Diario de Valladolid

Enfermar de cáncer en la provincia equivocada

Ambulancias sin calefacción, rutas interminables por casas de otros pacientes, baches y curvas, agotamiento sobre agotamiento, más usuarios de los estipulados por desplazamiento, 4, 5, 6 y 7 horas diarias en la carretera para un tratamiento de no más de 10 minutos: así es recibir radioterapia en 4 de las 6 provincias más atrasadas del país. Están en Castilla y León: Soria, Ávila, Segovia y Palencia

Ana Patricia, en el Hospital de Soria. - E.M.

Ana Patricia, en el Hospital de Soria. - E.M.

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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Agotados. Cuando Conchita se montaba en la ambulancia, lo primero que hacía era preguntar ¿funciona hoy la calefacción? Así sabía si tenía que quedarse con el abrigo y la bufanda puesta o el viaje sería algo más agradable, dentro del vía crucis habitual en cada una de las 33 jornadas en las que, para recibir el tratamiento para su cáncer de boca, no le servía salir de casa coger el bus o el coche y plantarse en unos minutos en el hospital

Cada mañana temprano pasaban a recogerla, pero lejos de ser un acto de comodidad, le esperaba una desapacible ambulancia que compartía con otros pacientes –no siempre los mismos, pese a la pandemia–. Y la ruta para recoger a cada uno duplicaba la duración de un trayecto común hasta Burgos. " Cuatro horas en carretera, ida y vuelta , para un tratamiento de cinco o diez minutos". Cuatro horas en carretera porque no hay aceleradores lineales ni en Segovia, Palencia, Soria y Ávila. 

Ese trance, las horas perdidas en un asiento "muy poco confortable", es la peregrinación obligada para miles de pacientes oncológicos de Castilla y León que enfermaron en la provincia equivocada, la que no dispone de los mismos servicios esenciales que el territorio situado al otro lado de la frontera provincial. 

Incluso para enfermar y poder tratarse en las mejores condiciones también parece que hay que tener suerte . Al menos, si se vive en Castilla y León. Porque el resto de España, todas las provincias del país, salvo Teruel y Huesca, sí disponen de este dispositivo. 

En Segovia la situación se resolverá por un acuerdo con una clínica privada, igual que sucede en El Bierzo. Y en Ávila a principios de 2022 se espera que se instale la unidad satélite prometida con la que todavía sueñan Soria y Palencia , que deberán seguir esperando aún más. 

"Somos ciudadanos ya no de segunda, sino de tercera categoría ", afirma Ana Patricia, una joven soriana que ha esquivado "el mal trago de la ambulancia", aunque de los tediosos kilómetros en carretera no se libró. Tiene 39 años, un diagnóstico de cáncer de recto y un proceso de recuperación por delante tras su última intervención. Antes, hace unos pocos meses, tuvo que trasladarse desde Soria capital, donde vive, hasta Burgos. 

"Por gente cercana sabíamos que lo de la ambulancia era penoso, así que mi padre y mi hermano cubrieron los desplazamientos durante casi dos meses. 28 sesiones. Incluso colaboraron algunos amigos. Pero seguía siendo molesto tener que viajar en mi estado. Me radiaban en esa zona y estar sentada para mí era un sufrimiento", comenta esta profesora soriana.

Para llegar a tiempo, se tenía que levantar a las seis de la mañana porque tenía cita a las 8.15... en Burgos . "Inexplicablemente los de Soria éramos los primeros. Casi dos horas en ir y otro tanto en volver, y está el inconveniente de que esas máquinas se estropean mucho y que, por ejemplo, yo tenía que ir con la vejiga llena y tenía que calcular en el viaje cuanto agua tomar y aguantar". Hubo veces en los que su traslado añadió otro calificativo también negativo: el de infructuoso. Se volvió sin que pudieran radiarla. "En mi última semana se estropeó cuatro días seguidos y para dar continuidad me tocó ir en fin de semana y esperar casi cinco horas hasta que me radiaron ".

En la sala de espera coincidía con otros enfermos que sí tenían que pasar la penitencia de la ambulancia. "Había una mujer que vivía en Alpanseque y se levantaba a las cuatro de la mañana porque la ambulancia le pasaba a buscar a las 5", expone como ejemplo de mala organización. "¿No le saldría más a cuenta radiarse en Madrid y no en Burgos? El sistema no mira por el paciente ", opina. 

Pero las quejas no terminan en la carretera. "Se suma a mi indignación el que, como soy maestra, soy de Muface con Seguridad Social y los viajes aunque sean en coche se pagan, a 0,07 euros por kilómetros, pero a mí no me los han pagado. Lo pedí a final de julio y no me han contestado así que tendré que denunciarlo, pero se aprovechan de la vulnerabilidad del paciente . Ahora estoy recién operada y el postoperatorio es duro y estoy limitada a salir de casa".

