Diario de Valladolid

El Covid persistente: Elena olvida para qué sale de casa y Mercedes se pierde en la calle

Mercedes se descubrió perdida en calles que frecuenta y Elena olvidó cómo se pelaba una manzana: pérdidas de memoria, fatiga constante y un sinfín de síntomas incapacitantes más relatan quienes conviven con secuelas del coronavirus

Las salmantinas Elena y Mercedes, pacientes con Covid persistente. ENRIQUE CARRASCAL

Las salmantinas Elena y Mercedes, pacientes con Covid persistente. ENRIQUE CARRASCAL

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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Ese día Elena no se acordaba de cómo se pelaba una manzana y su madre le tuvo que ayudar, mientras Mercedes se perdió en las calles que frecuenta con asiduidad. Fueron momentos puntuales, algunos repetidos en el tiempo, pero "aterradores" para estas dos mujeres que comparten un abstracto diagnóstico en el que se engloban miles de pacientes que se infectaron de coronavirus y que arrastran secuelas para las que no siempre hay tratamiento: el Covid persistente.  

La asociación LongCovidCyL, que aglutina a varios pacientes, denuncia que " más de 30.000 castellanos y leoneses padecen esta enfermedad" y que muchos "sufren un doble castigo: estar enfermo y recibir el alta obligada sin estar en condiciones de trabajar o incluso ser despedido ". Lo que, afirman, los deja "en una situación de desamparo".

Mercedes (62 años) y Elena (24) son sanitarias salmantinas, trabajan en centros distintos y las dos enfermaron en otoño de 2020. Sin conocerse, expresan la misma conclusión sobre su proceso personal: "Ya no soy la misma persona que antes del Covid" .

Desgranar esa afirmación en cada una es recorrer una acumulación de síntomas incapacitantes con los que el día a día se hace cuesta arriba. Elena acababa de comenzar el primer año de residencia de su formación práctica como matrona en el hospital cuando dio positivo. Quince meses después, presenta secuelas. " Tengo tanta fatiga que no puedo hacer planes . Si trabajo y llego a casa ya no puedo hacer nada más", comenta esta joven que enumera también "dolores fuertes,  temblores en las manos, pérdida de fuerza, falta de atención y de concentración y fallos de memoria. No tengo energía, me falta motivación y he perdido prácticamente el ocio". 

Confiesa que, pese a sus 24 años, para hacer un viaje se lo tendría que "plantear mucho" porque no tiene "fuerzas". Poco a poco, empezó a notar que en casa se le olvidaban las cosas . "Un día llegué a no saber partir una manzana y tuve que pedir ayuda a mi madre y me asusté. Tengo que apuntarme todo porque si no lo hago salgo  de casa y no recuerdo a qué salía. Iba a comprar, pero no sé qué".

Confiesa que al principio afrontó esta situación "peor, con muchos altibajos", y que por momentos se "desespera" porque no percibe mejoría . "Que no sepan darte respuesta porque es algo desconocido es lo más difícil de todo". Esa falta de conocimiento sobre la enfermedad deriva en muchas ocasiones en la incomprensión. "No siempre nos sentimos comprendidos. Hay profesionales y gente en general que duda de lo que te pasa", apunta.

Ella reconoce haber tenido "muchas facilidades" con los horarios y la distribución del trabajo desde su servicio del hospital para poder continuar con el segundo año de residencia como matrona, pero afirma que no puede hacer guardias y que si tuviera que prepararse el examen que aprobó solo unos meses antes de enfermar de Covid no sería capaz. "No podría estudiar un examen tan duro porque mi cabeza no es la misma . Tengo que releer varias veces los conceptos para intentar entenderlos y retenerlos. No he recuperado la capacidad que tenía y a veces me planteo si el esfuerzo que hago merece la pena".

Similar percepción tiene Mercedes, técnico auxiliar de Enfermería en Salamanca, de 62 años, que asegura que no se encuentra "en condiciones de trabajar" , pese a que lo preferiría. "Tengo un trabajo muy bonito y me gustaría poder desempeñarlo, pero no puedo ir y cargar a mis compañeras con mi labor".

Más de un año después desde que la fatiga y el cansancio extremo se hayan situado en el centro de su vida, la memoria de Mercedes se pone caprichosa cuando tiene que decir nombres de personas o con algunas palabras concretas que no llega a pronunciar. "No me salen". 

Los peores episodios en los que la mente le ha jugado una mala pasada le pillaron por sorpresa: "Me he perdido en la calle y no sabía dónde estaba, pese a que estaba en calles que conozco perfectamente. Me entra sensación de mareo y desconcierto y al poco se me pasa. Las primeras veces me asusté muchísimo", relata, y añade que se siente "indefensa y vulnerable" por tratarse de "una enfermedad muy reciente" contra la que los propios profesionales no disponen de herramientas suficientes. "Te tratan los síntomas, pero por ahora no parece que haya una solución concreta", lamenta.

Y dolencias describe unas cuantas. "Tengo fibrosis pulmonar, me impide hacer vida normal. No puedo coger peso porque me asfixio. En cuanto subo las escaleras un piso estoy ahogada y no aguanto ni media hora de pie. Al caminar cada poco busco un banco para sentarme".

Sin embargo, critica que pese a este cuadro de síntomas al año recibió el alta obligada y no le concedieron la prórroga solicitada. Continúa de baja por otra razón, una artritis que afirma que ha empeorado por el Covid, pero la resolución le parece "injusta": "Iba al trabajo, al gimnasio y ya no. Me veo muy limitada y lo que puedo hacer es lo de una persona de 80 años, dar un paseo corto. Qué triste". 

Esto mismo denuncian desde la asociación LongCovid autonómica. Su presidenta, Chus Fresno, explica que "aunque la OMS reconoce la Covid-19 persistente como enfermedad" se topan con "dificultades con sus bajas laborales" . "Tras la incapacidad temporal se ven en la obligación de volver a trabajar y muchas veces acaba en despidos", apunta.

Fresno indica que " los despidos cada vez se dan más y se están denunciando en los juzgados". "Están dando las altas sin dar prorroga a personas que no pueden trabajar. Estamos completamente indefensos", denuncia.

La presidenta de la asociación explica que el Covid persistente "afecta más a las mujeres". " Estando enfermas se pueden quedar en la calle , sin trabajo y fuera del mercado laboral", como asegura que es en la actualidad su caso, y pide más compromiso con estos pacientes. "Para la Seguridad Social y para los políticos somos un lastre", asegura. 

Mercedes y Elena tienen sus propias peticiones que se suman a las colectivas. A Mercedes le gustaría que "se derivara más pronto a las unidades de Covid o a los especialistas oportunos y directamente desde el hospital y no desde el médico de Familia para acortar tiempos". Mientras, Elena sueña con un futuro donde su enfermedad deje de ser un enigma : "Ojalá se investigue y nos puedan decir si esto se va a acabar algún día".

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