 20,2 kilómetros, y su presupuesto de ejecución alcanza los 90,88 millones de euros. Los dos se deberían haber terminado a finales de 2022, según los plazos establecidos en la licitación. Sin embargo aún queda mucho para concluir.
Después de tres décadas de retraso, la Autovía del Duero ve un resquicio de luz al final del túnel, pero todavía le costará llegar a ella. Son muchas las grandes estructuras de ingeniería civil que debe acometer. Y eso en lo que se refiere a los dos tramos en obras que suman 34,7 kilómetros, el Olivares de Duero-Tudela de Duero, y el Quintanilla de Arriba-Tudela de Duero, ambos en la provincia de Valladolid. La última fecha que ha dado el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, es 2025. A juzgar por el estado de ejecución y de la enorme dimensión de algunas grandes estructuras, como el viaducto del páramo del tramo Quintanilla-Olivares, de un kilómetro de longitud y 25 metros de altura en algunos de sus puntos, esa fecha de 2025 tampoco llegará a materializarse, y más bien podría ser a finales de 2026 cuando, si todo marcha bien y se incrementa el ritmo, entraría en servicio. Eso sí, si continúa el paso de caracol de estos días, la cosa se podría alargar hasta 2027 o más allá.
«A esto le queda por lo menos dos años», decían algunos operarios en respuesta a este periódico al pie de la obra del viaducto de Valbuena. Eso lleva a 2026. Y cuando un operario de la construcción dice «por lo menos», casi todo el mundo traduce más o menos con exactitud lo que quiere decir.
El último susto en las obras de la A-11 llegó en octubre de 2022, cuando el Consejo de Ministros aprobó una modificación del proyecto de obras del tramo Olivares de Duero-Tudela de Duero, por un importe de 11.784.383,39 euros. El Ministerio aseguró después que ese modificado no suponía «ninguna alteración en el ritmo ni en el plazo de las obras». La medida daba respuesta a nuevas necesidades detectadas en el transcurso de la intervención, como cambios que afectaban a la geometría de las pilas y dinteles prefabricados del viaducto; a la inclusión de nuevos precios para las reposiciones de riego que se plantearon al inicio de la obra, así como la ejecución de un ranurado del pavimento, fijado por una Auditoría de Seguridad Vial.
También se incluía en ese modificado un drenaje superficial de la isleta sur del enlace 1 y la inclusión del tratamiento ambiental de parcelas pertenecientes al dominio público que no se incluyeron en el proyecto de adjudicación. Se añadió la eliminación de tierra vegetal en los taludes de excavación para garantizar la estabilidad sobre el talud.
Las fuentes oficiales, habiéndose pronunciado el ministro, siempre asegurarán ahora que la fecha prevista de finalización es 2025. También han sido optimistas esas fuentes del Ministerio de Transportes en respuesta a este periódico en cuanto al estado de los dos tramos en obras: «En líneas generales, avanzan a buen ritmo y se están poniendo los medios humanos y materiales necesarios para avanzar de acuerdo con el programa de trabajos vigente», aseguran. También desvelan el estado de ejecución de las distintas estructuras:
QUINTANILLA-OLIVARES
Este tramo lleva certificadas obras por valor de 41,17 millones de euros, de un total de 113,8 millones de presupuesto vigente (el 36,18%), además de 2,7 millones en expropiaciones. Aquí se trabaja, además de en el movimiento de tierras, que ya está «muy avanzado» según el Ministerio, en distintos elementos singulares del trazado como el ecoducto y el viaducto.
El ecoducto en ejecución tiene completadas en su totalidad 24 de las 30 pilas con que contará y los 2 estribos. Actualmente «se está trabajando intensamente» en la ejecución de las pilas restantes con dos equipos de trepa y otro de capiteles. Continúa la colocación de vigas prefabricadas y prelosas.Este ecoducto servirá para que pueda transitar la fauna autóctona. Por medio de él los animales podrán cruzar y se podrán conectar los hábitats adyacentes a la autovía.
En este ecoducto hay varios equipos trabajando, en concreto dos de encofrado trepante; una consola de gran carga, capitel; una grúa celosía de 650 toneladas; una grúa de 80 toneladas (prelosas); otra grúa de 50 toneladas (trepas ); un camión grúa y tres cestas elevadoras de 30 metros de altitud.
Por otro lado, también está en ejecución el mencionado ‘Viaducto del Páramo’ de casi un kilómetro. Según el Ministerio, está completada la ejecución de 25 de las 30 pilas con que contará, y los cargaderos de los estribos. Actualmente se está montando la autocimbra en el estribo 2 de la calzada derecha. En cuanto a los equipos que trabajan en esta estructura, también hay dos de encofrados trepantes; dos camiones grúa; una grúa autopropulsada; una autocimbra; dos cestas elevadoras y una retroexcavadora mixta.
