Diario de Valladolid

Tecnología de Valladolid para transformar la agricultura en África

Cartif coordina el proyecto CIRAWA, que tiene como objetivo la creación de sistemas alimentarios justos, saludables y respetuosos con el medio ambiente en este continente

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Estibaliz Lera

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Salvar al planeta . Son muchas las carreras que se inician para acelerar los objetivos marcados alrededor del cambio climático, limitar el aumento de temperaturas y apoyar a quienes viven situaciones vulnerables para que adapten sus economías a la nueva realidad climática. En esta carrera de fondo CIRAWA emerge como un faro de esperanza en la lucha por sistemas alimentarios justos, saludables y respetuosos con el medio ambiente. Financiado por la Comisión Europea y encuadrado en el Programa Marco Horizonte Europa, este proyecto coordinado por Cartif busca redibujar el futuro de la agricultura en los países de África Occidental . Bajo el liderazgo de Silvia Gómez, esta iniciativa se erige como un esfuerzo monumental que no solo reimagina la agricultura, sino que también empodera a las comunidades locales y prioriza la sostenibilidad.

«Nuestro proyecto trasciende a la agricultura convencional para abrazar soluciones agroecológicas que reflejen la complejidad y la interconexión de los ecosistemas. Estamos comprometidos con fortalecer a los pequeños agricultores, mejorar la seguridad alimentaria y aliviar el impacto del cambio climático. Esta es una oportunidad para revitalizar la agricultura africana y empoderar a las comunidades locales», sostiene.

CIRAWA opera bajo la premisa de la agroecología . Aunque el término ha estado presente desde hace décadas, este trabajo despliega su potencial con un enfoque integral que amalgama principios ecológicos y sociales para diseñar sistemas alimentarios y agrícolas que beneficien a todos los elementos del ecosistema: plantas, animales, seres humanos y el medio ambiente.

El proyecto, que arrancó en enero de 2023 y se espera que dure 54 meses con un presupuesto de alrededor de siete millones de euros, es un esfuerzo colaborativo entre 14 socios provenientes de nueve países. Aunque la diversidad geográfica es evidente, es en Ghana, Senegal, Gambia y Cabo Verde donde las acciones cobran vida. En estas regiones se han identificado ocho zonas de estudio que servirán como laboratorios vivos para las soluciones agroecológicas propuestas.

El corazón de CIRAWA late con la meta de proporcionar soluciones innovadoras y económicamente viables a las comunidades agrícolas en África Occidental. Estas soluciones no solo se adaptan a las necesidades específicas de cada región, sino que también se enfocan en modelos sostenibles que reduzcan la dependencia externa y potencien las capacidades locales. Desde la valorización de residuos agrícolas y la producción de biofertilizantes y semillas de alta calidad hasta la fitorremediación de suelos salinos y la gestión de la fertilidad del suelo, el agua y los cultivos, este proyecto despliega un arsenal de herramientas agroecológicas para enfrentar el desafío climático.

«La clave está en la colaboración y el conocimiento local» , enfatiza Gómez. «Estamos trabajando codo con codo con las comunidades, caracterizando suelos, identificando semillas autóctonas y entendiendo prácticas agrícolas actuales. Esta información nos permite diseñar soluciones a medida y, lo que es más importante, validarlas en el campo, donde realmente importan».

Esta iniciativa también aboga por la inclusión de mujeres y jóvenes en la toma de decisiones agrícolas, un paso crucial para asegurar un futuro equitativo. « Las mujeres son la columna vertebral de la agricultura africana , y es imperativo que sus voces sean escuchadas en igualdad de condiciones», apunta Gómez con determinación.

A medida que CIRAWA avanza, su impacto trasciende las fronteras de los campos de cultivo. La formación, las demostraciones prácticas y las visitas de campo se utilizarán como vehículos para difundir los logros del proyecto, asegurando que un mayor número de personas pueda replicar estas tecnologías y contribuir a un futuro agrícola más sostenible y equitativo.

AGRICULTOR EMPODERADO

En la esencia de CIRAWA, reside una innovación que trasciende el mero cambio tecnológico: el empoderamiento de los agricultores y el tejido mismo del ecosistema agrícola. «Nuestro enfoque se fundamenta en colocar a los agricultores en el centro del proyecto, donde sus voces, experiencia y conocimientos locales son el motor de esta transformación», subraya Silvia Gómez, cuyo compromiso con la comunidad es palpable.

Este proyecto trae consigo una revolución que trasciende los límites del laboratorio y de las teorías académicas, para aunar saberes autóctonos y científicos en una danza de conocimiento sin igual. «La verdadera innovación reside en el intercambio de sabiduría: el saber ancestral de los agricultores se funde con el conocimiento científico, creando una sinfonía que resonará en cada rincón del campo», expresa.

En un evento reciente en Cabo Verde, la historia de la ‘Señora Josefa’ , una agricultora local, capturó el espíritu del proyecto de manera conmovedora. «La experiencia de la gente del campo es tan valiosa como la de los expertos académicos», recalca Gómez, aludiendo al impacto que las voces auténticas tienen en la conformación del proyecto. « Nuestro propósito es dar voz a estas personas , a aquellos que trabajan la tierra día tras día. Son ellos quienes se enfrentan directamente al cambio climático y otros desafíos, y su conocimiento es incalculable», agrega.

