Diario de Valladolid

«La fiesta es grande por sí sola, a pesar de los ataques y de nuestros errores»

-E. M.

-E. M.

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César Mata

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Cuando ya suena el clarín en el coso de El Bibio, al que acuden fielmente cientos de aficionados de Castilla y León, desplazados hasta Asturias para pasar sus vacaciones, el joven empresario vallisoletano Carlos Zúñiga, ajusta los detalles de una feria, la de Gijón, llena de alicientes, referente indispensable en el Cantábrico. Zaragoza, Zamora, Aranjuez y Colmenar Viejo son otras de sus plazas, en las que vuelca su enorme afición y sus conocimientos empresariales.

Pregunta.- ¿Qué queda de aquel chavalillo que iba a los sorteos y conocía todos los hierros y ganaderías hace ya un buen puñado de años?

Respuesta.- La misma afición, pasión y atención que entonces. Creo que en este negocio no se puede estar si no se tiene un mínimo de cada una de ellas. Me eduqué en el seno del amor por el toro y los animales y a día de hoy lo mantengo.

P.- ¿Qué papel tiene en su ejercicio como empresario taurino su formación académica y cuál su pasión como aficionado a los toros?

R.- No me considero un estudiante brillante pero sí intenté desarrollar lo que de verdad me aportara en aquel inminente futuro empresarial dentro del sector taurino que me planteaba. Creo que el Máster MBA que desarrolle en la Cámara de Comercio de Valladolid me aportó. Creo que la planificación estratégica y la elaboración presupuestaria me ayudaron muchísimo para poder sentarme delante de un PC y comenzar la elaboración de mis ferias. Desde luego que mi pasión como aficionado pone en mi gestión diaria mucho, incluso diría que un 50%, puesto que cuando pienso en un cartel debo pensar también en el aficionado que pasa por taquilla y que se va a gastar 40 o 50 euros en ello.

P.- ¿Cuáles son los principios y criterios, el secreto, que debe seguir un empresario en el planeta de los toros?

R.- Escuchar la voz del aficionado, del abonado y del público en general y ser lo suficiente aficionado para seguir los pasos del toreo no solo en las plazas de primera o segunda, sino más allá. En los pueblos se sigue fraguando el futuro de la fiesta.

P.- En estos días se celebrar la feria de Gijón, de cuya plaza es empresario; cuál ha sido la fórmula para impulsar y consolidar su abono en un territorio aparentemente poco taurino?

R.- La continuidad que nos han dado los distintos partidos que han gobernado en Gijón durante los últimos 18 años. Los ha habido de distintas ideologías pero todos han apoyado a la feria y confiado en la gestión de mi empresa. Desde luego puedo decir bien alto que nadie más que yo puede poner la pasión e ilusión que pongo año tras año en hacer de Gijón la mejor feria del Norte.

P.- Zaragoza, Gijón, Colmenar Viejo, Zamora, Aranjuez... ¿Está donde quería como empresario o ambiciona extender el imperio de Circuitos Taurinos? ¿Llegar a regentar Las Ventas es su sueño...?

R.- Sin duda que para mí estar donde estoy ya es un sueño que he logrado a base de afición y esfuerzo. Creo que regentar esas plazas con la categoría que ellas mismas tienen por solera e historia es algo que está al alcance de muy pocos. Las Ventas es mucho más que un sueño que no me quita el sueño, pero desde luego a día de hoy es cuando menos planteable.

P.- La fiesta, como en todas sus épocas, tiene luces y sombras. ¿La calidad de los toreros y la bravura de los toros está en buen momento? ¿Faltan líderes en el escalafón que compitan entre ellos y llenen plazas?

R.- Fíjese que soy de los que piensan que la fiesta de los toros es muy muy grande por sí sola. A pesar de los ataques exteriores y de que nosotros mismos desde dentro nos equivocamos muchas veces en planteamientos erróneos ella sigue funcionando y esto no es más que por la cultura y tradición tan arraigada en nuestra tierra, en nuestro país. En el tema de líderes creo firmemente que hay 5 o 6 matadores de toros, figuras del toreo, que son la base de nuestras ferias y que no podemos apartarnos en reconocer que lo que han conseguido ha sido por méritos propios.

P.- Como aficionado, ¿qué toreros y que vacadas son más de su gusto?

R.- Ufff...estaría nombrándole y nombrándole diestros y ganaderías y no pararía. Creo que el verdadero aficionado es el que le caben todas las tauromaquias en la cabeza y no se cierra solo al torismo o al torerismo. Esos son tópicos. A mí me encanta ver embestir a un toro de Adolfo o uno de La Quinta, uno del Capea y uno de Garcigrande, uno de Juan Pedro y uno de Alcurrucén. ¡Pero ver embestir bien, ojo!

P.- ¿Qué plazas le gustaría regentar y por qué?

R.- Fíjate que yo he vivido desde muy  pequeño en 2 plazas en las que he visto muchas tardes de toros memorables y que a día de hoy no se me pasan por la mente gestionar ni por asomo, pero que fueron mi ilusión de niño y las que hoy no voy a ocultar porque nunca lo he hecho. Son Valladolid y El Puerto de Santa María. Evidentemente Valladolid es mi ciudad, en ella he pasado casi toda mi vida y me he formado como aficionado viendo corridas en directo e incluso viendo entrenar a matadores de la época. He aprendido muchísimo en ellas porque además, en ambas hay aficionados grandiosos y eso se nota en la efervescencia que cogen las grandes faenas.

P.- Para finalizar, ¿qué no sabe ofrecer el toreo para que la juventud se muestre reacia a ir a las plazas? ¿Cómo debe afrontarse el cambio generacional en los tendidos?

R.- Buena pregunta y complicada respuesta. Todos los días me levanto pensando en eso, y en el futuro empresarial. Creo que necesitamos fomentar la base y sacar más figuras que ilusionen, Fíjase el caso de Pablo Aguado. Con una sola tarde en Sevilla, eso sí, memorable, está en boca de todo el mundo y todos los jóvenes los quieren ver.

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