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Fiscalía ve relación de causa entre el puñetazo del guarda del coto de Mayorga y la pérdida del ojo de la víctima

La acusación pública mantiene su petición de seis años de cárcel para el encausado

El acusado junto a su abogado y el letrado del coto de caza, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Valladolid. - EUROPA PRESS

El acusado junto a su abogado y el letrado del coto de caza, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Valladolid. - EUROPA PRESS

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Fiscalía de Valladolid ha mantenido este jueves su petición de seis años de cárcel para el guarda de campo del coto de caza 'La Celada de Mayorga', José Luis M.R, al considerar probada la relación de causalidad entre los supuestos puñetazos que éste propinó en la zona occipital de la cabeza a un cazador en octubre de 2018 y el desprendimiento de retina y posterior pérdida de visión del ojo derecho sufridos por la víctima.

En su informe final, la acusación pública y la particular, en representación esta última del vecino de Mayorga Francisco T.R, han elevado a definitivas su peticiones de cárcel para el guarda del coto--en el primer caso las indemnizaciones pedidas se elevan a casi 39.000 euros --fundamentadas en la "credibilidad" de la versión ofrecida por la víctima, su "persistencia" y los numerosos detalles facilitado, frente a lo declarado por José Luis M.R, quien, como así ha advertido la fiscal del caso, "se limita a negar la mayor", en referencia a que el aludido ni siquiera reconoce haberse encontrado con el lesionado el día de los hechos, según informa Europa Press.

Y es que el guarda del coto, en su declaración exculpatoria este jueves en la Audiencia de Valladolid, ha insistido en que aquella mañana del 28 de octubre de 2018, en la apertura del periodo de veda, se encontraba realizando labores de guarda de campo pero en ningún momento, según ha advertido, llegó a coincidir con el denunciante. Al respecto, José Luis M.R, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha apuntado que no se hallaba cerca del camino Carre Cembrana, en Mayorga, dentro del Coto 'La Celada', sino en otra zona alejada, pues ha precisado que tenía encomendada la vigilancia no solo de dicho espacio, de unas 8.000 hectáreas , sino de un total de diecisiete cotos de distintas localidades con una extensión global de 40.000 hectáreas.

"No le vi, ni le agredí ni nada; es que ni le vi aquel día. Yo no tenía nada contra él", se ha limitado a indicar el guarda, quien atribuye la agresión que le imputa el lesionado a una supuesta venganza por haberle denunciado en 2014 por haber matado una especie no cinegética. "Me limité a hacer el trabajo por el que me pagan", ha justificado José Luis M.R, quien también ha negado que el día anterior a la supuesta agresión hubiera amenazado a Francisco T.R. cuando los dos coincidieron en una reunión de la Junta Directiva del Coto 'La Celada' y el cazador le acusó de estar practicando la caza furtiva de perdices con halcones.

La versión del lesionado ha sido diametralmente opuesta, ya que Francisco T.R. ha mantenido que durante esa reunión, después de que hubiera acusado al guarda de furtivismo, el aludido le amenazó públicamente. "¡Ya no tendrá arcón suficiente para guarda todo lo que mata!", asegura Francisco que espetó entonces al acusado delante de todos, a lo que el guarda respondió, presuntamente, con amenazas. "Me dijo que ya me pillaría y que me iba a dar un par de hostias, ¡y claro, me pilló!", ha recordado el denunciante en referencia al incidente que, según sostiene, se produjo al día siguiente cuando volvieron a coincidir en el Camino Carre Cembrana, dentro del coto.

"Estaba de espaldas, no le vi venir"

Nada más encontrarse, el cazador refiere que el guarda se encaró ante él, le recriminó las acusaciones del día anterior y, ante tal situación, optó por darse la vuelta y marcharse, cosa que no pudo hacer ya que fue entonces cuando José Luis M.R. le propinó sendos puñetazos en la parte occipital cuando se hallaba ya de espaldas. "No me lo esperaba, no le vi venir", ha declarado Francisco, quien a los diez minutos de recibir, supuestamente, los puñetazos empezó a ver cosas raras por el ojo derecho, en referencia a "destellos, niebla, cositas volando o puntos negros", lo que le llevó a buscar auxilio en el Centro de Salud de Mayorga del que fue derivado al Servicio de Oftalmología del Hospital Río Hortega.

Al margen de si la agresión la cometió o no el encausado, buena parte del juicio ha estado centrada en las periciales respecto de si unos puñetazos propinados en la parte posterior de la cabeza pudieran haber sido los desencadenantes o no del desprendimiento de retina y posterior pérdida de la visión total del ojo derecho y si las patologías previas de la víctima, con un historia previo de desprendimiento de retina del ojo izquierdo, pudiera haber facilitado la lesión ocular.

Por una parte, las forenses judiciales consideran que existe "relación de causalidad o correlación cronológica" entre los golpes y la lesión, que equiparan a la "pérdida de un ojo", a pesar de reconocer que los impactos sufridos por la víctima "no fueron de gran intensidad", mientras que un experto en Oftalomología presentado por la defensa opina lo contrario. El citado perito mantiene que este tipo de desprendimientos suelen ser frecuentes ante impactos en la zona frontal de la cabeza y que son menos frecuentes por golpes en la parte occipital. En cualquier caso, el experto ha precisado que se precisan golpes de una intensidad media a severa y que, en ese supuesto, los mismos habrían dejado laceraciones o hematomas en la cabeza de la víctima, cosa que no se produjo.

Por ello, el oftalmólogo de la defensa descarta esa relación de causalidad y atribuye la lesión a las patologías previas de la víctima e incluso ha llegado a apuntar que los mismos impactos de la culata de la escopeta en el hombro del denunciante podrían haber provocado el desprendimiento de retina, de ahí que las defensas, tanto el letrado del encausado como el del coto--figura como responsable civil de las indemnizaciones-- hayan mantenido su solicitud de absolución para sus respectivos clientes.

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