Diario de Valladolid

La Diputación de Valladolid se juega en la capital y Medina del Campo

El bastón está en jaque porque no se prevé una mayoría absoluta y la presidencia dependerá de pactos políticos

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Publicado por
Laura G. Estrada
Valladolid

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La elección de alcaldes y del resto de concejales que configurarán las corporaciones municipales a partir del 26 de mayo tendrá repercusión directa no sólo en los propios ayuntamientos, sino también, de forma indirecta, en la Diputación, pues la distribución de sillones en la institución provincial para el próximo mandato dependerá del reparto de votos que cada partido político coseche en cada uno de las tres circunscripciones en las que se divide el territorio. Y se vaticinan cambios.

El previsible baile de representantes en el partido judicial de Valladolid, donde se elige el grueso de los diputados, y en el de Medina del Campo, la segunda zona con más peso, dibuja un nuevo mapa de gobernabilidad, sin mayorías absolutas y con pactos abiertos. La única demarcación donde no se prevén variaciones es la de Medina de Rioseco.

En la zona norte, por tanto, el Partido Popular mantendría dos diputados y el PSOE, uno. Es complicado que aquí se ‘cuelen’ más fuerzas debido a las características poblacionales, pues se trata, en su mayoría, de pequeños enclaves donde los partidos no mayoritarios o emergentes no han logrado formar candidatura. Y, sin lista en los pueblos, se antoja difícil lograr un ‘hueco’ en la Diputación, puesto que muchos vecinos ni siquiera les podrán votar en las municipales.

Sin embargo, en las demarcaciones de Valladolid y Medina el panorama cambia. Tanto, que la Diputación se juega en la capital y en la Villa de las Ferias, cuestión que no deja de ser paradójica porque se trata de poblaciones de más de 20.000 habitantes, donde no se pueden aplicar buena parte de las políticas provinciales.

En el caso de la franja sur de la provincia, PP y PSOE obtuvieron cuatro diputados cada uno en la anterior cita electoral pero, en esta ocasión, Ciudadanos podría ‘arañar’ un representante. En primer lugar, por cuestión de probabilidad, ya que en 2015 el partido naranja sólo presentó candidatura en tres localidades de la demarcación y, ahora, el número se eleva a nueve.

En segundo lugar, por su fuerte apuesta en la localidad de Medina del Campo. Confían en que el ‘tirón’ nacional de Albert Rivera tenga repercusión en la joven candidata que opta a la Alcaldía, y en que Candidatura Independiente no les reste votos, como denunciaron en su día, por la confusión del nombre de los partidos.

Teniendo en cuesta estas variables, y a tenor de los resultados nacionales –pues aunque no se puedan extrapolar, sí son un indicativo de tendencia de voto–, el ascenso de PSOE y Ciudadanos frente a caída del PP podría suponer que el partido de Rivera logre un representante en la Diputación, en detrimento del partido de Casado.

En la zona judicial de Valladolid también se pronostica un cambio de asientos. En juego, 16 representantes. Es aquí, en la franja central de la provincia, donde la irrupción de VOX y el mayor respaldo obtenido por Ciudadanos en las pasadas elecciones nacionales ponen en evidencia la ruptura definitiva del bipartidismo tradicional entre la izquierda y la derecha y donde más fragmentación puede haber.

De hecho el actual mandato –el que se configuró a partir de los resultados municipales de 2015–, ya refleja el cambio de tendencia, pues los escaños se repartieron entre cinco partidos políticos, algo que no había sucedido en toda la historia de la Diputación de Valladolid en la Democracia reciente. En consecuencia, los asientos en estos últimos cuatro años han estado muy repartidos: Partido Popular (7), PSOE (5), Toma la Palabra (2), Ciudadanos (1) y Podemos (2).

Qué pasará a partir del 26 mayo es una incógnita aún por despejar pero los partidos ya están haciendo cábalas y, tomando como referencia los recientes resultados nacionales, también se vaticinan muchos cambios. El auge de VOX, por ejemplo, podría tener incidencia en la circunscripción de Valladolid y que el partido de Abascal obtenga un diputado. Aunque únicamente ha presentado candidaturas en diecisiete localidades de la provincia, el grueso se concentra en esta zona y, además, se han centrado en los grandes enclaves, como Arroyo, Aldeamayor, Cabezón, Cigales, La Cistérniga, Renedo, Simancas, Tordesillas y Zaratán, además de la propia capital.

También Ciudadanos tiene opciones de aumentar su presencia en una institución provincial donde ahora ostenta un asiento. De nuevo, por cuestión de probabilidades, ya que se presentan en más localidades de la circunscripción (de hecho el 65% de sus listas se concentran en esta zona) y porque también están presentes en los enclaves de mayor entidad donde, a priori, es más asequible lograr concejales y, por tanto, representación.

Ambos partidos, VOX y Ciudadanos, parece que pueden ‘rascar’ votos por la derecha y restárselos al Partido Popular, mientras que está por ver si por la izquierda el auge del PSOE tendrá incidencia en Toma la Palabra o mantendrán los actuales diputados (5 y 2 respectivamente).

A la espera de conocer el escrutinio de votos de los comicios municipales para saber con exactitud los ‘colores’ que teñirán el plenario provincial, lo que sí parece seguro es que no habrá una mayoría absoluta, como ya ocurrió en el presente mandato, el más fragmentado de la Democracia, con cinco fuerzas representadas.

Entonces Jesús Julio Carnero tuvo que pactar su investidura con Ciudadanos para que el Partido Popular pudiera seguir presidiendo la institución provincial durante cuatro años más.

El partido naranja fue entonces la llave para gobernar la Diputación y puede volver a serlo. Habrá que ver, eso sí, a quién prestará su apoyo. Porque la escasa distancia entre los dos partidos mayoritarios provocará que sean las fuerzas con menor representación las que hagan que la balanza se incline hacia un lado o el otro.

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