Diario de Valladolid

Química vallisoletana en ‘Science’

El investigador Juan del Pozo firma con sus compañeros de Boston una investigación para mejorar la síntesis de moléculas, que facilitarían, por ejemplo, el desarrollo de fármacos

Juan del Pozo sostiene el ejemplar de ‘Science’ flanqueado por su compañero Shaochen Zhang y el profesor Amir H. Hoveyda.-E. M.

Juan del Pozo sostiene el ejemplar de ‘Science’ flanqueado por su compañero Shaochen Zhang y el profesor Amir H. Hoveyda.-E. M.

Publicado por
Esther Neila
Valladolid

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Sólo cuenta con 31 años y su nombre ya brilla en una de las revistas científicas de mayor impacto del mundo. Para el químico vallisoletano Juan del Pozo es «un honor» publicar en Science, un espaldarazo al trabajo realizado en los últimos tres años. Yuna «puerta abierta» a futuras oportunidades para el equipo de la Universidad de Boston College donde ejerce como investigador postdoctoral.

«Cuando trabajas duro en un campo que a veces es ingrato como la investigación, es una satisfacción poder publicar tu trabajo en una revista donde va a tener visibilidad», explica. Para él y para sus compañeros supone «una buena inyección de autoestima» porque significa «que el trabajo realizado está dando fruto», apostilla.

La repercusión que conlleva eleva las expectativas del equipo. «Será más fácil que las agencias de financiación sigan confiando en nosotros para futuros proyectos», añade Del Pozo conjugando las frases en plural. También a nivel personal «la visibilidad es importante», apostilla, «porque ayuda a que la gente te conozca y apueste por ti».

El artículo ha sido incluido en el número del 5 de abril de Science, cuya periodicidad es semanal. La decisión de publicar está en manos del editor de la revista, que busca «artículos que contengan conceptos e ideas muy novedosas» en torno a «problemas científicos importantes». Si pasa ese filtro, lo remite a tres expertos internacionales del campo científico, cuyos nombres son anónimos, «y revisan el artículo, opinan sobre su calidad científica, sobre si los experimentos están bien diseñados y apoyan las conclusiones», enumera el químico vallisoletano.

A finales de enero, Del Pozo y sus compañeros recibieron un email del editor de la revista anunciando «que los revisores del artículo recomendaban su publicación». «Las revistas científicas ponen a tu disposición los comentarios de estos expertos por si ayudan a mejorar la publicación. En general, recibimos criticas bastante positivas, y las que no lo fueron, nos ayudaron a mejorar el trabajo», añade.

Una vez publicado, el feedback está siendo «excelente». «He recibido mensajes de muchos colegas de profesión;sería fantástico si esto pudiera dar lugar a colaboraciones para nuevos proyectos con gente a la que le interese nuestro trabajo», confía.

En cuanto al contenido, su trabajo supone «un avance en la síntesis de un tipo de moléculas que eran muy difíciles de sintetizar». El punto de partida fue «controlar el comportamiento de catalizadores» que actuaban «de manera opuesta» a lo deseable. Diseñaron un mecanismo novedoso para ‘engañar’ al catalizador más rápido manteniéndolo «ocupado» para permitir que el ‘rezagado’ avanzara primero en su labor. «Cuando el primero ha terminado, el segundo puede ser liberado para que haga su función, ahora a su debido tiempo», ilustra.

A partir de esa idea, desarrollaron las primeras reacciones selectivas con nitrilos para la síntesis de aminas, «moléculas nitrogenadas muy importantes porque suelen estar presentes en fármacos». El objetivo era demostrar que su propuesta mejora la eficiencia y rapidez del trabajo y reduce la generación de residuos. Para ello, prepararon «una molécula con conocidas propiedades anticancerígenas, cuya síntesis era muy larga e ineficaz». Hasta ahora, esta labor requería de rutas sintéticas muy complejas y«apenas se podían preparar unos pocos miligramos». «Nosotros pudimos preparar un gramo de compuesto en tan solo una semana», subraya.

¿Y cuál es la aplicación práctica de su trabajo?La más relevante apunta al campo de la medicina. «La reacción que hemos desarrollado se podría aplicar en la síntesis de varios tipos fármacos de oncología y neurociencia», plantea el investigador vallisoletano. También en otros campos «como ciencia de materiales y pesticidas». «Nuestra ruta permite acceder a cantidades suficientes de este material para ensayos que permitan explorar si esta molécula podría ser un fármaco efectivo», resume.

En la investigación han participado seis autores, todos químicos pero con perfiles «bastante diferentes». «Algunos de mis compañeros provienen de la Química Orgánica pura, otro colaborador es químico computacional, la rama más teórica, mientras que yo me formé inicialmente en Química Inorgánica. El profesor Hoveyda, que es el líder del grupo, está en el medio de todos y es capaz de sacar lo mejor de todas estas maneras diferentes de ver el mismo problema. El artículo tiene enfoques de todos estos campos y esto se nota en el resultado final, que lo hace más completo y profundo», relata Juan del Pozo, integrante del equipo principal.

ESPAÑA NO PUEDE COMPETIR «CON UNA FINANCIACiÓN TAN POBRE»

Antiguo alumno del instituto Parquesol y licenciado por la UVA, en 2016 finalizó su tesis doctoral en el departamento de Química Inorgánica con los profesores Pablo Espinet y Juan Casares. A partir de ahí, su historia es la de tantos otros investigadores talentosos, ‘fugados’ al extranjero en busca de oportunidades que no encuentran en España. Becado por la Fundación Alfonso Martín Escudero, se mudó a Boston en 2016. «Tenía ganas de una nueva aventura, de aprender y de ponerme a prueba. Aquí están algunos de los centros que mejor investigación hacen en todo el mundo y me llamaba mucho la atención la oportunidad de aprender de los mejores. También me interesaba mucho la experiencia vital. Otro país, otra cultura, otro idioma…», confiesa.

De cara al futuro, su proyecto personal consiste en «seguir investigando y disfrutando» de lo que hace: «me gustaría algún día poder liderar mi propio proyecto y seguir creciendo».

¿Y esos planes pasan por España? «Esa es una pregunta difícil. Sí que me gustaría volver porque es mi casa. También creo que merecemos una ciencia que sea de referencia y todos tenemos la obligación de ayudar a que crezca. La realidad es que es difícil poder mantener el nivel de la investigación que ahora mismo se hace en centros punteros en el mundo con una financiación tan pobre como la que hay ahora mismo en España. También es difícil encontrar sitios que apuesten por gente joven para liderar laboratorios porque el sistema es muy rígido, pero si surgiera una buena oportunidad donde poder hacer un buen trabajo, por supuesto, me encantaría», concluye.

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