Diario de Valladolid

La última llamada en Valladolid

Grafitis y publicidad camuflan 82 cabinas que antaño fueron un importante servicio público / Sin cumplir ya un fin comunicativo, Telefónica promete su retirada y el Ayuntamiento se muestra favorable a colaborar en el proceso

Cabina situada en la Plaza Poniente, con la esquina Jorge Guillén. -J.M. LOSTAU

Grafitis, publicidad, teléfonos arrancados y hasta cristales rotos. Así sobreviven la mayoría de cabinas telefónicas de Valladolid mientras su desuso alimenta las peticiones de retirada. A la espera de que Telefónica accede a retirar los 82 terminales ubicados en la ciudad -más los 55 que se encuentran en el resto de la provincia, el Ayuntamiento se encarga de trasladar a la empresa las demandas de sus residentes. 

Publicado por
Diego González
Valladolid

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Año tras año, las ciudades cambian de aspecto. Comercios que abren, otros que cierran, reformas en las calles y un sinfín de obras que a primera vista resultan extraños entre el paisaje urbanístico. Pero con las cabinas telefónicas existe un aspecto paradójico debido a que siguen en pie cuando las nuevas tecnologías habían proclamado su final. En Valladolid capital son 82 terminales , una friolera cifra por la inutilidad que tienen en la actualidad hasta convertirse en uno de los rincones favoritos de la exposición del vandalismo y de la publicidad.

El centro vallisoletano es la zona que más cabinas sigue ofreciendo , donde todavía es común encontrarse con estas estructuras si se transita por la Plaza Poniente, la calle Pasión, María de Molina o la Plaza de Zorrilla. Sin embargo, las ausencias trascienden en determinados barrios de la provincia , como Covaresa, San Pedro Regalado, La Pilarica, Pajarillos Altos o Arturo Eyries. 

Pero sin importar el punto en el que se ubiquen, la funcionalidad de los 24 terminales operativos queda camuflada por grafitis, cristales rotos, carteles, pegatinas en cada rincón y hasta teléfonos o cables arrancados

Vandalismos que se han visto impulsados por la llegada de las nuevas tecnologías, de los teléfonos móviles y de las tarifas planas de los operadores que también iniciaron el fin de las cabinas telefónicas, pero no su desaparición

Hubo un tiempo donde poder realizar una llamada telefónica dependía de cuántas monedas tenías en tu bolsillo y donde la privacidad se contenía, en determinados casos, entre cuatro paredes de cristal. Las cabinas telefónicas no solo eran el principal vehículo comunicativo de adultos que necesitaban realizar llamadas corrientes o de urgencia, sino también la primera toma de contacto para los niños y niños con un teléfono que, más tarde, pasaría a ser su compañero de vida aunque con diferente evolución.

Estos terminales lograban resolver situaciones sin excesivos costes y con ahorros de tiempo debido a que aquellos que no tenían a disposición un teléfono móvil podían acudir a cabinas situadas en gran parte de las calles de Valladolid confluyendo como un servicio universal por parte de Telefónica Telecomunicaciones Públicas, S.A.U. , en el que existía la posibilidad de extender su prestación según el cumplimiento de requisitos que, principalmente, tenían relación con su oferta.

 «El operador designado deberá garantizar la existencia de una oferta suficiente de teléfonos públicos de pago en la zona correspondiente a la designación» y con el límite mínimo de «un teléfono público de pago y uno más por cada 1.500 habitantes en cada municipio de 500 o más habitantes» , recogía el artículo 32 del Real Decreto 424/2005, de 15 de abril, por el que se aprobó el Reglamento sobre las condiciones para la prestación de servicios de comunicaciones electrónicas, el servicio universal y la protección de los usuarios, dispone ‘Teléfonos públicos de pago’. 

Por ejemplo, en la urbe vallisoletana, la cifra llegó a sobrepasar la centena , la más alta de Castilla y León, pero el desuso progresivo a causa de la irrupción de la telefonía móvil empezó a reducir su presencia por orden del Ayuntamiento de Valladolid.

El Consistorio, tras una comprobación del estado de todas las cabinas que quedaban por parte de su Departamento de Patrimonio, el 28 de mayo de 2021 requirió a Telefónica que reparara las cabinas deterioradas o retirara las que no funcionaban. No obstante, la empresa de telecomunicaciones no consiguió cumplir con esas órdenes,  por lo que el Ayuntamiento decidió extinguir su designación como servicio universal tras exponer causas específicas como el fin de plazo de su designación; el incumplimiento grave y reiterado de las obligaciones de cobertura, calidad o precio; el cese de la prestación de los servicios, como obligación de servicio público acordado por el Ministerio de Economía y Empresa al amparo de lo establecido en el artículo 23.5 de la Ley 9/2014, de 9 de mayo, y en el artículo 26.2 del RSU; y el cese de la prestación del servicio acordado por el Ministerio de Economía y Empresa una vez que la normativa nacional aprobada en materia de telecomunicaciones hubiera modificado el alcance, configuración, financiación o cualquier otra cuestión esencial de este elemento del servicio universal. Además de incumplir los requisitos previstos en el artículo 211 de la Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público, por la que se transponen al ordenamiento jurídico español las Directivas del Parlamento Europeo y del Consejo 2014/23/UE y 2014/24/UE, de 26 de febrero de 2014.

Mil días después de la publicación de la extinción, y a partir del 1 de enero de 2022 -fecha con la que dejó de estar obligada a la prestación del servicio universal de cabinas-, la empresa todavía está en proceso de completar su total retirada , que en la mayoría de casos se justifica por su desuso.