Ana Patricia matiza que "no es por el dinero, sino por la injusticia" . "La sanidad no es igual para todos y si puedo ayudar a que personas en mi situación no pasen lo mismo, lo intentaré", detalla.

Una de las opciones que le plantearon desde Sanidad fue la de ofrecerle "un piso en Burgos". Algo que ni se planteó. "Es un proceso tan duro que necesitas estar en tu casa con tu gente , tu sofá, tu cojín, tu tele, tu todo...". 

Como ya han descubierto quienes conviven con un diagnóstico oncológico, Ana Patricia señala que "además del tratamiento hay que pagar un montón de cosas. Estar enfermo es carísimo ". En su caso, cita cuestiones que repercuten directamente en su bienestar: las sesiones de ejercicios de suelo pélvico para fortalecer el control de esfínteres, las cremas para la irritación... "Qué suerte que puedo permitirme ‘fisio’, cremas y que mi familia se pueda trasladar conmigo, pero la recuperación ni el resultado es igual y eso no tendría que ser así . Por no hablar del acceso al psicólogo". En la Asociación Española Contra el Cáncer de Soria recibe esta atención, pero lamenta que "en Sacyl no es tan frecuente ni tan inmediata".

Después de relatar todo el periplo extra que manejan los pacientes, sobre todo quienes nacieron o decidieron vivir en esas provincias pequeñas a las que todo llega más tarde –si llega– Ana Patricia confiesa sentir "mucha rabia por la desigualdad". "Hasta que no te toca en tus propias carnes no sabes el sufrimiento . Todos los servicios de salud deberían ser una prioridad, pero  estamos muy abandonados", indica y subraya que quiere «hacerlo público» porque es su forma de «contribuir a reivindicar» sus derechos y los del resto de pacientes.  

A casi 200 kilómetros, Conchita, que no conoce a Ana Patricia, es, sin embargo, su compañera de infernal viaje. Cuenta Conchita que por si fuera poco el trastorno de la ambulancia, del abrigo y la bufanda, de compartir en tiempos de Covid y siendo enferma de cáncer espacio tan reducido con cada vez un paciente porque "solo al principio se establecieron grupos burbuja" , o, mejor, grupos chicle,  hubo días en los que "en vez de las cuatro personas estipuladas por convenio, viajaron seis". Conchita protestó por el incumplimiento y se subsanó. 

Para esta doctora segoviana de Atención Primaria no poder recibir la radioterapia cerca de casa ha sido "muy duro". " Estás enferma y no te encuentras bien . Tenía que emplear toda la mañana hasta Valladolid. Es una pérdida de tiempo alucinante y una discriminación entre pacientes y provincias, una descompensación muy injusta". Pese a las molestias, esta médica subraya emocionada que "al final, la vida está por encima de todo": "Si es lo que tenemos que pasar para tratarnos, lo hacemos. La gente valora mucho el tiempo, pero lo mas importante es tu vida".

En Segovia esta desagradable situación se va a paliar con un concierto temporal con una clínica privada. " Quiero que los pacientes que lleguen detrás tengan más comodidad que yo . Ya estén en Segovia, en Palencia o en Soria. La calidad de vida, y más en esos momentos, es muy importante".

De hecho, también desde Palencia, Rosa María Andrés, presidenta de la AECC en esa provincia, se muestra muy crítica con esta realidad. " Somos los últimos de los últimos en España porque apenas quedan provincias en nuestra situación. Huesca y Teruel van a empezar a concertarlo para ofrecerlo en una clínica privada. Lamentablemente no todas las personas son iguales contra el cáncer porque no tienen el mismo acceso al tratamiento y existe una inequidad absoluta".

Rosa María detalla las "grandes molestias, el cansancio, el agotamiento añadido a su situación por la enfermedad". Y revela una cruel paradoja. Expone que la radioterapia se puede dar como tratamiento o paliativa , pero "hay quienes renuncian a darse la radioterapia paliativa porque no quieren desplazarse con lo mal que están". "Cuando una persona recibe un diagnóstico de este tipo, necesita calma y estabilidad y todos los cuidados son pocos. El paciente debe estar en el centro, pero por estas deficiencias no es así".

También José Ignacio Paradinas, presidente de la AECC en Ávila, donde está previsto que desembarque una unidad satélite con un acelerador lineal en los primeros meses de 2022 y se deje atrás esta situación, indica que "los testimonios de los pacientes que tienen que desplazarse son desgarradores". "Desplazarse más de 200 kilómetros en ambulancia medicalizada, recoger a pacientes por pueblos para llevarlos a Madrid o a Salamanca. Estar seis y hasta ocho horas día tras día durante muchas semanas... Es de una iniquidad brutal. Me parece horroroso para quien le toque sufrir un cáncer por la radioterapia se tenga que someter a esta tortura adicional".

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