Un vallisoletano de 26 años, primer juez ciego de la historia de España
Su deseo es convertirse en fiscal anticorrupción porque «la droga separa a muchos jóvenes de sus familias» / El delegado territorial de la ONCE se muestra «feliz» de haber podido acompañar al joven «haciendo accesible la educación»
Héctor Melero es un joven vallisoletano, de 26 años, que nació ciego, pero eso no le ha impedido aprobar las oposiciones a las carreras judicial y fiscal. Su hito, convertirse en el primer juez invidente de la historia de España. En concreto, quiere ser fiscal anticorrupción porque «la droga separa a muchos jóvenes de sus familias». También está «muy sensibilizado» con la violencia machista, «la mayor lacra del siglo XXI» , los menores y la familia.
Este graduado en Derecho por la Universidad de Valladolid (UVA) se enfunda en la toga «por vocación». «Mi padre es músico y mi madre, ama de casa. Desde siempre me ha gustado el derecho penal. Además, soy más de hablar que de escribir. El fiscal propone y el juez dispone», relata «muy contento» por haber roto una barrera que abrió su paisano Gabriel Pérez allá por el año 2014. Consiguió que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) aprobara un acuerdo que abría a las personas con discapacidad visual la posibilidad de ejercer como jueces.
Está muy agradecido por encontrarse el camino tan allanado, no obstante, admite que es «muy discutidor» y que le gustan los conflictos «en el buen sentido». De igual forma, comenta que no se ha encontrado «ninguna dificultad» a la hora de presentarse a la oposición. Eso sí, su esquema antes de la exposición tuvo que ser mental. «Una de las veces solicité un ordenador, pero la experiencia no fue satisfactoria».
A pesar de no contar con ese pequeño compañero, «a la tercera fue la vencida» y logró aprobar un examen escrito de 100 preguntas y dos orales de una hora de duración cada uno y con una decena de temas. Ahora con el aprobado tiene que realizar un curso de un año de duración en Madrid, más tarde, unas prácticas tuteladas y, por último, ingresar en la carrera fiscal. «Estaré preparado dentro un año, año y medio» , señala Melero antes de comentar que no cree que tenga problemas por ser ciego a la hora de ejercer, ya que «la discapacidad está muy arraigada en España». «La sociedad –prosigue– nos integra muy bien y nos apoya mucho».
El vallisoletano nunca se planteó otra opción que opositar. Desde siempre lo tuvo claro. Esa constancia es la que le ha guiado por este duro camino que empezó con 21 años. Aunque estudió en el colegio público La Laguna de la localidad vallisoletana de Laguna de Duero hace cuatro años se trasladó a Cullera, por eso, admite, que su «corazón es de Valencia», la tierra en la que quiere ejercer. En esta tierra también se preparó para convertirse en juez de la mano de Álvaro Montero. «Estoy muy agradecido, siempre ha confiado en mí. De hecho, nunca encontró en mi discapacidad una barrera».
Esta noticia emocionó mucho a Ismael Pérez, delegado territorial de la ONCE en Castilla y León, porque le conocieron cuando solo era un bebé. «Tenemos el orgullo de tener a la primera persona ciega de España que aprueba las oposiciones a judicatura», celebra para, más tarde, comentar entre risas que «el caso ya está listo para sentencia».
Cuenta que Héctor nació ciego y ha pasado toda su infancia y adolescencia en Valladolid. En cada paso de su camino iba acompañado por el equipo de maestros de la ONCE, en especial por una de las docentes, Teresa Tejido, quien día a día respaldó a este joven «haciendo accesible la educación». En esta línea, explica que no son profesores, sino personal especializado en adaptar todo el material a braille o audio. «Estamos felices porque ha conseguido su sueño. Teresa les enseña a ser buenos profesionales, a perseguir sus sueños y a no tirar la toalla».
Un acicate que a Héctor le ha llevado hasta lo más alto. «Tiene una cabeza estupenda. A sus 26 años lo ha conseguido. Aquí la suerte se coge madrugando» , sostiene Pérez, que se muestra «feliz» por formar parte del proceso. En esta línea, expone que desde la ONCE también colaboran con el sistema de fidelidad y confianza, es decir, cualquier tipo de examen la organización lo recibe antes para adaptarlo. «Si no sería imposible».
El delegado territorial de la ONCE en Castilla y León indica que se ha roto una barrera que parecía infranqueable. «Hasta hace unos años no se permitía que una persona ciega accediera al Consejo General del Poder Judicial. Sin embargo, gracias a la reclamación de Gabriel, de mostrar la realidad y empezar a despejar incógnitas, lo consiguieron. Desde ese momento nos han tratado muy bien y no nos han puesto ningún problema».
Un sí que contó con un informe que sostenía que son excepcionales los medios de prueba «que exijan la utilización del sentido de la vista de un modo insustituible» y agregaba que existen instrumentos tecnológicos que hacen fácilmente accesible cualquier documento a los invidentes.
Otro punto a favor que destaca Ismael Pérez es el departamento de apoyo de la Universidad de Valladolid. «Funciona muy bien. Llevan 25 años apoyándonos».