Diario de Valladolid

PP y Cs arman un gobierno experimentado al que Mañueco imprime perfil político con su equipo

Ibáñez se erige en el hombre fuerte para controlar la Junta / El presidente premia la lealtad de Carnero con la codiciada Consejería de Agricultura y mantiene a Quiñones en Fomento / Soria recupera plaza con Rocío Lucas

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Raquel Sastre

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El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, nombró ayer a las diez personas –seis por el Partido Popular y cuatro por Ciudadanos– que le acompañarán en la ejecución de su programa de Gobierno, diseñado «para cuatro años».

Tres mujeres y siete hombres, sin contar al jefe, conforman ya el primer escalafón del organigrama de la Junta, que reserva plaza a todas las provincias –vuelve Soria a tener un sillón en el Consejo de Gobierno–, salvo a Segovia.

El Ejecutivo bicolor acumula años de experiencia en la gestión pública, aunque es el equipo elegido por el presidente el que le imprime un perfil político.

«Estamos ante un gobierno de experiencia dilatada, con cualificación profesional, vocación de servicio público y comprometido con Castilla y León y con España», recalcó Mañueco durante su comparecencia ante los medios, en la que dio a conocer la identidad de los nuevos consejeros, adelantada en primicia por este periódico, una hora antes, en la edición digital.

El hombre fuerte de la Junta en este mandato será Ángel Ibáñez. Persona de confianza de Javier Lacalle –fue su vicealcalde y portavoz en el Ayuntamiento de Burgos–, dió el salto de la arena municipal a la política autonómica cuando fue designado presidente de las Cortes tras la renuncia de Silvia Clemente para disputar las Primarias de Ciudadanos.

En él recaerá el control ejecutivo, puesto que asumirá la Presidencia de las Comisiones de Secretarios Generales y de Delegados Territoriales. La primera le asegura el dominio sobre todos los asuntos que llegan a la mesa del Consejo de Gobierno; la segunda le garantiza el mando sobre la acción que despliegan las provincias. También tendrá bajo su batuta la delicada Dirección General de los Servicios Jurídicos.

Ibáñez será asimismo el interlocutor entre la Junta y el Parlamento autonómico al asumir las relaciones institucionales con las Cortes. Y el jefe de personal de los 87.000 empleados públicos de la Administración autonómica.

De la Consejería de la Presidencia, tal y como se la conocía con las competencias que tenía atribuidas en la última etapa del Gobierno de Juan Vicente Herrera, se desgajan, por un lado, las relaciones con los medios de comunicación y, por otro, las que dan lugar al décimo departamento del Ejecutivo de Mañueco: Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior.

La política de comunicación queda en manos del mismísimo presidente. Mañueco ha optado por reservarse para sí uno de los caramelos más codiciados por Ciudadanos, el Plan de Medios, a través del que se articulan las subvenciones públicas y contratos que reciben las empresas de comunicación. No obstante, el presidente deslizó ayer que se creará «una dirección específica» para su gestión.

La décima consejería es la que se ha apropiado su socio naranja, Franciso Igea, que también ejercerá la Vicepresidencia y Portavocía.

La Mejor Médica del Mundo, Verónica Casado, se pondrá al frente de la Consejería de Sanidad, blanco de las críticas de la oposición política a la gestión herreriana, a las que se sumó en primera persona el médico [y político] Francisco Igea.

En la cuenta de haberes de esta francesa afincada en Valladolid –en el ámbito de la gestión pública–, figura su cargo como subdirectora general de Planificación Sanitaria en uno de los gabinetes del socialista Felipe González.

Las competencias de Sanidad no se alteran en el Ejecutivo de Mañueco, que sí desdobla las de Economía. El presidente delega en el veterano Carlos Fernández Carriedo –que conjuga con equilibrio los perfiles técnico y político– el control económico de todo el Gobierno.

