Diario de Valladolid

El crimen de Paloma e India, a falta del informe policial para ir al jurado

A los 6 meses del doble asesinato la Policía ultima aún un atestado sobre ubicaciones del móvil del asesino y la reconstrucción de sus últimas horas: saber si estuvo antes o no en una cita motera

Miembros del servicio forense retiran uno de los dos cuerpos tras el doble asesinato.- PHOTOGENIC

Miembros del servicio forense retiran uno de los dos cuerpos tras el doble asesinato.- PHOTOGENIC

Publicado por
Íñigo Arrúe
Valladolid

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El atroz doble asesinato de Paloma Pinedo y su hija India a manos de la pareja de la primera, David Maroto, ocurrida entre el 22 y del 23 de enero de 2023 cumple seis meses el próximo sábado. Se trata de un caso que se juzgará por la modalidad de jurado, algo que sucederá en 2024, previsiblemente, pero antes de que la causa llegue a la Audiencia de Valladolid, faltan por completar diligencias de la fase de instrucción. 

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1 de Valladolid está a la espera de recibir el informe de la Policía Nacional sobre los últimos movimientos del acusado David Maroto Lentijo, ubicaciones antes de que el domingo 22 de enero llegara a las 10 de la noche a la casa de Paloma e India, sita en el número 66 del Paseo de Zorrilla, según informaron a este diario fuentes del caso. 

Tras la incoación del procedimiento para juicio por el tribunal del jurado, medida que ya fue acordada el pasado mes de  febrero, la causa se encuentra en la denominada práctica ‘diligencias de investigación’.

Se trata de un informe de resumen de diligencias practicadas, con conclusiones sobre posicionamiento de teléfonos móviles, revisión de cámaras de vídeo de las zonas en las que estuvo ese domingo 22 de enero para verificar si dijo la verdad, o el resultado del examen y posibles hallazgos en el vehículo que utilizó David Maroto. El atestado puede resolver, en concreto, si Maroto dijo la verdad cuando afirmó que había estado en la concentración de Motauros en Tordesillas ese domingo de autos. 

Tras este trámite,  llegará la fase de solicitud de juicio oral, la calificación de las partes, la audiencia preliminar y el auto de apertura de juicio por jurado popular.  La calificación de las acusaciones, por tanto, aún no se ha realizado, pero es muy probable que todas las acusaciones (Fiscalía, la familia de Paloma e India, la Asociación Clara Campoamor y la Junta de Castilla y León), interesen la prisión permanente revisable por el asesinato  de la niña India, de 8 años, y pena de asesinato por el de la madre, que tenía 44 cuando murió, la misma que su asesino confeso. 

El horizonte de condena para este trabajador en empleos como transportista, carretillero o comercial, pero aficionado a la buena vida, no solo podría ser el de prisión permanente revisable. La pena a la que se enfrentaría podría ser, además de esta condena máxima del sistema penal español, otros 15 o 25 años más por el homicidio/asesinato de la madre, según lo que consideren acreditado los miembros del tribunal del jurado. Aunque erróneamente, exista en el público no familiarizado con los conceptos jurídicos, la creencia de que a una condena de prisión permanente revisable ya no pueden sumarse otros extras de pena, la realidad es que sí puede ser aumentada la condena con más delitos. Se vio en el tristemente célebre caso del asesinato de la niña Sara Ferraru, de 4 años. El novio de la madre, acusado del homicidio y violación de la menor, fue condenado, a tenor de lo que deliberó el jurado, a prisión permanente revisable (por los delitos de asesinato a menor con alevosía y ensañamiento), más otros 22 años de cárcel por cuatro delitos de maltrato a persona vulnerable, un delito de maltrato habitual y un delito de agresión sexual a una menor. 

En el caso del que  era novio de Paloma Pinedo desde pocos meses antes de los asesinatos, las circunstancias cumplen –en el plano teórico– con la calificación de prisión permanente revisable,  ya que el primero de los supuestos para aplicarla es que se produzca un asesinato y que la víctima sea menor de 16 años o fuese especialmente vulnerable. Los otros dos supuestos (no aplicables en este caso) son que el asesinato se consume tras una violación o que el autor pertenezca a un grupo criminal. 

Luego está la calificación del homicidio de la madre, en el que el ensañamiento, podría decantarlo hacia asesinato. Fuentes judiciales y policiales indicaron a este diario que la «brutalidad» fue extrema y que la escena del crimen era «terrorífica». 

Una «especial brutalidad» y cinco horas junto a los dos cadáveres 

David Maroto sigue en el centro penitenciario de Valladolid. El auto de ingreso en prisión ya describió los motivos de la privación de libertad de Maroto. Así, el magistrado Emilio Vega justificó el encarcelamiento por dos delitos de homicidio doloso , pero añadió que «será la investigación y el resultado de las diligencias practicadas a lo largo de la misma, lo que determine si finalmente se le imputan dos delitos de asesinato».

En su auto, el juez destacaba la «especial brutalidad» de la agresión que sufrieron las víctimas . Explicaba también que «concurren todos los requisitos exigidos por la legislación vigente para adoptar la medida cautelar de prisión». Porque los delitos imputados están penados con penas «muy graves».

La ‘gravedad’ es lo que provocó y lo que ni siquiera evitó tras las cuchilladas, el asesino confeso que, a fecha de hoy, permanece ingresado en el centro penitenciario de Valladolid.  Cinco horas. Ese es el tiempo que habría estado con los cadáveres de Paloma Pinedo y su hija India. Según detallaron fuentes de la investigación, Maroto, habría matado a su pareja Paloma y su niña de 8 años en torno a las diez de la noche del domingo, pero no avisaba a su hermana y a su cuñado del doble asesinato, con ese «¡he matado a Paloma!», hasta las tres de la madrugada, es decir cinco horas después. 

David Maroto, según los investigadores, había estado durante todo el domingo en Motauros. Era al llegar a casa de Paloma, en torno a las diez de la noche, cuando cometía el doble crimen. Matando a la pequeña en el salón y a su pareja en la cocina. «Sabía lo que hacía», aseveraba días después María, la hermana de Paloma  además de asegurar que ya había avisado a su hermana que no le gustaba porque le habían avisado que «tenía problemas con el alcohol y las drogas», manifestó la familiar.

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