Diario de Valladolid

El empresario cárnico achaca las deudas a la gestión de su contable

El administrador de ‘Discar’ asegura que llegó a ofrecer un piso a un proveedor

Publicado por
Íñigo Arrúe
Valladolid

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El empresario cárnico Pedro S.Á., achacó ayer a la mala gestión de su contable en los años 2007 y 2008, –hasta el punto que tuvo que despedirle– la quiebra de sus mercantiles ‘Discar’ y ‘Pascay’. Pedro S.A. se enfrenta a tres años de cárcel solicitados por el fiscal por estafar supuestamente cerca de 500.000 euros a once proveedores.

Los hechos se remontan a 2009 cuando Pedro S. Á., consciente de su «situación de insolvencia real e infracapitalización de la empresa», siguió operando en ‘Discar’. como si no pasase nada, en lugar de disolver la sociedad como obligaba la normativa o pedir el concurso de acreedores. El ministerio público, como adelantó este diario, le acusa de un delito de estafa, de un delito de insolvencia concursal punible y otro e alzamiento de bienes. En este último también considera como «cooperadores necesarios» a su hijo, Pedro A. S. C., y a su nuera, Sonia R. F., para los que pide dos años de cárcel para cada uno de ellos.

La empresa, con domicilio social en el polígono El Esparragal de Santovenia, se constituyó en 1999, y tenía como objeto principal el comercio al por mayor y menor de carnes, la elaboración y transformación de productos cárnicos, así como su venta y comercialización. Una actividad que continuó hasta 2011.

Pedro S.Á. que ha visto como el 4 de junio subastaban su casa de El Montico, reiteró que nunca ha sabido de números, ya que solo superó la enseñanza básica, y achacó el descuadre a su contable, P. «Era el desastre. Hizo la contabilidad de 2007 y 2008 y luego tuve contratar a una mujer, M., que la puso al día Pero yo no pude aportar a Hacienda la documentación de esos dos días que me pedía. Y por ello me hicieron la inspección», declaró.

Pedro S. Á. aseguró que dio «toda la información disponible» a Hacienda y al administrador concursal –a la postre le declaró culpable–, además de la llaves de sus empresas y los ordenadores «sin miedo» a lo que pudieran encontrar. Sostuvo que no quiso replegarse con la crisis ya latente en 2008 y abrió diez tiendas, cada una de ellas con maquinaria de muchos miles de euros y que entró en concurso con 22 trabajadores. Y dijo más:para él los proveedores denunciantes no eran meros profesionales, sino que a algunos los consideraba como de su familia. «A uno le ofreció una vivienda, pero no quiso», afirmó.

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