Así, en lo que tiene que ver con las grandes estructuras del tramo, están completados cuatro de los cinco pasos superiores y cinco de los seis pasos inferiores de la obra. Además, se han completado las reposiciones de servicios del Canal de Riaza (de Seiasa), los desvíos de las líneas eléctricas de Iberdrola y el Canal de Valdemudarra, completado al 70%.
En este tramo Quintanilla de Duero-Olivares de Duero y también en el Olivares de Duero-Tudela de Duero, ya hay una gran extensión de la plataforma habilitada, con pequeños pasos inferiores para la fauna silvestre, lista para recibir la capa de asfalto en su superficie, pero asfaltado, en este momento, no hay ni un solo kilómetro de la estructura.
OLIVARES-TUDELA
En este tramo, asegura el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, se está trabajando «en diversos frentes». Uno de ellos es el capítulo de movimiento de tierras y explanaciones, que se encuentra «ejecutado al 70%». Dentro de esa actuación está el Enlace 1, con un equipo de movimiento de tierras y reposición de servicios, una retroexcavadora, tres dúmpers, un compactador y una motoniveladora. En el paraje de Cuesta Hermosa trabaja un equipo movimiento de tierras con una retroexcavadora y dos dúmpers. Por otro lado, en el capítulo de estructuras, el tramo «se encuentra ejecutado al 87%», según la misma fuente. En el ‘Viaducto 2’ continúa el montaje de vigas y prelosas y el ferralado del tablero, con dos grúas y un camión grúa; tres montadores; tres encofradores y tres ferrallistas.
En cuanto al ferralado y hormigonado de los tableros de pasos inferiores, trabajan en ello dos grúas, tres montadores y dos ferrallistas. El drenaje transversal y longitudinal cuenta con tres excavadoras mixtas, un camión grúa y ocho albañiles. Por último, el capítulo de servicios afectados se encuentra ejecutado al 72%.
«Se ve algo de movimiento, pero esto no está en dos años»
Si hay auténticos sufridores de las obras, además de los usuarios del corredor de la N-122, esos son los vecinos de los pueblos afectados por los dos tramos. Los alcaldes apuntan que las obras han experimentado un empujón en los últimos meses, pero no ven al suficiente número de operarios en ellas como para que se pueda esperar una finalización en 2025.
Así lo ve Tomás Andrés Antón, alcalde de Olivares de Duero. «La obra está más adelantada, sobre todo por la parte de Villabáñez se ve que la cosa avanza, pero en nuestra zona, entre Olivares y Villavaquerín, la cosa está muy parada», asegura. «En esta zona se ve poco movimiento y poca gente». Sin embargo, «en la parte de Valbuena sí están trabajando», apunta, en referencia al gran viaducto y otras estructuras.
«Queremos que la acaben ya», manifiesta el regido r de Olivares de Duero. «Yo veo imposible que terminen el año que viene, porque hay tramos en los que vemos una máquina con un señor solo, y harían falta muchos más obreros», añade. Eso sí, reconoce que gran parte de la plataforma está ya nivelada, si bien «la parte de la carretera que sube a Castrillo hacia Villavaquerín, nada». Preguntado por los plazos, si podría estar listo a finales de 2025, zanja incrédulo: «¿Dos años? ¡Ojalá estuviera en dos años!».
Por su parte Jesús Cítores, alcalde de Villabáñez, asegura que sí se ve movimiento en las obras. Es cierto que en los alrededores de su localidad se ven muchos más equipos trabajando. «Creo que se va a a terminar primero el tramo que va hasta Valbuena, y después el segundo, a Quintanilla de Arriba», opina. «En lo que se refiere a Villabáñez sí hemos visto que la obra se está moviendo», declara, si bien «eso de que terminará en 2025 no me lo creo», subraya.
El regidor se queja de que los trabajos de la autovía «en Villabáñez están destrozando los caminos», puesto que «lo quieren hacer tan rápido y con tanta prisa que en los caminos se quedan atascadas las bicicletas. Los modifican, mueven la tierra y no los prensan, con lo que se convierten rápidamente en barro». Por eso Cítores demanda que la empresa adjudicataria de las obras «lo deje todo bien arreglado».
Sobre el viaducto en el término de Tudela, junto al de Villabáñez, asegura que los trabajos «van rápido». En su municipio esperan, por otro lado, que se habiliten pronto las rotondas de acceso. «Se nota que a raíz de las elecciones dieron un empujón a la autovía. La obra lleva mucho tiempo de retraso pero parece que avanza. Lo peor es la cantidad de camiones con barro y la suciedad que generan, no podemos salir a caminar, por eso deseamos que pronto acabe», concluye.