Diario de Valladolid

La historia de un recluso sin reinsertar

El asesino de Leticia Lebrato y Marta Obregón cometió de nuevo violaciones tras ser puesto en libertad / En prisión siempre se mostró contrario a participar en programas de rehabilitación

Imagen de Pedro Luis Gallego.-E.M.

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Lucía Roales

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Pedro Luis Gallego, el ‘violador del ascensor’ o el ‘violador de La Paz’. En 1992 y 1993 sembró el pánico en Castilla y León. El actualmente encarcelado fue quien violó y asesinó a Leticia Lebrato y Marta Obregón. Además, fue acusado de otras 18 violaciones cometidas en Salamanca y también en Valladolid.

Leticia Lebrato fue encontrada en un pinar cercano a Viana de Cega, semienterrada. Murió tras haber sido violada, por 11 puñaladas. Marta Obregón, un año más tarde, murió por 14 puñaladas, asestadas por Pedro Luis Gallego.

Por todos esos delitos fue condenado a 273 años de prisión, que no cumplió por la anulación de la Doctrina Parot, y quedó en libertad 2013. Si no se hubiera anulado, el violador del ascensor habría permanecido en prisión hasta el año 2022.

Pero esos no fueron los primeros crímenes cometidos por Pedro Luis Gallego. Con apena 19 años, en 1976, cometió su primera agresión, pero no llegó a ir a la cárcel. En 1979 fue por primera vez encarcelado acusado de robar un coche. Tras ello, ingresó en prisión en 1981 por abusos deshonestos. De nuevo, en 1984 volvió a la cárcel para cumplir una condena de 10 años por violación. Entre ese año y el 91 pasó por los tres psiquiátricos penitenciarios del país en condición de interno judicial, y a pesar de ello, reincidió y asesinó a Leticia Lebrato y Marta Obregón.

Durante su estancia en prisión los informes ya se mostraban negativos a que fuera puesto en libertad en 2013. De hecho, el violador siempre se mostró contrario a participar en los programas de rehabilitación promovidos en la cárcel. Esto lleva a pensar que el acusado no estaba interesado en reinsertarse en la sociedad, y por ello, tres años y medio después de quedar en libertad reincidió en sus crímenes.

Antes de convertirse en el violador de La Paz, Pedro Luis Gallego tenía otro ‘modus operandi’, por el cual se ganó el nombre del violador del ascensor. Aprovechaba su profesión de mecánico de dichos aparatos para acceder a los portales de sus víctimas. Una vez dentro, esperaba a que entrara la chica para, al llegar al ascensor, sujetarlas amenazándolas con un arma blanca, e introducirlas en el habitáculo para forzarlas de modo cruel.

El presidente de la Audiencia de Valladolid, Feliciano Trebolle, se mostró en 2017 partidario de la prisión permanente revisable para casos como el de Gallego, o el de Valentín Tejero, asesino de Olga Sangrador, una niña de 9 años.

Recordó que la libertad vigilada se sumaba a la prisión permanente revisable, «fórmula adaptada a la Constitución y sometida al control jurisdiccional de los jueces y tribunales, que les permite observar periódicamente el grado de rehabilitación del penado que está cumpliendo condena». 

Para el magistrado era evidente que si el reo daba muestras de no estar integrado y rehabilitado, principal objetivo de una condena, la prisión permanente revisable era la adecuada para que es persona «no salga en un momento dado y poder evitar así que vuelva a reincidir».

Pocos días después de que Gallego entrara en prisión de nuevo, en junio de 2017, el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, pidió mantener la prisión permanente revisable prevista en el Código Penal.

A la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de anular la Doctrina Parot, el Gobierno de España reaccionó con la reforma del Código Penal de 2015, en la que se incluyó la permanente revisable «adecuada» para delitos extremadamente graves y de reinserción «muy complicada».

En septiembre de 2017 Pedro Luis Gallego intentó quitarse la vida estando en prisión. A sus 60 años entonces, fue encontrado en su celda, tirado en el suelo inconsciente, rodeado de barbitúricos, con cuya sobreingesta trató de suicidarse.

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