Él tendrá la llave de las arcas autonómicas y será el responsable de asignar los euros, siempre limitados, a cada política y medida de la acción ejecutiva. También la del organismo que gestiona los apoyos financieros a las empresas, el suelo industrial, las políticas de innovación y las de internacionalización del tejido productivo: el Instituto para la Competitividad Empresarial (ICE). Como «apoyo en materia industrial» –expresión significativa empleada por el presidente– Carriedo tendrá a Germán Barrios, el expopular fichado por Ciudadanos para la Consejería de Empleo de Industria. «Va a haber una coordinación [entre ambos] para afrontar juntos la política industrial de futuro y de crecimiento económico y las crisis económicas que puedan surgir», agregó Mañueco.

El hasta ahora presidente del Consejo Económico y Social (CES) gestionará la joya de la corona, el Diálogo Social con patronal y sindicatos, además de afrontar el desafío de encarrilar a la Comunidad por la senda del «pleno empleo», tal y como señaló el presidente del Ejecutivo en su discurso de investidura.

No habrá renovación ni competencial ni de rostro en Fomento y Medio Ambiente, donde se mantiene Juan Carlos Suárez-Quiñones, que entre sus primeros deberes tiene la redacción de un nuevo proyecto de Ley de Caza. Preguntado sobre los reparos puestos por Ciudadanos a la continuidad del leonés en el nuevo gabinete, Mañueco zanjó el debate: «Las personas que están en este Gobierno lo están porque quiere el presidente de la Junta, no sé si en primero o segundo lugar, pero están».

El jefe del Ejecutivo autonómico negó que hayan existido «escollos» o «flecos» en el reparto competencial con su socio naranja y agregó que las diferencias en cuanto a la identidad de los consejeros se han solventado con «moderación, diálogo, entendimiento y responsabilidad».

Quien retorna a la política autonómica –en esta ocasión, a la primera línea– es Jesús Julio Carnero. Mañueco recompensa la disciplina y lealtad del presidente del PP de Valladolid –que renunció a capitanear la Diputación de Valladolid– con la codiciada Consejería de Agricultura y Ganadería, que incorpora el apellido de Desarrollo Rural.

Aunque tendrá por delante el mayúsculo reto de articular medidas propias –dentro de sus competencias– y de «opinar» sobre las que tomen sus compañeros para revertir la sangría poblacional, también podrá lucir –como contrapartida– la gestión de la segunda industria más importante de la Comunidad por detrás de la automoción, la agroalimentaria, seña de identidad de esta tierra.

Pero, sin duda, uno de los valores más apreciados de la Consejería de Agricultura es la presencia territorial que reporta a quien la dirige. La cartera del medio rural puede ser, además de un trampolín personal, una plataforma idónea para consolidar la estructura del partido.

La provincia de Soria vuelve a tener plaza en el Consejo de Gobierno. La última la ocupó María Jesús Ruiz. Ahora llega Rocío Lucas para encargarse de Educación, un departamento que ya conoce, como también la Junta, donde viene ejerciendo distintas responsabilidades.

Con experiencia de gestión en la Diputación de Zamora y una vasta hoja de servicios al partido, se estrena como consejera de Familia la procuradora Isabel Blanco. Ella es, junto a Lucas y Casado, la cuota femenina del Gobierno de Mañueco, al que rodean otros siete hombres. Ni PP ni Ciudadanos han respetado la paridad que sí reflejaban los últimos gabinetes de Herrera.

El equipo de Mañueco se completa con Javier Ortega, actual director de la Fundación Miguel Delibes, elegido por Ciudadanos para llevar las riendas de Cultura y Turismo.

Alfonso Fernández Mañueco presentó a la nómina de consejeros que hoy jurarán o prometerán el cargo en la Sala de Mapas del Colegio de la Asunción. Lo hizo cuatro días después de tomar posesión. «Antes, quería conocerles personalmente a todos», justificó.

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