Las innovaciones en esta iniciativa no solo radican en las tecnologías, sino también en la conexión y colaboración entre personas. «Es una ventana abierta al diálogo entre expertos y agricultores, permitiendo que cada uno aprenda del otro y fusionen su expertise para un bien común», afirma Gómez. Y es que la coordinadora del proyecto no solo ve el potencial de CIRAWA en la implementación de nuevas técnicas, sino en la creación de un tejido social sostenible que perdure mucho después de que el proyecto concluya.

SEMILLAS DEL FUTURO

Las tecnologías de CIRAWA van más allá de la innovación convencional. En la remediación de suelos salinos, por ejemplo, el proyecto explorará combinaciones ingeniosas de enmiendas orgánicas y la fitorremediación, donde plantas especialmente seleccionadas desempeñarán un papel crucial en la restauración de la salud del suelo. «El ecosistema agrícola no es un entorno aislado, sino un sistema interconectado. Al mejorar la salud del suelo, estamos restaurando un equilibrio natural que tiene un impacto en todo el entorno», explica.

En la producción de semillas de calidad, este trabajo planea dar un giro audaz al tradicional proceso . «Nuestra meta es incrementar el ratio de germinación y resiliencia de las semillas, a través de técnicas como el recubrimiento con fitosanitarios y fertilizantes estratégicos», detalla Gómez. Además, el proyecto trabajará en la identificación de variedades autóctonas con un alto potencial comercial y de adaptación al cambio climático.

Pero no se trata solo de la tecnología. CIRAWA abraza un enfoque holístico que incorpora la gestión eficiente del agua y los insumos agrícolas. Gómez destaca la importancia de la herramienta de gestión del riego y la fertilización que se está desarrollando. «Esta aplicación proporcionará información precisa a los agricultores sobre la cantidad adecuada de agua y nutrientes para sus cultivos. Una gestión consciente es clave para la sostenibilidad a largo plazo».

Uno de los aspectos más destacados del proyecto CIRAWA es su enfoque en la replicabilidad y el empoderamiento de los agricultores locales. Silvia Gómez resalta: « Puede ser fácilmente replicable por los usuarios finale s. Durante el proyecto nosotros trabajaremos con un grupo de agricultores, pero una vez validadas las tecnologías utilizadas, cualquiera puede hacer uso de ellas. Se harán cursos de formación sobre las tecnologías abiertos a todos los públicos donde podrán aprender cómo implementarlas y se les mostrarán los resultados obtenidos».

A esta ventaja se suma, en su opinión, la sostenibilidad en su sentido más amplio, es decir, asegurando la producción de alimentos, la reducción de residuos y la valorización de los subproductos generados. El proyecto no solo se centra en técnicas agrícolas, sino que también proporciona las herramientas para enfrentar el cambio climático de manera proactiva.

« CIRAWA entregará conocimientos y técnicas suficientes para abordar el cambio climático . Las estrategias y soluciones implementadas sentarán las bases de la adaptación de la agricultura a los impactos del cambio climático y los retos a los que África Occidental deberá hacer frente. Además, les daremos herramientas para que de forma autónoma sean capaces de adaptarse en el futuro», incide la también investigadora del Área de Recursos Naturales y Clima en Cartif .

Otro valor añadido, dice, es la mejora del rendimiento y la reducción de impactos negativos. «Conseguiremos disminuir el impacto de las explotaciones, reducir los costes de producción y ampliar los mercados al desarrollar nuevos productos. Se mejorará la salud de los suelos al incrementar la materia orgánica y también se mejorarán los rendimientos».

RESILIENCIA ALIMENTARIA

La resiliencia alimentaria se ha convertido en una preocupación global, en especial en regiones como África Occidental, que se enfrenta a diario a los impactos severos del cambio climático. «El clima está cambiando a nivel global, y en esta zona se espera que las temperaturas aumenten 1,5 veces más rápido que la media mundial. Las consecuencias son cada vez más evidentes. La transición hacia sistemas alimentarios más sostenibles y resilientes se vuelve esencial para enfrentar estos desafíos», subraya. 

Para Cartif, estar involucrado en iniciativas como CIRAWA es una expresión de su compromiso con la sostenibilidad y el cambio positivo. «Es nuestra razón de ser. El uso sostenible de los recursos y hacer accesibles a la población las herramientas que permitan esa sostenibilidad son fundamentales para nosotros».

Gómez avanza que seguirán trabajando en la definición de la línea base y en la implementación de las soluciones agroecológicas. Sin dejar de lado el desarrollo de las tecnologías y la recolección de muestras y datos de campo para cuantificar el estado en el que están los suelos, caracterizar residuos, identificar los cultivos de interés para la selección de semillas… De igual forma, están explorando nuevas formas de colaboración con África y otras regiones vulnerables al cambio climático. «Creemos que estas acciones son cruciales para anticiparnos a los desafíos futuros y construir un mundo más sostenible», concluye.

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