Diario de Valladolid

La bravura de Castilla y León embiste en Las Ventas

La divisa salmantina Montalvo, con un encierro notable y tres excelentes toros, la leonesa Valdellán, con su magnífico ‘Carasucia’, y ejemplares de Puerto de San Lorenzo y Victoriano del Río, que nacen y se crían en Valladolid, han dejado en un excelente lugar la cabaña de lidia regional en San Isidro

Dos astados cuatreños del hierro salmantino de Montalvo se pelean en un alarde de agresividad jerárquica.-C. MATA

Dos astados cuatreños del hierro salmantino de Montalvo se pelean en un alarde de agresividad jerárquica.-C. MATA

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César Mata

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La bifurcación del camino, que impone tomar, hacia la derecha, la senda que conduce hacia la finca San Fernando, donde pastaban los míticos AP, de Antonio Pérez, o la de la izquierda, hacia Linejo, los predios en los que se hospedan los toros del hierro de Montalvo, no es sino la imagen de dos decisiones ganaderas y sus, lógicos y previsibles, resultados. En ambos casos dentro de una misma estirpe de criadores de reses de lidia, los Pérez-Tabernero.

Así, mientras la primera decisión ha llevado a la desaparición de una de las ganaderías de mayor prestigio de la cabaña brava, en el segundo caso Montalvo, la divisa que dirige Juan Ignacio Pérez-Tabernero, la adecuación a la bravura moderna ha permitido que esta vacada sea una de las destacadas en el recientemente concluido ciclo de San Isidro, que da contenido al mayor y más exigente abono de la tauromaquia mundial.

Lejos de dejarse arrastrar por dejarse llevar por la inercia de la corriente que se excusa en la tradición y los viejos códigos de una genealogía centenaria, Juan Ignacio Pérez Tabernero ha sabido dar forma y, sobre todo, contenido, a un hierro cuyos dos círculos concéntricos simbolizan a la perfección el paralelismo necesario que debe existir entre la bravura y la nobleza, por un lado, y el genotipo y el fenotipo, por otro.

Una fórmula que permite a Montalvo estar instalada entre el puñado de ganaderías que lidian en la élite de las ferias de mayor solvencia y relumbrón, con diestros de primera línea anunciados en los carteles. Su inclusión y, sobre todo, el juego de sus toros en San Isidro, el pasado 18 de mayo, así lo confirman de modo fehaciente. La prensa destacó el excelente juego de ‘Enviado’, al que lidió el mexicano Luis David. Junto con este astado, el criador, Juan Ignacio Pérez-Tabernero destaca otros dos ejemplares de su hierro: «Tuvieron también mucha calidad Cumplidor, al que Ginés Marín cortó una oreja y Tapado, el sexto de la corrida, al que si no lo pincha Pablo Aguado le hubiera cortado las dos», expresa con evidente satisfacción.

Es tarde de tentadero en Linejo y la finca cobra una vida inusitada. Entre los profesionales que hacen estiramientos en la coqueta plaza de tientas se encuentra el novillero salmantino Manuel Diosleguarde, un joven valor en el que la afición charra ha depositado grandes esperanzas. El comportamiento de las eralas deja contento al ganadero, que atisba ya los futuros productos de dos de las vacas.

Antes de que caiga el sol, y tras gozar de la compañía inquebrantable y pegajosa de unos perros bodegueros andaluces, que no se han perdido ningún detalle de la lidia, el ganadero repasa los toros de saca, del guarismo 5, todos con una estampa proporcionada y musculosa. Bajo las encinas unos holgazanean, sin rumiar aún su destino como protagonistas en los ruedos de mayor relevancia de la geografía taurina, mientras otros se entretienen en pelearse para disputar la jerarquía entre sus hermanos.

La situación privilegiada de la ganadería de Montalvo es uno de los ejemplos más sobresalientes de la cabaña de lidia de Castilla y León, cuyo asentamiento primordial se sitúa en Salamanca, la provincia con más hierros de bravo de toda España. El presente ofrece ganaderías de peso en el panorama de las grandes ferias, con divisas que mantienen una presencia amplia en carteles de tronío, como el caso de las vacadas hermanas de Garcigrande y Domingo Hernández (cuyos toros Afortunado, de temperamental bravura, y Poeta, de enclasada embestida, destacaron en la corrida isidril del 5 de junio), así como otras ganaderías de reciente cuño, como sucede con Valdellán, vacada leonesa que dirige el palentino Fernando Álvarez, que lidió el 11 de junio una interesante y diversa corrida, en la que destacó Carasucia, un encastado, codicioso y humillador graciliano que fue ovacionado con fuerza en el arrastre, si bien pudo merecer el honor de la vuelta al ruedo.

Valdellán es un ejemplo de lucha frente al determinismo de los tiempos. Una batalla sólo apta para espíritus libérrimos y lúcidos. Mantener la estirpe santacolomeña, con una derivación prototípica como la de los gracilianos y auparla a una primera línea de ganaderías exigentes, no deja de ser un reto cumplido de gran mérito. El aficionado ha de estar siempre agradecido a este tipo de apuestas, que enriquecen el abanico de la tauromaquia, en su vertiente de profesionales y en la genética y comportamiento del toro.

Además de lo anterior, Puerto de San Lorenzo lidió dos astados de nota (3º, muy bravo, y 4º) lidió el 6 de junio, una ganadería siempre interesante, y en continua evolución con sus Atanasio-Lisardo, del mismo modo que no defraudaron los toros de Victoriano del Río, vacada madrileña cuyas reses nacen y pastan hasta utreros en el término vallisoletano de Mayorga, y a cuyo ejemplar Empanado cortó dos orejas Paco Ureña, en la Corrida de la Cultura, el día 15, en faena vibrante y entregada pese a haber sido cogido en el toro anterior y volver a salir al ruedo bajo su responsabilidad contra el consejo de los galenos. Una lidia en la que el varilarguero vallisoletano Pedro Iturralde demostró, una vez más, su categoría como máxima figura de los del castoreño.

Otras divisas salmantinas, como Valdefresno, El Pilar, Pedraza de Yeltes o Capea (para rejones), tuvieron, con matices, un paso más discreto por el ciclo isidril.

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