Crece la tensión territorial: Valladolid pide más inversión y León reclama ahora la capitalidad

Choque de trenes, de nuevo, entre Valladolid y León por la capitalidad regional. El enfrentamiento que mantienen ambos ayuntamientos por la capitalidad de la Comunidad subió ayer de tono para convertirse en una guerra abierta entre ambas ciudades, las dos gobernadas por el PSOE. La pugna entre ambas ciudades revela que el problema territorial de Castilla y León sigue vivo después de casi cuarenta años de autonomía.

Poco después de que el PSOE y el PP aprobaran en el pleno del Ayuntamiento de Valladolid una moción en la que daban por hecho que la ciudad del Pisuerga es la capital de la Comunidad, aunque no se recoja en el Estatuto, y reclamaban a la Junta que atendiera sus demandas para poner en marcha proyectos estratégicos, el pleno del Ayuntamiento de León aprobaba una moción en sentido contrario. Todo esto un día después que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, pidiera a los alcaldes y presidentes de la Diputación «altura de miras» y olvidarse del «qué hay de lo mío».

Presentada por la UPL, la moción contó con el respaldo del PP y el PSOE y además de rechazar la posibilidad de que Valladolid sea la capital recoge que si alguna ciudad tiene que serlo debe ser León.

Pese a que en el texto aprobado por el PP y el PSOE en Valladolid se renuncia a que la capitalidad figure en el Estatuto de Autonomía, tal y como propuso el promotor de la moción y de la consiguiente polémica suscitada desde que anunció su intención de llevarlo al pleno, el ex vicepresidente de la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, ahora concejal, no por ello se desactivó la reacción del Ayuntamiento de León.

La concejala del PSOE en el consistorio leonés Evelia Fernández dijo que la propuesta del PP en Valladolid es «un intento de desestabilizar el territorio para olvidar otras cuestiones relevantes» y añadió que el debate es «estéril, oportunista y fuera de lugar y tiempo», ya que «por justicia e historia, la sede de la capital de Castilla y León debería ser León», informa Ical.

Si lo que pretendían De Santiago-Juárez y el PP del Ayuntamiento de Valladolid con su propuesta de reconocer, de una vez por todas, la capitalidad para la ciudad del Pisuerga era zanjar el debate, el tiro, como era previsible, les salió por el lado contrario. En esencia, lo que aprobó ayer el Ayuntamiento de Valladolid es que esta ciudad ya es de hecho la capital de Castilla y León al acoger las sedes del Ejecutivo regional, la Junta, y del Legislativo, el Parlamento autonómico, y poco importa si figura o no en el Estatuto. Este es el mensaje que encierra la enmienda aprobada por el PP y el PSOE, con la abstención de los tres grupos que tienen representación municipal: Valladolid Toma la Palabra, Ciudadanos y Vox. El PP, en aras al consenso, dio marcha atrás y renunció a su pretensión de se aprovechara la reforma del Estatuto para plasmarlo así.

Pero como capital de facto, aunque no se recoja en el Estatuto, PSOE y PP reclaman a la Junta en su enmienda conjunta que atienda «las necesidades y demandas de Valladolid» para la puesta en marcha de proyectos estratégicos, y aquí se incluye el parque agroalimentario, en la convicción de que si le va bien a la ciudad del Pisuerga contribuirá a «mejorar el bienestar» de la Comunidad. Esta es la tesis que mantuvo el alcalde, Óscar Puente, durante el mandato pasado y que le granjeó las críticas tanto de la Junta como de algunos alcaldes. Lo curioso es que el PP del Ayuntamiento se plegó ayer a esta tesis, es de suponer que para regocijo de Puente, y además la asumieron quienes hasta hace poco eran consejeros de la Junta: Pilar del Olmo, presidenta del Grupo Popular, y el ex vicepresidente José Antonio De Santiago-Juárez, ahora concejal.

Pero más sorprendente todavía es que suscribieran la primera parte de la enmienda, presentada por el PSOE, en la que se insta a la Junta a cambiar la política territorial que aplica desde los inicios de la Comunidad por no haber servido «para superar los localismos ni para fomentar el sentimiento autonómico». Una declaración que supone, sobre todo para De Santiago-Juárez como ex vicepresidente y hombre fuerte del gobierno regional durante años, una autoenmienda también a su labor en el Ejecutivo autonómico.

El debate sobre la capitalidad dejó en evidencia la buena sintonía que existe entre el PSOE y el PP en el Ayuntamiento de Valladolid y sirvió para constatar que De Santiago-Juárez, pese a abandonar la primera línea de la política regional, mantiene su capacidad para hacerse notar y dar titulares. Y también que tras abandonar el Ejecutivo regional está en una onda diferente a la de la dirección regional.

Así se lo recordó el portavoz de Ciudadanos, Martín Fernández Antolín, cuando preguntó «¿a qué PP hay que creer»?, si al presidente provincial, Jesús Julio Carnero, y al secretario regional, Francisco Vázquez, que rechazan la pretensión del PP en el Ayuntamiento, o a De Santiago-Juárez. Tras recordarle que «ha decidido ser un fuera de la ley dentro de su partido», le preguntó «¿dónde estaba en 2007 cuando se reformó el Estatuto?» para no plantear que se incluyera la capitalidad cuando era portavoz y consejero de Presidencia.

Las críticas por su inacción en este asunto durante su etapa en la Junta le llegaron también desde Valladolid Toma la Palabra. Su portavoz, María Sánchez, le recriminó que no lo propusiera entonces y ahora «abandone la prudencia para plantearlo sin venir a cuento», antes de añadir que la relevancia de la propuesta «es nula» y la inclusión en el Estatuto sólo sería «una mera formalidad» sin trascendencia.

El portavoz de Vox, Javier García Bartolomé, tiró de ironía para descalificar la propuesta cuando dijo que desde el salón de plenos se escuchaba «el clamor» ciudadano en la calle para pedir la capitalidad.

A la gracia de García Bartolomé respondió De Santiago-Juárez con la contundencia que quien tiene muchas horas en la arena política para rechazar entrar en debate con un partido que consideró inconstitucional al no creer «en las comunidades autónomas». «No le dedico más tiempo», le dijo al portavoz de Vox.

Al resto, a los representantes de los partidos «constitucionalistas», les preguntó que dijeran de forma clara «¿cuál es la capital de Castilla y León», sin temor a que les aplicaran «el artículo 155» de la Constitución.

La comprensión la encontró en el portavoz del PSOE, Pedro Herrero, aunque después de recriminarle por presentar ahora su «desafortunada propuesta» y no hacerlo antes «cuando pudo hacerlo» desde una posición con mayor influencia política.

Pero dicho esto fue al grano de lo que sería su enmienda de sustitución, la que al final se aprobó, y subrayó que lo que Valladolid necesita «no es el reconocimiento oficial, sino el trato justo» y que la Junta acepte que «es una pieza clave» para el desarrollo de la Comunidad. Tras señalar que Valladolid «es la capital de hecho» pero no existe consenso, el portavoz del PSOE propuso centrarse en lo práctico y renunciar a que se plasme en el Estatuto. De Santiago-Juárez accedió y dio por conseguido su propósito al ver reconocida la capitalidad por el pleno. Terminaba el debate, pero la polémica continúa.