«Ellos nos han dicho que tienen su propio ritmo, que lo tienen que quitar ellos, que tienen contratada una empresa para toda España y que tienen su propio organigrama de trabajo», expone Manuel Saravia , Concejal Delegado General de Planteamiento Urbanístico y Vivienda, y añade que como «elementos situados en la calle, cuando dejan de prestar la justificación que tienen de servicio público lo que se tiene que hacer es quitarlas» .

Si bien desde Telefónica reconocen que «llevaba muchísimo tiempo sin ser un servicio que no usaba nadie y que simplemente era un gasto para todo el mundo porque servía solo para actos vandálicos y poco más» , ya que sus encuestas reflejan que s u uso actual es inferior a una llamada por semana y más del 80% de los usuarios afirman no haber usado nunca una cabina, la empresa añade  que su eliminación se realiza de manera «paulatina y progresiva», debido, además, a que depende de la homologación de ciertos permisos y licencias, como también de la actuación de un servicio de retirada que actúa en toda España con el que «llegará el momento en que tocará a Valladolid pero no sabemos los plazos que tiene» , señala Saravia.

Los datos en Valladolid sitúan un total de 82 cabinas en la capital y 55 en la provincia , las cifras más altas de toda la Comunidad, con León en segunda posición con 134 -38 de ellas en la capital-; seguida de Burgos, con 102; Salamanca, donde se llega a las 93 instaladas; mientras las provincias con menor cantidad son Palencia, que supera los cincuenta terminales; Zamora, con más de 60; Ávila, que actualmente conserva 52; Segovia, con 51; y Soria, con 27. 

No obstante, Valladolid fue una de los peores provincias en términos de retirada ya que el año pasado se eliminaron únicamente 24 , mientras en el resto de la Comunidad fueron aproximadamente 738, es decir, una media de 82 por región castellano y leonesa.

Por ello, la vecindad de determinadas zonas ocupadas por terminales sigue remitiendo repetidamente quejas para dejar de ver cabinas telefónicas en sus calles.

La última de ellas fue la de Charo , residente en Poniente, que envió una petición a Óscar Puente ,  alcalde de Valladolid, para exigir que se retirase la cabina ubicada en la esquina de la calle Jorge Guillén porque «da asco verla» , aseguró a través de un video compartido en redes sociales reflejaba una evidente inutilización desde hace años y resaltaban diversos grafitis como la promoción de eventos en la ciudad vallisoletana pese a que en sitios visibles de la estructura se prohíbe la fijación de carteles.

Aunque Puente tomó nota ante la petición debido a que «la verdad es que la señora tiene toda la razón», desde su cuenta personal precisó que su retirada no depende del Ayuntamiento de Valladolid debido a que «esa cabina es de Telefónica» y «deben ser ellos quienes la retiren. No obstante. vamos a hacer una gestión».

Como apunta Manuel Saravia al respecto de esa solicitud, «Telefónica está en la actitud de que se irán retirando pero no han empezado» , al igual que ocurre con la cabina telefónica situada en la calle Muro, donde tiene lugar la reforma del antiguo edificio de Hacienda para su rehabilitación integral y el terminal ‘molesta’ en la obra. Por ello, «desde el momento en el que no cumplan una función, hay que retirarlas», recalca el edil.

Cabinas para otros fines

Un resquicio en la supervivencia de las cabinas se apoya en la Ley 11/2022, de 28 de junio, General de Telecomunicaciones, donde se expone su desaparición definitiva del concepto de servicio universal como teléfonos públicos de pago por obsoletos, pero señala que se podrán reconvertir o utilizar como puntos de conectividad para la prestación, entre otros, de puntos de conexión a internet, teléfonos de emergencia, o puntos de envío y recogida de paquetería .

Una planificación similar a la realizada en Londres -y en toda Gran Bretaña-, donde las cabinas diseñadas por Giles Gilbert Scott en 1924 se impusieron como un elemento definitorio del entorno británico con su llamativo color rojo y una apariencia alejada de modernidades, hasta llegar a convertirse en un icono internacional como si del Big Ben se tratase.

Aunque la nueva era de las telecomunicaciones provocó su reducido uso como su destierro, las que sobrevivieron -algunas impecables sin rastros de vandalismos- fue a raíz de soluciones diferentes a su utilidad ordenadas por el gobierno británico. Por ejemplo, algunas de las 21.000 que se han visto protegidas por la compañía BT Group (antigua British Telecom) se han convertido en puntos de intercambio de libros, servicios de café o pequeñas galerías de arte gracias al plan ‘Adopta una cabina’, donde los terminales pueden adquirirse por un ayuntamiento o una ONG a cambio de una libra para realizar estos tipos de proyectos vecinales. Mientras que la propuesta del organismo regulador Ofcom fue que alrededor de 5.000 de estas cabinas se mantuviesen en áreas con poca o ninguna cobertura de móvil, y en zonas donde se concentre una alta tasa de accidentes o de casos de suicidios

 Pero en Valladolid, de momento, la expectativa es diferente debido a que no se ha habilitado ningún servicio diferente a la función comunicativa de los terminales , aunque no se duda de su difícil reconversión.

Por esta razón, Manuel Saravia indica que si Telefónica no comienza con su retirada en un  plazo breve, aunque sea de forma «escalonada», el Ayuntamiento procederá a hacer esa función como «ejecución subsidiaria» , sentencia el concejal.

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